Escenario

Irina Darlée 1921-2008 

Ayer por la tarde, decenas de amigos de Irina Darlée —entre escritores, diplomáticos y personalidades del mundo del arte y la cultura— se dieron cita en el cementerio La Villa de Guadalupe para despedir a la escritora e infatigable promotora cultural, a quien la muerte encontró con un libro entre las manos. Entre quienes tomaron la palabra durante las honras fúnebres destaca la participación de Tasso Hadjidodou, uno de los más grandes amigos de la escritora, quien la describió como “un ser excepcional”. En su breve pero sentido discurso, indicó que Irina fue una embajadora cultural que “llevaba las dos culturas (alemana y guatemalteca) a todos lados a donde iba”. Agregó que ella “daba cariño a todo el que la rodeaba, irradiaba confianza y transmitía todo lo bueno que tiene un ser humano”.

Huella indeleble

Irina Darlée, columnista de esta sección, vino a Guatemala en 1972 y a lo largo de los 36 años que vivió en esta tierra que adoptó como suya dejó impresa su huella como escritora e impulsora del arte guatemalteco y alemán.

Nació en Moscú, el 1 de mayo de 1921, vivió en Berlín y, tras la segunda conflagración mundial, se trasladó junto con sus padres a El Salvador, en 1948, donde establecieron una fábrica de perfumes.

En 1972 se mudó a Guatemala y pronto se incorporó al mundo de la cultura. En ese año fundó y dirigió el Instituto de Cultura Alejandro von Humboldt, que forma parte de la Red de Institutos Goethe de Alemania.

Graduada en Periodismo y, posteriormente, en Filosofía y Letras por la Universidad Cumplutense de Madrid, Darlée también ganó un espacio dentro de las letras y el periodismo.

Fue catedrática de Literatura Alemana y Universal en la Universidad Rafael Landívar durante más de 25 años. De su vocación literaria surgieron las novelas Aunque es de noche, Al azar de los caminos, Viaje inconcluso, Rosaura, Los hijos de Rosaura y el libro de cuentos Encuentros y desencuentros; además de sus Crónicas escogidas, obras a las que se suman sus Memorias de un vago ayer, de carácter autobiográfico.

De acuerdo con sus últimas columnas dejó inéditos otros textos que planeaba publicar.

Incursionó en el periodismo con el género de crónicas de viajes y columnas de opinión que fueron publicadas en los diarios El Imparcial y Prensa Libre.

Fue una infatigable promotora cultural e impulsora de artistas guatemaltecos en todas las ramas. Su incansable labor fue reconocida por instituciones nacionales y extranjeras. Descanse en paz.

Luto en las letras y la cultura ante el sensible deceso de la escritora y promotora cultural