En 1977, el superviviente logró su segundo título de campeón del mundo con Ferrari. Abandonó la competición en 1979 pero regresó a los circuitos en 1982, al volante de un McLaren con el cual conquistó en 1984 su último título mundial.
Niki Lauda hospitalizado en Viena donde se ha sometido a un trasplante de pulmón, es una leyenda de la F1 asociada para siempre a su terrible accidente en 1976, que no le impidió conseguir tres campeonatos del mundo y prosperar en el transporte aéreo.
Operado este jueves en el Hospital general (AKH) de Viena, donde llegó procedente de sus vacaciones en Ibiza después de haber contraído un virus pulmonar, el presidente no-ejecutivo de la escudería Mercedes, de 69 años, vio su estado “evolucionar de manera muy positiva dentro de la gravedad”, indicó Walter Klepetko, quien lo operó.
Esta personalidad mundial recibe el apodo de ‘Fénix’, un sobrenombre adecuado. El 1 de agosto de 1976, tras un accidente que tuvo lugar cuando pilotaba su Ferrari a 220km/h en el circuito alemán de Nürburgring, permaneció cerca de un minuto en la cabina en llamas antes de ser retirado por tres competidores.
Las imágenes del terrible accidente del vigente campeón del mundo dieron la vuelta al planeta. La leyenda no había hecho más que empezar.
Porque seis semanas después de haber recibido la extrema unción en la cama del hospital, Niki Lauda tomó la salida en el Gran Premio de Italia bajo la estupefacción general a pesar de su sufrimiento y sus lesiones en la cara y en la cabeza.
Lucharía por el título hasta la última carrera con el británico Jamese Hunte, finalmente coronado. Este duelo épico, revelador del coraje y de la voluntad fuera de lo normal del austriaco, fue llevado al cine en 2013 con la película ‘Rush’, del americano Ron Howard.
En 1977, el superviviente logró su segundo título de campeón del mundo con Ferrari. Abandonó la competición en 1979 pero regresó a los circuitos en 1982, al volante de un McLaren con el cual conquistó en 1984 su último título mundial.
Contratado por Mercedes en 2012, el hombre del eterno gorro publicitario que esconde a medias sus cicatrices permanece omnipresente en los circuitos, donde es apreciado por su experiencia y su franqueza, que lamenta especialmente la pérdida del aspecto de “combate de gladiadores” de su deporte.
Su falsa salida de la F1 está relacionada con su segunda pasión, la aviación civil. Pionero del chárter privado, creó en 1979 la compañía Lauda Air, que revendió con beneficios a Austrian Airlines en 2002.
Lejos de ser la última pirueta de este sabio hombre de negocios, que además es piloto de línea, en 2004 creó la muy rentable compañía de bajo coste Niki, que revendió en 2011 a la alemana Air Berlín.
Después de una jugada de billar a tres bandas que llevó en secreto, el pasado mes de enero recuperó su antigua compañía, arrebatándosela al grupo hispano-británico IAG/Vueling.
El último golpe de teatro del ‘Fénix’ llegó en marzo, cediendo el 75% de su participación a la irlandesa Ryanair, sumando más beneficios y permaneciendo como codirigente de la compañía, rebautizada LaudaMotion.
Lauda, que explota además una pequeña sociedad de jets de negocios, conoció el drama como jefe de la compañía. El 26 de marzo de 1991, el Boeing 767 de Lauda Air que cubría la ruta Bangkok-Viena se estrelló con 223 personas a bordo debido a un fallo técnico estructural. No hubo supervivientes.
Nacido el 22 de febrero de 1949 en una familia de la burguesía vienesa, Andreas Nikolaus Lauda, conocido como Niki, tiene cuatro hijos fruto de dos matrimonios diferentes, con edades entre los 8 y los 39 años.
Los gases tóxicos inhalados durante su accidente en 1976 le han provocado una fragilidad pulmonar. También sufrió dos transplantes de riñón en 1997 y en 2005.
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