Jackeline Caal, de 7 años y originaria de Alta Verapaz, fue detenida por la policía de frontera del estado de Nuevo México y falleció bajo custodia de las autoridades estadounidenses, un caso que ilustra la dramática realidad de miles de niños que entran ilegalmente a Estados Unidos con sus padres.
Esta tragedia que generó conmoción en Estados Unidos se produce en un momento en que hay casi 15 mil menores extranjeros no acompañados a cargo del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS). Según las estadísticas estos niños pasan en promedio 60 días en estos centros.
Las autoridades estadounidenses confirmaron que la niña murió el 8 de diciembre pero indicaron que siguieron los protocolos adecuados y que ahora hay que esperar los resultados de la autopsia, que podrían tardar varias semanas.
En un informe consular, las autoridades guatemaltecas dijeron que un grupo de migrantes entre los que estaba Nery Caal, de 29 años, y su hija de siete fueron detenidos en la noche del 6 de diciembre por las autoridades fronterizas estadounidenses en Nuevo México.
“De acuerdo a la información oficial en el trayecto hacia la estación de la patrulla fronteriza de Lordsburg, la niña presentó un cuadro de fiebre y vómitos”, lo que requirió que los paramédicos la atendieran para estabilizarla, indicaron las autoridades consulares guatemaltecas, que informaron que en la mañana el estado de la niña se había agravado.
Según el Departamento de Seguridad Interior (DHS) de Estados Unidos el grupo estaba compuesto por 163 personas.
Cuando la menor llevaba ocho horas detenida comenzó a tener convulsiones, de acuerdo con el DHS. Entonces fue examinada y como tenía más de 40 ºC de fiebre, las autoridades decidieron trasladarla en una ambulancia aérea a la localidad de El Paso, en Texas.
Las autoridades estadounidenses informaron que en el hospital la niña logró ser revivida tras sufrir un paro respiratorio pero que no logró recuperarse y murió menos de 24 horas después.
El padre fue asistido por los representantes del consulado de Guatemala, que lo ayudaron con un intérprete ya que su lengua materna es el quekchí.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha hecho de su tolerancia cero a la inmigración uno de los ejes de su agenda, lo que le ha valido críticas y acusaciones de que usa a los migrantes con afán de obtener un rédito político.
Una caravana de miles de migrantes centroamericanos generó una gran atención mediática tras salir de San Pedro Sula en octubre y captó la atención de Trump, que durante la campaña para las elecciones de mitad de mandato denunció “una invasión”.
Los migrantes, que huyen de la pobreza y la violencia de las maras, arriesgan su vida en peligrosos cruces por Nuevo México, Texas y Arizona, para llegar a Estados Unidos.
La secretaria del DHS, Kirstjen Nielsen, expresó sus condolencias por la muerte de la niña y expresó que las autoridades atendieron a la menor de manera inmediata.
“Este es un ejemplo muy triste de los peligros de esta travesía. Esta familia eligió cruzar ilegalmente”, afirmó en una entrevista a la cadena Fox.
Para contener la inmigración, Trump quiere construir un muro en la frontera con México y durante la campaña ordenó el despliegue de miles de tropas.
En medio de la implementación de la política de tolerancia cero entre el 5 de mayo y el 9 de junio, 2.300 migrantes menores de edad fueron separados de sus padres, un hecho que generó indignación en el país y en todo el mundo.
La muerte de la niña fue recibida con pesar por asociaciones que defienden los derechos humanos y por la oposición.
El portavoz para medios hispanos del Comité Nacional del Partido Demócrata indicó que desde que el gobierno comenzó a aplicar la política de tolerancia cero se ha visto un “aumento de los tratos crueles hacia los migrantes”, citando los casos de niños separados de sus padres colocados en jaulas y el uso de gas lacrimógeno.
“Necesitamos que haya una investigación inmediata para asegurarnos que esto no va a volver a ocurrir”, dijo la Comisión.
Para la Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU) “esta tragedia representa lo peor que puede pasar cuando se detiene a niños en condiciones inhumanas”.
“Lanzamos un llamado a que haya una investigación rigurosa sobre cómo pudo producirse esta tragedia”, afirmó esta ONG.
Ilhan Omar, una refugiada que huyó de la guerra en Somalía y que acaba de ser elegida para el Congreso estadounidense, dijo en Twitter: “Podría haber sido mi hija o la suya”.