Las pandillas Mara Salvatrucha (MS-13) y Barrio 18 en El Salvador suman poco más de 17.000 miembros encarcelados, entre activos y retirados, que afrontan prolongadas penas por homicidios y extorsiones, entre otros delitos.
Nacidas en calles de Los Ángeles, Estados Unidos, las pandillas, culpadas por la mayoría de homicidios en El Salvador, cuentan con unos 70.000 miembros, pero miles más viven a expensas de ellas, de acuerdo a las autoridades.
Según cifras oficiales, en 2017 se registraron en el país 3.954 homicidios, 60 por cada 100.000 habitantes, una de las tasas más altas del mundo.
Las pandillas se dedican a la extorsión y el narcomenudeo, aunque en los últimos años se ha revelado que algunos líderes pandilleros usaron el dinero del crimen para crear negocios de transporte y moteles, entre otros, que han sido desmontados por fuerzas de la ley.
El hacinado sistema penitenciario en El Salvador sumaba al 9 de julio, 38.815 presos, de los que el 43% son pandilleros.
Los pandilleros en El Salvador están recluidos en seis cárceles, una de ellas de máxima seguridad y rigor, que está ubicada en Zacatecoluca, sureste del país.
La Mara Salvatrucha y su facción disidente denominada 503 suma en las cárceles 8.690 miembros, entre los que figuran 508 mujeres.
También existen otras organizaciones pandilleras con 721 integrantes.
Hay menores de edad pertenecientes a las pandillas, que en seis centros de resguardo suman 1.276. De ellos, 694 de la MS-13 y 582 de la Barrio 18.
Originadas en calles de Los Ángeles, Estados Unidos, las pandillas han sido blanco de ataques del gobierno del presidente Donald Trump, que en sus discursos califica a sus miembros como “animales”, a la hora de acusar al bando demócrata de promover una política de fronteras abiertas y un aumento de la criminalidad en Estados Unidos.
Con información de: © Agence France-Presse