Son pueblos que ya no existen y de los que que casi no se recuerda mucho.
La zona donde se instaló el Canal de Panamá, hace más de 115 años, era vastamente poblada y fue un motor comercial en su momento.
Así lo apunta la investigadora Marixa Lasso, autora del libro “Borrados: la historia no contada del Canal de Panamá”, de publicación reciente.
“Existe la idea de que se construyó sobre la selva, pero no es así. Era el área más densamente poblada del país y había pueblos de muy diferentes tradiciones”, afirma la historiadora en entrevista con BBC Mundo.
Lasso añade que estas poblaciones, muchas de ellas forjadas por migrantes de diversas partes del mundo, tuvieron que moverse “con mucho dolor” ante la imposición de la construcción del paso que desde 1914 conecta al mar Caribe con el océano Pacífico.
“Esos lugares ya no existen porque se tomó la decisión de despoblar toda la zona. No hubo opción de quedarse para los que vivían ahí. En tres años sacan a todos”, explica la experta.
El Canal de Panamá fue una ambición que antecede a la época republicana de América.
El propio Cristóbal Colón y después los colonizadores Vasco Núñez de Balboa y Hernán Cortés recorrieron la zona en búsqueda de un paso que permitiera unir al Atlántico con el Pacífico.
En aquel momento, esa posibilidad era considerada fundamental para facilitar el traslado de las riquezas minerales de los territorios que después serían Bolivia, Colombia y Perú hacia puertos españoles.
Mucho tiempo después, en el siglo XIX, el célebre geógrafo Alexander von Humboldt retomó la idea de abrir un acceso que dinamice el comercio y el flujo de personas.
Panamá fue, desde 1821, uno de los estados miembros de la llamada Gran Colombia. Sin embargo se constituyó en república independiente en 1903.
Ya en ese entonces, tanto Estados Unidos como Europa veían al naciente país como la zona para el paso marítimo que tanto añoraban.
Los puertos más importantes de la época de la colonia en el Caribe fueron Cartagena y Santa Marta, ambos en Colombia.
Panamá, sin embargo, tenía las conexiones “más globales”, dice Lasso y añade que por eso fue vista como un objetivo por las potencias de ese entonces.
Francia tuvo la iniciativa inicial a mediados del siglo XIX, gracias a la influencia de Von Humboldt. Sin embargo, fue Estados Unidos el que logró materializar la construcción del canal desde 1911.
“Fue una decisión estadounidense, no una panameña. En Panamá nadie ganaba nada con eso”, apunta Marixa Lasso.
La historiadora indica que Washington fue el gran ganador y utilizó la zona para potenciar sus empresas comerciales.
“Fue obligatorio y forzado, no hubo opción para que se queden. Borraron pueblos enteros“, indica la investigadora.
Lasso añade que fueron trenes los que se utilizaron para movilizar a decenas de miles de personas que se encontraban en las “pequeñas ciudades” donde después se abriría el canal.
“Todos fueron expropiados”, concluye.
El Canal de Panamá trajo multimillonarias ganancias a EE.UU. a cambio de una renta anual de US$250.000.
Desde su inauguración, en 1914, fue declarado bajo tuición perpetua de Estados Unidos, y desde entonces poco se habló de las poblaciones que en esa zona estaban asentadas.
“Allí había grupos de comerciantes y habitantes que tenían negocios. Ya eran pequeños espacios industriales”, indica Lasso.
La investigadora resalta que no solo existían diferentes sistemas económicos, sino también creencias religiosas.
“Incluso había un templo chino“, dice la historiadora.
Estados Unidos, tras un acuerdo entre los gobernantes Jimmy Carter y Omar Torrijos hecho en 1977, devolvió la soberanía del canal a Panamá en 1999.
Por Panamá no solo salieron las riquezas de las colonias españolas, también fue el puerto de acceso de mercancías estadounidenses y europeas hacia Sudamérica.
“Siempre fue un lugar muy importante para el transporte, antes y después de la apertura del canal“, dice Lasso.
De hecho, reseña la historiadora, la fiebre del oro estadounidense de mediados del siglo XIX encontró en Panamá su mejor ruta comercial.
Con el tiempo, Panamá se convirtió en un distribuidor de mercancías como electrodomésticos, bebidas y joyas.
El canal volvió a soberanía panameña y fue considerado todo un símbolo de cambio de época.
“Es importante en la historia de Panamá, pero, ¿realmente era necesario ese costo humano? “, se pregunta Lasso.