Más de 300 cocineros participan de un concurso nacional de cocina en Corea del Norte. El evento dura tres días, y es parte de los festejos por el aniversario del nacimiento de su antiguo líder, Kim Jong Il, el 16 de Febrero de 1941.
En un restaurante estatal de Pyongyang, cientos de chefs norcoreanos se esmeran en los montajes de los platos durante un concurso nacional de cocina en un país que sufre penurias alimentarias crónicas.
Han preparado unos samsaek gaepitok (tortas de arroz rellenas con una masa de alubia negra o roja), yak kwa (galletas de trigo frito glaseadas con miel) y calabacines rellenos. Lo que cuenta es la precisión.
Durante tres días, unos 300 chefs, en su mayoría mujeres, realizan 40 platos distintos. Los ganadores se llevan como premio libros de recetas, material culinario, medallas y diplomas.
Muchos curiosos acudieron a este restaurante sin calefacción para verlo en directo. Iban vestidos con abrigos y algunos filmaron a los concursantes con su teléfono móvil.
“La comida norcoreana es excelente porque se caracteriza por sabores frescos y nítidos, sin impresión de mezcla”, dice el juez Han Jong Guk, de profesión pastelero.
La hambruna de los años 1990, llamada la “Marcha Ardua”, que causó cientos de miles de muertos, es agua pasada. Pero el rendimiento agrícola sigue siendo muy inferior al promedio mundial y muchos habitantes están desnutridos.
“La inseguridad alimentaria crónica y la desnutrición son considerables”, escribió esta semana la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en su documento de 2019 “Necesidades y prioridades”.
Alrededor del 43% de los 10,9 millones de norcoreanos se ven afectados por la inseguridad alimentaria, un tercio de los niños no tienen el mínimo de comida necesario y uno de cada cinco niños padece retraso en el crecimiento debido a una desnutrición crónica, agrega la FAO.
A diferencia de los arrozales inundados de agua, los campos de patatas no necesitan ser horizontales. Las autoridades quieren que se conviertan en un producto básico.
El concurso nacional de cocina también es una manera de promocionar este tubérculo. En una de las salas, unas mesas crujen por el peso de los platos elaborados a base de copos de patata: pizzas, fideos e incluso pastel de chocolate.
Kim Kum Hun, organizador del concurso y miembro del comité central de la Asociación de Cocineros coreanos, reconoce que su plato preferido es el bistec pero no desprecia a la patata.
Una hectárea produce 20 toneladas de patatas, contra menos de 10 toneladas de arroz. Los tubérculos también son más rentables una vez convertidos en harina, lo que supone un aliciente para los productores y empresarios en un momento en que Kim entreabre la economía al mercado.
Pyongyang se ve sometido a múltiples sanciones debido a sus programas nuclear y balístico prohibidos. Alardea de ser autosuficiente.
Al organizador no le parece relevante el hecho de que el concurso se celebre en un país abrumado por las penurias porque dice que el socialismo acabará triunfando.
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