Zaria Gorvett / BBC Future
En el comienzo, se trataba de “histeria”. Desde los magos médicos del antiguo Egipto hasta los filósofos barbudos de la Grecia clásica, los hombres han reflexionado sobre esta condición durante miles de años.
Los síntomas de esta eran bastante amplios e incluían desde ansiedad hasta las fantasías eróticas. Una cosa estaba clara: sólo les ocurre a las mujeres.
Platón creía que la histeria era causada por el “útero en duelo”, que estaba triste cuando no cargaba un hijo.
Sus contemporáneos creían que se daba cuando este órgano quedaba atrapado en diferentes partes del cuerpo, una que creencia persistió hasta el siglo XIX, una época en la que este desorden famosamente se trataba haciendo llegar a las mujeres al orgasmo con un vibrador.
Incluso ahora, la noción de que la biología de una mujer puede aturdir su cerebro es parte de la cultura popular.
Si una mujer está de mal humor, se le pregunta si “está en sus días”. Si tiene deseo sexual se le dice que “podría estar ovulando”.
Resulta que esto no está infundado. Algunas mujeres realmente se sienten más ansiosas e irritables alrededor de su periodo, y es cierto que tenemos más motivación sexual cuando estamos ovulando. (Aunque los síntomas no pueden explicarse siempre así).
Pero lo que no todos saben es que el ciclo menstrual también puede afectar el cerebro de una mujer de forma positiva.
Las mujeres son mejores en ciertas habilidades, como la conciencia espacial, después de su período.
Tres semanas antes son significativamente mejores comunicadoras y, aunque parezca raro, son particularmente buenas detectando cuando alguien tiene miedo.
Además, durante parte de su ciclo sus cerebros son más grandes.
¿Qué ocurre?
Los “úteros vagabundos” no son la principalmente fuente de estos cambios. Son los ovarios que liberan estrógeno y progesterona en distintas cantidades durante el mes.
Esas hormonas, que deciden cuándo liberar un óvulo, tienen efectos profundos en los cerebros y la conducta de las mujeres.
Los científicos han estado estudiando el ciclo menstrual desde la década de 1930.
Es un tema de investigación sorprendentemente popular. Ahora sabemos que la menstruación tiene todo tipo de efectos, desde influir en la capacidad de una mujer para dejar de fumar hasta los tipos de sueños que tiene cada noche.
Pero esta montaña de conocimiento no nació de una fascinación con la biología femenina. Se derivó del deseo de entender las formas en que se diferencian los hombres y las mujeres, y por qué.
Un ejemplo de estas diferencias está en nuestro cerebro. Las diferencias físicas entre los sexos se extienden a este órgano y los científicos han sospechado desde hace años que se debe a las hormonas.
Una forma en que las mujeres se diferencian de los hombres es que tienen habilidades sociales superiores.
Las mujeres tienen mejor empatía y mejor “teoría de la mente”, el entendimiento de que otros humanos tienen una perspectiva distinta a la nuestra.
También tienen mejores capacidades de comunicación.
“Las mujeres hablan más pronto que los hombres, tienen más fluidez verbal que los hombres y son mejores que ellos deletreando”, dice Pauline Maki, psicóloga de la Universidad de Illinois, en Chicago (EE.UU.).
Se cree que esta ventaja social evolucionó porque hace miles de años las madres elocuentes eran mejores al expresar información vital a sus niños, como no comer plantas venenosas.
Pero ¿están involucradas las hormonas? Y si así ¿en qué grado?
En 2002, con colegas del Centro de Investigación de Gerontología en Baltimore, Maki decidió investigar cómo los niveles fluctuantes de estrógeno afectan las capacidades de las mujeres durante cada mes.
Cada participante fue evaluada dos veces: una antes de su período, cuando sus niveles de estrógeno y progesterona eran bajos, y otra vez una semana después de que ovularan, cuando el estrógeno y la progesterona eran altos.
Fue un estudio pequeño, que involucró a 16 mujeres, a quienes se les pidió que completaran una serie de pruebas mentales.
Los resultados fueron notables.
Durante los días en los que las participantes tenían más hormonas femeninas en su sistema, fueron significativamente peores en las cosas en las que los hombres son buenos (como conciencia espacial), y mucho mejores en las cosas en las que las mujeres tienden a ser mejores (como la capacidad de presentar nuevas palabras).
Cuando los niveles de hormonas eran más bajos, su capacidad espacial quedaba restaurada.
Una capacidad que mejoró cuando las hormonas femeninas eran más altas, fue “el recuerdo implícito”, que Maki describe como un tipo de memoria subconsciente y espontánea.
Como resultado, Maki cree que estos cambios mensuales fueron principalmente motivados por el estrógeno.
Las hormonas afectan dos regiones vecinas del cerebro.
La primera es el hipocampo, que está involucrado en el almacenamiento de recuerdos. Cada vez hay más evidencia de que el hipocampo es vital para las habilidades sociales, ya que poder recordar tus propias experiencias puede ayudarte a entender las motivaciones de los otros.
Esta región se hace más grande cada mes, cuando las hormonas femeninas están circulando.
La segunda es la amígdala, que nos ayuda a procesar emociones, especialmente miedo y la decisión entre luchar o huir.
De esta forma, la capacidad de las mujeres para reconocer el miedo se incrementa cada mes al máximo junto con sus niveles de estrógeno.
Si esta hormona es responsable, esto también podría explicar por qué las mujeres tienden a tener mejores habilidades sociales en general.
La idea está apoyada por el hecho de que las mujeres que no tienen la capacidad de producir estrógeno no son tan buenas reconociendo el miedo y tienden a tener pocas habilidades sociales.
Así, la próxima vez que alguien te pregunte si “estás hormonal”, puedes contestarle que sí, y esto no necesariamente será algo malo.
Puedes leer la historia original de BBC Future en inglés aquí.