Una de cada cinco muertes en el mundo es causada por septicemia, también conocida como el "envenenamiento de la sangre".
Según un estudio de la Universidad de Washington basado en registros médicos de 195 naciones, 11 millones de personas mueren al año a causa de esta enfermedad, más de las que mueren por cáncer.
Los investigadores detrás del estudio afirmaron que las cifras son “alarmantes” pues doblan las estimaciones anteriores.
La mayoría de los casos ocurren en países de ingresos medios y pobres, pero incluso las naciones más ricas lidian a diario con la fatal enfermedad.
Pero, ¿qué es la septicemia?
La septicemia es también conocida como el “asesino silencioso” porque puede ser muy difícil de detectar.
Es causada cuando el sistema inmune entra en colapso porque, además de combatir una infección, también comienza a atacar otras partes del propio cuerpo.
Quienes sobreviven pueden quedar con daños a largo plazo y discapacidad pues la septicemia provoca fallos en los órganos.
Los principales desencadenantes de esta condición son las bacterias y los virus que causan infecciones diarreicas o enfermedades pulmonares.
Las estimaciones globales anteriores, que arrojaban una cifra de 19 millones de casos y 5 millones de muertes, se basaron en un puñado de países occidentales.
El análisis de la Universidad de Washington -publicado en la revista de medicina británica The Lancet- asegura que hay 49 millones de casos al año, de los que mueren unos 11 millones de personas.
Esto significa que una de cada cinco personas en el mundo muere a causa de esta enfermedad.
“Trabajé en las zonas rurales de Uganda, y la septicemia se ve todos los días”, afirmó una de las investigadoras, Kristina Rudd.
“Mis colegas que tratan pacientes en terreno en países de ingresos medios y bajos han estado advirtiendo esto durante años, que la septicemia es un problema importante. Por eso, no estaba tan sorprendida pero no esperaba que fuera el doble de la estimación anterior”, agrega.
La gran mayoría de los casos (85%) se encuentran en países de ingresos medios y bajos.
Pero incluso en países como Reino Unido, la septicemia es todo un desafío. La tasa de mortalidad – 48 mil al año – es más alta que en países como España, Francia o Canadá.
Los niños son quienes tienen el mayor riesgo, con cuatro de cada 10 casos en niños menores de cinco años.
Ahora, ¿cómo se puede hacer frente a esta peligrosa enfermedad? Una posible solución tiene que ver con reducir la cantidad de infecciones. Esto significa contar con un buen sistema sanitario, acceso a agua limpia y a vacunas.
El otro desafío es mejorar el sistema de identificación de pacientes con septicemia para tratarlos antes de que sea demasiado tarde.
El tratamiento temprano con antibióticos o antivirales para eliminar una infección puede marcar una gran diferencia.
El académico de la Universidad de Washington, Mohsen Naghavi, indicó que están “alarmados” tras descubrir que las muertes por septicemia son mucho más altas de lo estimado previamente, “especialmente porque la condición es prevenible y tratable”.
“Necesitamos un enfoque renovado en la prevención de la septicemia entre los recién nacidos y en la lucha contra la resistencia a los antimicrobianos, un factor importante de la enfermedad”, agregó.
En adultos, hay varios síntomas que pueden ayudar a descifrar si se sufre o no se septicemia.
Entre ellas, tras una infección severa, el paciente puede sufrir temblores extremos o dolor muscular, disnea severa, frecuencia cardíaca y temperatura corporal altas, piel manchada y no orinar en un día, así como lentitud en el habla.
En niños, en tanto, una apariencia manchada, azulada o pálida, el estar muy letárgico (o difícil de despertar), la respiración rápida y convulsiones pueden ser algunos indicios de que esté sufriendo una septicemia.