En las elecciones, que tuvieron una participación de 61.40% de los 4.2 millones de votantes.
El derechista Mario Abdo Benítez, hijo del secretario privado del dictador Alfredo Stroessner, ganó por estrecho margen la presidencia de Paraguay y espera los resultados de su partido Colorado en el Congreso, clave para su gobernabilidad.
“El pueblo votó por la unidad y no por la división. Me comprometo a ser factor de unión del Paraguay”, dijo conciliador Abdo Benítez en su primer discurso después de ser proclamado presidente electo.
Su elección fue saludada por el departamento de Estado de Estados Unidos, que destacó “el compromiso de Paraguay con los valores democráticos”.
El presidente argentino Mauricio Macri también se congratuló por la elección. “Espero que pronto podamos trabajar juntos por el bienestar de nuestros pueblos”, dijo.
“Marito”, como se le conoce popularmente, ganó por 3,7 puntos de ventaja al liberal Efraín Alegre, quien postuló por la coalición de centro izquierda Alianza Ganar.
El resultado es muy inferior a la proyección de las encuestas, que llegaron a darle hasta 20 puntos de ventaja.
“Hay una diferencia de tres puntos, lo que significa que la gente está buscando un cambio. Ese cambio somos la Alianza”, aseveró Leo Rubín, compañero de fórmula de Alegre, al conocer los resultados.
En las elecciones, que tuvieron una participación de 61,40% de los 4,2 millones de votantes, se decidía también la composición del nuevo Congreso y los gobernadores de los 17 departamentos.
Y aunque el partido Colorado ratificó la hegemonía que casi ininterrumpidamente ha mantenido desde hace 70 años, las encuestas no le aseguran una mayoría parlamentaria.
El Tribunal Electoral dará resultados preliminares de la votación parlamentaria este lunes, pero aún no anunciará la nueva composición del Congreso, “considerando los márgenes mínimos que puede haber entre dos postulantes”.
“La diferencia con la que ganó Abdo Benítez puede causarle problemas de gobernabilidad. El partido Colorado tiene que replantearse”, comentó a la AFP la analista Ati Snead, de la firma de sondeos Ati Snead y Asociados.
Al aceptar su derrota en la presidencial, Alegre lanzó una advertencia. “Creemos que el cambio en Paraguay es irreversible, más temprano que tarde”, dijo.
Paraguay, que salió de 35 años de dictadura en 1989, ha vivido bajo la hegemonía del partido Colorado desde 1947, con la sola excepción del gobierno del exobispo y expresidente izquierdista Fernando Lugo (2008-2012), quien fue destituido en un juicio político un año antes de completar su mandato.
“Los colorados tienen vocación de poder. Tienen un voto disciplinado y una tradición de participar en los procesos electorales, además de un esquema de manejo del funcionariado que está intacto desde la época de Stroessner y que les da resultados electorales”, explicó Snead.
La función pública, en la que se desempeñan unas 300.000 personas, es una de las pocas fuentes de empleo en este país en el que la pobreza alcanza a 26,4% de la población y la informalidad abarca a cerca del 40% de la economía.
Y en su discurso de la victoria, Abdo Benítez agradeció de manera directa a los funcionarios públicos.
Las primeras palabras de “Marito” tras el triunfo fueron también para evocar a su padre, mano derecha de Stroessner, cuya dictadura dejó al menos 400 muertos, además de exiliados y desaparecidos.
“No puedo olvidarme de recordar a mi padre, que fue un gran colorado”, declaró ante sus seguidores.
Pero la posibilidad de un regreso a un sistema autoritario y represivo es descartada por los analistas.
“Los jóvenes ya no conocen el autoritarismo. No es una vuelta del stronismo. El proceso histórico que vive el país no va a permitir que resurja el stronismo”, aseguró Snead.
Magdalena López, coordinadora del Grupo de Estudios Sociales sobre Paraguay de la Universidad de Buenos Aires, resalta, de su parte, que pese a que hubo muy pocos juicios por los crímenes de la dictadura, Stroessner murió en el exilio en Brasilia.
“Nunca pudo volver a Paraguay. Ninguno de los gobiernos colorados que le sucedieron concedió darle el indulto”, dijo a la AFP.
Abdo Benítez, que debe asumir la presidencia el próximo 15 de agosto, tendrá como uno de sus primeros desafíos el combate a la pobreza.
Paraguay muestra buenos resultados en los índices macroeconómicos, con un crecimiento promedio de 4% anual desde hace más de una década, apoyado fundamentalmente en las exportaciones agrícolas.
Sin embargo, el saliente presidente Horacio Cartes reconoció que deja una “deuda social”.
Con información de:“En Paraguay falta todo por hacer. Tenemos deudas sociales. No se concibe que con toda la riqueza que tenemos y siendo siete millones de habitantes tengamos la pobreza que tenemos”, dijo.