Odebrecht: un gigante de la construcción… y la corrupción
Además de ser una empresa de construcción, Odebrecht S.A. también es un conglomerado de ingeniería, agricultura y producción petroquímica.
Odebrecht es un gigante brasileño con tentáculos en 26 países, donde provee energía y agua, construye carreteras, aeropuertos y estadios y hasta fabrica submarinos. Pero fue la exportación de su modelo de corrupción lo que popularizó su nombre.
Su exCEO Marcelo Odebrecht, de 49 años, detenido hace dos años y medio, pasará este martes a un régimen de prisión domiciliaria para empezar a cumplir el resto de los 10 años de cárcel a que fue condenado.
A continuación, las claves de la compañía y su exdirigente caído en desgracia.
– Una empresa familiar –
Además de ser una empresa de construcción, Odebrecht S.A. también es un conglomerado de ingeniería, agricultura y producción petroquímica.
Creada en 1944 en el estado de Bahia (nordeste) como una constructora civil, Odebrecht SA es actualmente un conglomerado de capital familiar que se forjó al calor de la obra pública. Su último balance, de 2015, mostraba una facturación de 39.111 millones de dólares y un plantel de 128.426 empleados.
Ese año marcó un punto de inflexión: el arresto de Marcelo Odebrecht, nieto del fundador y tercera generación de presidentes del grupo.
La mayoría de las acusaciones están ligadas a su unidad de construcción, responsable por el 43,7% de sus ingresos. Su portafolio incluye obras en el parque olímpico de Rio; en el estadio Maracaná; en el puerto de Mariel, en Cuba; viviendas en Panamá; el aeropuerto Simón Bolívar, en Venezuela; el de Nacala, en Mozambique y la carretera Frand Parkway, en Texas.
El escándalo obligó a reducir la plantilla de trabajadores, actualmente entre 75.000 y 80.000.
– Departamento de sobornos –
Bajo el mando de Marcelo Odebrecht, las actividades de corrupción se multiplicaron.
Los investigadores del caso Lava Jato descubrieron que Odebrecht sobornaba políticos para asegurarse millonarios contratos sobrefacturados en Petrobras y otras empresas estatales.
Los políticos también recibían sobornos -a título personal o disfrazados de donaciones electorales- a cambio de leyes y regulaciones favorables a la compañía.
Semejante movimiento de dinero por debajo de la mesa era meticulosamente registrado y gestionado por un departamento dentro de la empresa, dedicado exclusivamente a esa tarea.
Tras resistir durante casi dos años a una lluvia de acusaciones, el grupo acordó revelar sus delitos para suavizar las condena y poder salvar la empresa.
Así, 77 ejecutivos y exejecutivos firmaron un acuerdo de delación premiada y relataron en detalle los engranajes de la corrupción.
Marcelo pudo reducir de 19 a 10 sus años de condena.
– Escándalo internacional –
Los investigadores descubrieron que el esquema de sobornos de Odebrecht S.A. había sido replicado en otros países de Latinoamérica, como México, Ecuador, Venezuela y Perú.
El Departamento de Justicia de Estados Unidos anunció el año pasado que Odebrecht S.A. y su filial petroquímica Braskem pagarían una multa de 3.500 millones de dólares -un récord internacional en casos de corrupción- después de haber admitido que pagaron 788 millones de dólares en sobornos en una docena de países.
El eventual colapso de la empresa llevó al juez brasileño Sergio Moro, que envió a prisión al exCEO del grupo, a encender las alarmas.
“Se trata de una empresa que por su dimensión económica, con un patrimonio de miles de millones de dólares, tiene un papel relevante en la economía brasileña (…) Hasta es razonable, dentro del contexto, discutir su sobrevivencia, mediante mecanismos de compensación, para preservar la economía y los empleos”, escribió.