Los científicos han fertilizado con éxito los óvulos tomados de dos rinocerontes blancos del norte, un año después de que el último macho muriera. ¿Se podrán salvar estos animales en peligro de extinción?
Zoólogos, biólogos y conservacionistas de Kenia, Italia, la República Checa y Alemania llevan años trabajando juntos en un proyecto único: quieren salvar una especie biológicamente ya extinta: el rinoceronte blanco del norte. Y hay buenas noticias: Los investigadores pudieron desarrollar con éxito dos embriones. Ahora serán implantados en hembras de rinocerontes del sur. DW habló sobre el complejo proceso con Thomas Hildebrandt, jefe del proyecto en el Instituto Leibnitz para la Investigación de animales de zoológicos y silvestres (IZW).
En realidad, los rinocerontes blancos del norte ya están extinguidos. Solo dos hembras de la especie, Najin y su hija Fatu, viven todavía en un área protegida en Kenia. Sin embargo, no hay más machos. Sudán, el padre de Fatu, fue el último macho de la especie. Murió en marzo de 2018. Una reproducción con las dos hembras aún vivas no fue posible por razones médicas.
Fertilización in vitro
Sin embargo, los investigadores no han perdido la esperanza de que la especie aún pueda ser salvada, porque en los frigoríficos de los institutos de investigación todavía hay semen de otros machos, como Saut y Suni. Saut murió en 2006 en la Republica Checa y Suni en 2014 en la reserva keniana Ol Peteja.
El 22 de agosto, investigadores del Instituto Leibnitz extrajeron un total de diez óvulos de las dos hembras en Kenia. Este es un procedimiento muy difícil y peligroso, recuerda el zoólogo Thomas Hildebrandt: “Operamos en vasos sanguíneos que tienen diámetros muy pequeños y nuestra aguja tiene un agujero de dos milímetros. Y cuando un vaso sanguíneo de ese tamaño es perforado, el animal se puede desangrar y hasta morir”.
Semen de mala calidad
Antes de que se les permitiera a los científicos intentar el experimento, fue necesario realizar una gran cantidad de trabajo científico preparatorio y de persuasión: “Teníamos que ganarnos la confianza del Servicio de Vida Silvestre de Kenia. Al mismo tiempo tuvimos que demostrar que nuestros métodos científicos son tan seguros que el riesgo para los pacientes iba a ser mínimo”, cuenta Hildebrandt en entrevista con DW.
Aproximadamente diez especialistas de Europa participaron en la complicada extracción de los óvulos. Afortunadamente el equipo tuvo éxito con ambos animales. Sin embargo, la extracción de los óvulos fue solo el comienzo de un largo procedimiento.
Los investigadores pudieron fertilizar con éxito siete de los óvulos un laboratorio especial en Cremona, Italia. Y este procedimiento no es nada sencillo. “El semen del rinoceronte es mucho, mucho peor que el de la mayoría de los humanos, donde esta tecnología ya ha producido cuatro millones de niños hoy en día, en todo el mundo.”, explica Hildebrandt.
Proceso complicado
A diferencia de los humanos, la fertilización de los óvulos de rinoceronte tuvo que ser apoyada técnicamente. “Se trata de un proceso muy especial, desarrollado por nuestros colegas italianos. En vez de una cánula afilada se necesita una especie de microtaladro. El procedimiento se llama Pizzo Drilling”, explica el científico.
Pero las dificultades no acaban aquí: “De estos siete óvulos, se logró generar cuatro embriones. Y estos cuatro embriones afortunadamente produjeron dos blastocitos. El resultado final podría ser una nueva vida y una nueva esperanza para esta especie”.
Los blastocitos son embriones en un estado de desarrollo avanzado. Ahora se insertarán en el útero de las hembras de rinoceronte blanco del sur. Estas podrían entonces convertirse en madres subroganes para los bebés de rinocerontes blancos del norte.