Irma Reyes miraba la televisión cuando vio algo que la inquietó. En la pantalla estaba la fotografía de su sobrino y su esposa, a quienes días antes había albergado en su casa.
Era un programa de noticias que informaba del secuestro y asesinato de la niña Fátima, de 7 años de edad, un caso que conmocionó a México y que desencadenó una inédita movilización policial para capturar a los responsables.
La fotografía que vio Irma era la de quienes, según la Fiscalía General de Justicia de Ciudad de México (FGJCM), eran sospechosos del crimen.
Se trataba de Gladys Giovana Cruz Hernández y Mario Alberto Reyes Nájera, sus huéspedes.
La mujer contó en entrevistas a medios locales que miró a la pareja y con voz dura los confrontó.
“¿Qué hicieron?”, preguntó, pero solo hubo silencio como respuesta. Irma, entonces, le pidió a la esposa de su sobrino que ambos se entregaran, pero se negaron.
Irma entonces volvió a encararlos: “Díganme la verdad, ustedes hicieron esa infamia ¿verdad?“. La mujer relató que después de eso, su reacción fue de aceptación.
El gesto sacudió a la mujer, pero se repuso. “Lo estoy viendo en la tele, ¡me van a decir quién mató a la niña!”, insistió. “¿Quién la mató?”.
Mario, entonces, acusó a su esposa. “Fue ella”, pero después confesaron que los dos asesinaron a la niña.
Ese fue el inicio de la captura de quienes en ese momento eran las personas más buscadas de México.
Irma salió de su casa, junto a un cerro en el municipio Isidro Fabela del estado de México, y pidió a un hermano que buscara a la policía. “Voy a entregar a Giovanna y a Mario, ellos son los que están en la tele”, dijo.
La pareja trató de huir, pero en ese momento llegaron varios policías municipales, a quienes Mario ofreció 500 pesos (US$27) para que los dejaran libres.
Fue inútil. La pareja fue detenida por cohecho, y un juez ordenó después su captura por el secuestro y asesinato de Fátima.
La FGJCM anunció que solicitará la pena máxima para la pareja, que de ser encontrada culpable podría recibir una sentencia de entre 80 y 140 años de prisión.
El asesinato de Fátima es uno de los casos que más indignación ha causado en el país en los últimos años.
La niña de 7 años desapareció el 11 de febrero al salir de la escuela, mientras esperaba a que su madre la recogiera.
Una mujer que posteriormente fue identificada como Giovanna, se le acercó, la tomó de la mano y empezaron a caminar.
El momento fue registrado por cámaras de seguridad del Gobierno de Ciudad de México. La pareja caminó por algunas calles y luego abordó un automóvil blanco.
A partir de ese momento nada se supo de la niña hasta el sábado 15 de febrero, cuando su cuerpo fue encontrado sin vida con huellas de abuso sexual y tortura.
Estaba dentro de un costal envuelto con una bolsa de plástico, a menos de 5 kilómetros de su escuela.
Las autoridades emprendieron una amplia operación para encontrar a los responsables del crimen.
Las pistas les llevaron al sitio donde vivían Mario y Giovanna, cerca de la casa de Fátima. Allí encontraron la ropa de la niña y restos de sangre, que resultaron ser de ella.
La cacería de la pareja se extendió a las estaciones de autobuses de la capital y estados vecinos, así como el aeropuerto de Ciudad de México. También se emitió una alerta para las fronteras del país.
La operación terminó cuando Irma Reyes entregó a Mario y a Giovanna.
En algunas entrevistas, Irma Reyes explicó que la pareja confesó por qué secuestró a la niña, y cómo terminó por matarla.
Giovanna le dijo que su esposo “quería un regalito, una novia joven que le durara para siempre”.
La mujer alegó que tenía miedo porque su pareja había amenazado con abusar de los hijos de ella, por eso dice que decidió llevarle a Fátima.
“Me dijo que iba a verlo con una de mis hijas. Me espanté y fui y se la traje”, le contó a Irma.
La pareja le aseguró que no tenía intención de asesinar a la niña, pero que cuando se dieron cuenta de que su familia la buscaba decidieron terminar con su vida.
Después se fueron con sus hijos a la casa de Irma. Mario tenía varios años de no ver a su tía, después de que su padre se suicidara en ese lugar.
La mujer cuentaque recibió a la familia sin problema por el recuerdo de esa muerte. Pero cuando supo por qué buscaban su ayuda, cambió de opinión.
No está claro si la decisión de entregarlos a la policía municipal de Isidro Fabela fue definitiva en el caso.
Las autoridades ya seguían el rastro de la pareja e incluso ubicaron con drones la casa donde se escondían.
Mario y Giovanna permanecieron 48 horas en una cárcel del vecino municipio de Atizapán acusados de cohecho.
Este viernes fueron trasladados a Ciudad de México donde serán encarcelados en la prisión de Santa Martha Acatitla, en el oriente de la capital, para ser sometidos a juicio.
En las afueras de la FGJCM se reunieron decenas de personas que los insultaron y exigieron para ellos la mayor pena de cárcel.