Ciudad Guatemala
Morales ya sabía lo que sus funcionarios iban a anunciar y optó por una visita a Mixco relajada, donde las preguntas sobre Velásquez, la Corte o la CICIG, simplemente debían ser ignoradas.
Mientras Sandra Jovel, Enrique Degenhart y José Luis Donado se preparaban para declarar que Iván Velásquez no entraría al país, pese a la resolución de la Corte de Constitucionalidad. Jimmy Morales anotó un gol, en una portería resguardada por uno de sus guardaespaldas.
La anotación, literalmente ocurrió. El mandatario corría por la cancha del nuevo complejo deportivo de Mixco, el cual minutos antes había inaugurado. Y “se echo un gol”, no sin antes fallar en un primer intento. Su grito de celebración inundó la solitaria cancha, la cual solo compartía con Neto Bran, alcalde de Mixco, José Luis Chea, Ministro de Cultura, y el cuerpo de seguridad que protege al jefe de gobierno.
Era la hora ideal, el momento ideal
Morales ya sabía lo que sus funcionarios iban a anunciar y optó por una visita a Mixco relajada, donde las preguntas sobre Velásquez, la Corte o la CICIG, simplemente debían ser ignoradas.
Jimmy sonreía. Como pocas veces lo ha hecho en estos días.
Y así, el Presidente regresó a los tiempos en los que era EL de Moralejas. “¿Se recuerda de mi hermano? El feíto?”, le preguntó a la audiencia cuando comenzó a tornarse en el tipo al que le gusta contar historias. Y de allí en adelante dejo de ser Jimmy.
Se convirtió en Neto.
El mandatario recordó sus tiempos de basquetbolista. En el fútbol no era muy bueno. “Jugaba de portero”, contó. Pero el recuerdo le llevó a la pantalla, “pero fui futbolista en una película: El Repechaje”. Y de allí a contar de los pueblos, Nito (protagonizado por su hermano Sammy, procesado por el caso Botín Registro) y Neto tenían una teoría que el mandatario replico sobre los nombres de los lugares.
San Goloteo el Chiquito, habría sido su lugar de nacimiento, pero también hay un San Goloteo el Grande… así también el cerro de Tepezco Arriba y Tepezco Abajo. “El problema es cuando construyan la ciudad a la mitad del cerro”, ironizó Neto.
“Y esto lo digo por el humor que tenemos, y para que los medios tengan noticia”, el comediante había desaparecido, de nuevo era el mandatario.
El chiste desapareció. Pero Morales, recordando a Neto, regresó a la cancha. Disparó. Esta vez, el balón rodó hacia la esquina derecha ante el movimiento pasivo de uno de sus guardaespaldas.
Gol.
De nuevo, el Presidente grita. Sabe que se ha anotado una victoria, o quizá dos, en un día que las sonrisas para Neto o para Jimmy le dieron el triunfo en su juego de geopolítica, de justicia, de corrupción, de soberanía. En el día que confirmó la salida de Iván Velásquez.
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