En Suiza inventaron una técnica que permite convertir las cenizas de un ser querido fallecido en preciosos diamantes.
La empresa suiza Algordanza, con sede en la ciudad de Neuchatel, ha lanzado una alternativa única a los servicios funerarios. La compañía ha desarrollado una tecnología que permite convertir los restos del ser querido fallecido en diamantes sueltos o fijados en una joya.
“Se pueden conseguir uno o varios diamantes de la misma persona, o incluso de la unión de varias personas”, se explica en el sitio web de Algordanza, especificando que el resultado depende de “la concentración de carbono presente en la esencia” de los cabellos o cenizos que sean entregados.
El primer paso consiste en aislar el carbono de los restos incinerados, ya que el ser humano se compone en un 20% de este elemento.
Se limpia la sustancia para conseguir su pureza y se transforma su estructura molecular en grafito para crear piedras en altas temperaturas.
Finalmente la sustancia se cristaliza para que el diamante mantenga su composición.