Ciudad Guatemala

La primera impresión


A muchos nos ha pasado que, con solo ver a una persona estamos seguros de cómo será, si nos agradará o no, su clase social, sus gustos, etc..

  14 julio, 2017 - 09:24 AM

A muchos nos ha pasado que, con solo ver  a una persona estamos seguros de cómo será, si nos agradará o no, su clase social, sus gustos, etc.. Y es que tardamos menos de un minuto en analizar todo lo que esta persona representa, pero ¿Qué tan certero será nuestro juicio, dado que no la conocemos?

La primera impresión, como su  nombre lo dice es lo primero que  las personas perciben de nosotros basados en segundos de conocernos, tal es el caso de las entrevistas laborales, reuniones o  bien el primer día en la escuela o trabajo. Generalmente analizamos la vestimenta de una persona, su tono de voz, rasgos faciales y otros factores y luego formamos un juicio.

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¿Por qué formamos un juicio tan rápido sin mayor fundamento?

 

Los psicólogos nos dicen que, en ocasiones, lo hacemos no en 30 segundos, sino en milésimas de segundo. En apenas un suspiro sabemos si una persona es de nuestro agrado o no, si nos inspira confianza o no.  ¿Por qué ocurre esto? Es un aspecto que tiene que ver con la evolución de nuestra especie.

Las personas necesitamos hacer evaluaciones instantáneas para tomar decisiones al momento. En cierto modo, esos análisis aparentemente tan rápidos tienen mucha relación con nuestra personalidad, con nuestros miedos y también con nuestras necesidades. Disponemos de esa parte instintiva –y casi irracional- que nos indica al instante si algo es inofensivo o amenazante, pero también pesa mucho nuestra propia experiencia.

 

¿Cómo funciona la primera impresión?

La mayoría de nuestras decisiones las tomamos de modo rápido y mediante el inconsciente, ahí donde está archivados nuestros recuerdos, nuestras sensaciones, nuestras experiencias, nuestra personalidad.

 

El cerebro lo que hace es organizar la información en categorías, y a partr de ahí hace comparaciones rápidas. Muy rápidas y siempre con ayuda de las emociones. ¿Se parece esta persona a alguien de nuestro pasado que nos hizo daño? ¿Ese tono de voz te es agradable? ¿Es su sonrisa tan sincera como la de nuestro padre, o es tan falsa como la de nuestra vecina?

¿Y entonces, nos dejamos llevar?

 

Aunque sea una reacción automática, no siempre es bueno quedarnos con esa primera impresión.  Lo más aconsejable es entablar un contacto, una conversación o una relación, que sin duda nos dará más detalles de esa persona.  Piensa en cómo podrían verte los demás y cómo no quieres que lo hagan, para no juzgar premeditadamente.

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