El gobierno de Daniel Ortega y la oposición esperan este martes avanzar en la formulación de las reglas de las negociaciones en busca de una salida a la crisis política en Nicaragua, bloqueadas en el tema de los testigos y acompañantes del diálogo.
En la quinta jornada de conversaciones “nos centraremos en la definición de los testigos y acompañantes de la negociación, parte medular de la hoja de ruta”, anunció la opositora Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia (ACJD) en un comunicado.
“Nuestra esperanza es que el gobierno venga con suficiente autoridad para decidir los puntos pendientes”, dijo el jefe de la delegación opositora, Carlos Tünnermann, al ingresar a la reunión en Managua.
En las conversaciones, que comenzaron el 27 de febrero a puertas cerradas, la delegación del gobierno, dirigida por el canciller Denis Moncada, y la Alianza tratan de formular una “hoja de ruta” antes de abordar los temas de fondo.
Hasta el momento, las partes han logrado ponerse de acuerdo en aspectos relativos al “funcionamiento de la negociación”.
También han avanzado en la definición de los “garantes” del diálogo, que la oposición pide sean la OEA y la ONU, dijo a la AFP el académico Ernesto Medina, miembro de la delegación opositora.
“Necesitamos la presencia de organismos que le den confianza y transparencia al diálogo, tanto a los participantes como a la población”, porque “se van a discutir temas cruciales para el futuro de país y los acuerdos que se tomen no pueden quedar en papel mojado”, afirmó.
La oposición demanda también que los obispos católicos se reincorporen al diálogo como testigos, aunque en este punto hay discrepancias con el gobierno.
Los obispos anunciaron el lunes su retiro, alegando que no habían sido invitados por las partes.
“Se espera que el gobierno responda este martes a la propuesta que hemos presentado” sobre la incorporación de los obispos, indicó Medina.
El diálogo busca resolver la profunda crisis que atraviesa Nicaragua a raíz de las protestas antigubernamentales que estallaron en abril pasado, cuya represión dejó 325 muertos, cientos de detenidos, miles de exiliados y la economía en recesión, tras una década de crecimiento.
Ortega aceptó volver a la mesa con sus opositores en medio del aislamiento internacional que enfrenta su gobierno y la crisis que envuelve a su aliado venezolano Nicolás Maduro.
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Con información de: AFP