Emily Penn está preocupada por los efectos del plástico en la salud humana, es por eso que viajará hasta la isla de basura para seguir investigando.
Emily Penn es una experimentada navegante galesa que está convencida de que el plástico tiene un impacto tóxico en la salud, especialmente en la de las mujeres.
Penn llegó a esa conclusión después de observar sus propios análisis médicos.
Por eso, su plan es viajar con su barco y un equipo exclusivamente femenino a investigar la mayor acumulación de plástico marino del mundo.
El grupo llevará a cabo experimentos científicos en la “isla de basura” o el “continente de plástico”, como se lo conoce, en el océano Pacífico, que es tres veces más grande que el territorio de Francia.
En marzo de este año, los científicos publicaron su última estimación del tamaño de lo que oficialmente se denomina el giro del Pacífico Norte.
Se trata de la acumulación de plástico en movimiento de la “isla de basura” y está formado por vientos y corrientes oceánicas que hacen girar el material de la misma manera que el agua cae en un remolino por un desagüe.
El estudio concluyó que la cantidad de plástico desechado allí era hasta 16 veces mayor que las estimaciones anteriores.
Además de contar la cantidad de basura en los mares, los científicos ahora están en la fase de examinar cuán tóxicos pueden ser los plásticos para los animales y los humanos.
Esta misión recolectará datos sobre plásticos en los mares, en el aire y en los sedimentos y se compartirán con universidades en Reino Unido, EE.UU., Canadá y Suiza.
Para Emily Penn, el impacto potencialmente tóxico proviene de la descomposición de los plásticos en el océano, provocada por el agua de mar y la luz solar, lo que es motivo de gran preocupación.
Estos pequeños fragmentos contienen sustancias químicas que son similares a la hormona sexual estradiol y esto puede afectar la fertilidad en animales y humanos.
“Cuanto más conozco sobre los químicos que estamos encontrando en los océanos, más comencé a entender que muchos son disruptores endocrinos”.
“Imitan a las hormonas y están empezando a entrar en nuestros cuerpos“, dijo a la BBC desde Hawái, donde comenzó la misión.
“Cuando analicé mi propio cuerpo, encontré parte de algunos de estos productos químicos que encontramos en el océano y en el plástico dentro de mí”, reveló.
“Durante el embarazo es fundamental que las mujeres no tengan estos disruptores hormonales porque podemos transmitirlos a nuestros hijos a través del parto y la lactancia”, afirmó.
“Fue eso lo que me llevó a unirme a estas mujeres. Me di cuenta de que es un tema muy centrado en las mujeres debido a la naturaleza tóxica de lo que estamos enfrentando”.
Emily Penn lleva involucrada en asuntos ambientales por varios años y organizó la mayor limpieza comunitaria de la pequeña isla del Pacífico, Tonga.
Ha navegado alrededor del mundo en un barco alimentado con biodiesel y cofundó eXXpedition, que realiza una serie de viajes exclusivamente femeninos.
A principios de este mes, recibió el premio Points of Light que reconoce a los voluntarios sobresalientes que realizan un cambio en su comunidad.
Con su equipo a bordo del barco de investigación de 22 metros de eslora Sea Dragon, Emily navegará 3.000 millas náuticas.
Viajará desde Hawái, en medio del Pacífico, a Vancouver en la costa oeste de Canadá y luego a la ciudad estadounidense de Seattle.
Un equipo de 10 mujeres de diferentes países formará parte en cada sección del viaje.
El grupo llevará redes de arrastre para recolectar plástico, tomará muestras de aire y agua, y registrará datos de la vida silvestre a lo largo de la travesía.
“Buscaremos los químicos en la superficie de los plásticos y particularmente en las áreas donde viven las tortugas”, dijo Emily Penn.
“También investigaremos los sedimentos de los plásticos que se hundieron hasta el fondo y observaremos el aire y las microfibras que están presentes en el aire que respiramos: estamos llevando la ciencia al siguiente nivel”.
Además de liberar toxinas, los plásticos son increíblemente absorbentes y actúan como esponjas para otros químicos dañinos que flotan en el océano.
Los animales acuáticos confunden los microplásticos con alimentos y los consumen, absorbiendo estos contaminantes.
Como en última instancia no se descomponen, estos productos químicos se concentran en los cuerpos de las criaturas y se magnifican a medida que ascienden en la cadena alimentaria.
Entonces, un depredador como el atún contendrá concentraciones mucho más altas que algo parecido a un camarón o un pez pequeño.
Además de la parte científica, la tripulación de Sea Dragon tendrá como objetivo concienciar al público sobre el problema de los plásticos y buscar soluciones.
Mientras que las series de televisión como Blue Planet 2 de la BBC encendieron la alarma sobre los plásticos, se necesita hacer aún más.
“La percepción general es que tenemos un problema pero a veces no lo entendemos“, opinó Penn.
“Cuando pones una red de malla fina en el agua y levantas 1.000 piezas microplásticas casi invisibles, luego te das cuenta de que tenemos 5.000 millones de fragmentos en la superficie de nuestros océanos y no podemos salir y limpiarlo, porque es del mismo tamaño que las algas y el zooplancton”.