Ciertos alimentos, como las hamburguesas y los sándwiches, cuando son comprados en restaurantes y cafeterías de comida rápida, están asociados a un mayor nivel de ftalatos en la orina.
Hasta ahora sabíamos que comer fuera está asociado al consumo de más azúcar, sal y grasas de lo recomendado por los expertos en nutrición. Ahora resulta que ese hábito también parece aumentar nuestra exposición a los ftalatos, unos químicos derivados del plástico que son dañinos para nuestra salud.
Así lo concluyó un equipo de investigadores de las universidades estadounidenses de Washington y California, Berkeley, que analizaron los restos de ftalatos en la orina de más de 10.000 personas en Estados Unidos a las que previamente se les había preguntado qué y donde habían comido el día anterior.
Los científicos hallaron que las personas que decían comer con más frecuencia en restaurantes, cafeterías y establecimientos de comida rápida tenían niveles de residuos de ftalatos un 35% mayores que las personas que decían consumir alimentos preparados en casa, según el estudio publicado en la revista científica Environmental International.
Los ftalatos o ésteres de ácido ftálico son un grupo de productos químicos industriales utilizados para la fabricación de plástico, para hacerlo más flexible o resistente.
Pero son nocivos para la salud humana: además de ser desestabilizadores del sistema hormonal o endrocino, numerosos estudios los vincularon a malformaciones del feto, asma, cáncer e infertilidad, entre otros problemas de salud.
De hecho en EE.UU. y la Unión Europea se prohibió su uso en juguetes y en cualquier material diseñado para estar en contacto con menores, ya que sus cuerpos aún están en desarrollo.
Sin embargo los ftalatos se siguen utilizando para fabricar muchos productos utilizados en el proceso de producción de comida, como las cajas de plástico para llevarla, los guantes para manipular los alimentos, los equipos con los que se procesa la comida y otros objetos utilizados en la cadena de producción, tanto en restaurantes, como cafeterías y establecimientos de comida rápida.
Numerosas investigaciones científicas previas concluyeron que estos químicos se pueden filtrar de los contenedores o envoltorios plásticos a los alimentos.
“La mujeres embarazadas, los niños y los adolescentes son más vulnerables al efecto tóxico de estos químicos que alteran el sistema hormonal, así que es importante encontrar maneras de limitar nuestra exposición”, dice Julia Varshavsky, la autora líder del estudio, de la Facultad de Salud Pública de la universidad de California, Berkeley.
Varshavsky y su equipo concluyeron que ciertos alimentos, como las hamburguesas y los sándwiches, cuando son comprados en restaurantes y cafeterías de comida rápida, están asociados a un mayor nivel de ftalatos en la orina.
Los investigadores, que para el estudio utilizaron los datos de una encuesta nacional sobre salud y nutrición realizada entre 2005 y 2014 (conocida como NHANEs por sus siglas en inglés), comprobaron que el 61% de los participantes dijeron haber cenado fuera el día anterior.
Los resultados mostraron que la asociación entre los fatalatos y el comer fuera era significativa para todas las edades pero aún mayor para los adolescentes.
Este grupo demográfico, más consumidor de comidas rápidas fuera del hogar, tenía un nivel de ftalatos 55% mayor que el de las personas que solo habían comido en casa.
“Nuestros resultados sugieren que para la población de Estados Unidos comer fuera puede ser una fuente importante b”, dijo Ami Zota, investigadora del instituto Milken de salud pública de la universidad George Washington, que participó en el estudio.
Los autores del estudio creen que futuras investigaciones deberían abordar cuáles son las intervenciones más eficaces para retirar los ftalatos de la cadena alimentaria.