Había una vez dos bellas princesas con madrastras malvadas que vivían en la misma región de Alemania que los hermanos Grimm y que, muy posiblemente, inspiraron la historia de "Blancanieves y los siete enanitos".
Una de ellas estuvo en las noticias esta semana pues su lápida, que se creyó perdida, fue recuperada, restaurada y expuesta en el Museo Diocesano de Bamberg, en el sur de Alemania.
Se trata de Maria Sophia von Erthal, cuyo padre era el príncipe Felipe Cristóbal von Erthal.
La otra era Margaretha von Waldeck, la hija de un aristócrata alemán llamado Felipe IV, conde de Waldeck.
Pero, ¿por qué se piensa que son los personajes históricos detrás del cuento de hadas?
“Blancanieves y los siete enanitos” de Jacob y Wilhelm Grimm fue publicado en 1812.
Hacía parte de una colección de más de 200 relatos llamada “Kinder- und Hausmärchen“ (Cuentos para la infancia y el hogar) e incluía “Rapunzel”, “Hansel y Gretel”, “Cenicienta” y “La bella durmiente”, que hoy conocemos como encantadores cuentos con finales felices.
No obstante, las versiones de Grimm son sorprendente, a veces horrorosamente, diferentes.
Cenicienta no tiene una hada madrina, sus hermanas feas no son feas, pero sí se rebanan sus pies para tratar de meterlos en la zapatilla de cristal. Y las palomas les picotean los ojos.
Rapunzel está embarazada cuando la encierran en la torre. Y, para que el príncipe convertido en rana recupere su forma original no hay que besarlo sino estrellarlo contra la pared.
Pero aunque que no sean los cuentos de hadas como se hicieron populares, sin los hermanos Grimm quizás no los conoceríamos en absoluto.
Los hermanos Grimm eran de los eruditos alemanes más importantes de su tiempo y, siendo folkloristas y lingüistas, lo que hicieron fue recoger música y relatos populares que sobrevivían gracias a la tradición oral.
En otras palabras, “convirtieron en literatura las historias que escucharon de la gente local“, como le dijo a la BBC el director del Museo Diocesano de Bamberg Holger Kempkens.
Por eso no es desatinado pensar que las historias estuvieran inspiradas en personajes reales, aunque alteradas al pasar de boca a boca.
Rapunzel, por ejemplo, parte de la historia de Santa Bárbara, la mártir a quien su padre encerró en una torre para impedir que se convirtiera al cristianismo antes de decapitarla cuando ella lo hizo.
El cuento de Blancanieves tiene varios elementos famosos:
… que se llamaba…
La baronesa Von Erthal creció en un castillo en Lohr am Main, a unos 100 km al oeste de Bamberg, en el norte de Baviera y murió en 1796.
Los hermanos Grimm vivieron durante mucho tiempo cerca de Hanau, que está a solo 50 km de Lohr am Main.
“La historia de la vida de Sophia era muy conocida a principios del siglo XIX“, le dijo Kempkens a la BBC, refiriéndose a una de las dos mujeres cuyas vidas tienen similitudes con la historia de Blancanieves.
En el caso de la baronesa Von Erthal, un historiador local en Lohr, Karlheinz Bartels, investigó y encontró que:
Sin embargo, no había ataúd de vidrio (a pesar del negocio de vidrio de su padre), ni manzana envenenada, ni príncipe salvador.
De hecho, la vida de Sophia no tuvo el final feliz del cuento.
La baronesa se quedó ciega en su juventud y murió soltera en un convento, a los 71 años.
“Aunque no podemos probarlo con certeza, hay indicios de que Sophia fue la modelo para crear Blancanieves”, señaló Kempkens.
Así como la baronesa Von Erthal, Margaretha von Waldeck, quien nació en 1533, creció en una ciudad minera en la que trabajaban personas bajitas o niños, perdió a su madre cuando era muy joven y su padre se casó con una mujer que se ajustaba a la descripción de “madrastra malvada”.
Se llamaba Claudia Elisabeth Maria von Venningen, era la condesa de Reichenstein y, al igual que el cuento de hadas, era muy vanidosa y no le caían bien sus hijastros.
Según documentos de la ciudad de Bad Wildungen, Margaretha era famosa por su belleza así que, a instancias de su madrastra, a los 12 años fue enviada a vivir con su tío materno. En ese viaje atravesó un área conocida como “Siete Colinas”.
Como cuenta el historiador alemán Eckhard Sander, en su investigación “Blancanieves: ¿un cuento de hadas?”, a los 17 años, su padre la envió a la corte de María de Hungría de Bruselas, gobernadora de los Habsburgo de los Países Bajos y hermana de Carlos V, emperador del Sacro Imperio Romano.
Margaretha estaba siendo usada como una pieza de ajedrez en un juego político.
Sus padres anhelaban mejorar la relación con el emperador y lograr la liberación de Felipe I, Landgrave de Hesse, que había sido encarcelado en Bruselas por su papel en la Guerra de Schmalkaldic.
El caso es que entre sus muchos admiradores en la corte, fue Felipe II de España el que vislumbró a la hermosa niña y decidieron casarse.
Pero esa unión fue vista como políticamente inconveniente, de manera que no mucha gente la apoyaba, incluido el padre de Felipe, el sacro emperador romano, y los padres de Margaretha, quienes rechazaron al pretendiente potencial pues su idea no era que ella terminara en España.
El caso es que la salud de Margaretha empezó a fallar y, por más esfuerzos que se hicieron para aliviarla, falleció a los 21 a causa de una misteriosaenfermedad.
Médicos e investigadores creyeron que había sido envenenada.
Aunque se especuló sobre los posibles asesinos, entre ellos no pudo estar su madrastra, pues ya estaba muerta cuando Margaretha se enfermó.
No obstante, algo curioso sucedió en esa misma época y área: un viejo malvado fue arrestado por darles manzanas con veneno a los niños.
Si bien no hay evidencia de que Margaretha se comiera una de esas manzanas envenenadas, su muerte por veneno y esa serie de asesinatos pueden haberse conjugado para inspirar la versión de los hermanos Grimm de la historia.
Aunque es plausible que elementos de las vidas de estas aristócratas hayan entrado en la cultura popular de la región para luego ser recogidos por los hermanos Grimm, a menos de que se encuentre documentación certera, nunca sabremos si fue así.
Pero, aunque ellas no lo tuvieron, para las ciudades de donde provenían Maria Sophia von Erthal y Margaretha von Waldeck el final es feliz.
Gracias a los hermanos Grimm, un relato regional pasó a ser universal y año tras año alimenta la imaginación de niños, muchos de los cuales más tarde visitan los lugares en los que quizás una vez, hace mucho, mucho tiempo vivió una niña buena y bella llamada Blancanieves, con siete enanitos y una malvada madrastra.