El gobierno de México llevaba semanas anunciando que pasaría, y finalmente sucedió: el coronavirus llegó al país.
as autoridades sanitarias confirmaron este viernes el primer caso de covid-19 tras el resultado positivo que arrojó un hombre de 35 años en Ciudad de México que había viajado recientemente a Italia, donde ya se registraron más de 800 infectados.
El anuncio fue hecho en la conferencia de prensa que cada día ofrece el presidente Andrés Manuel López Obrador con relativa tranquilidad. Es cierto que ya se había alertado de que México no se libraría del nuevo virus.
“Lo advertimos desde el inicio, esto no se puede contener. Eso no quiere decir que no se pueda mitigar la transmisión hasta el grado potencial de eliminarlo”, dijo el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell.
“Tenemos los médicos, los especialistas, los hospitales, la capacidad para hacerle frente a este caso de coronavirus. Estamos preparados”, subrayó AMLO, quien aseguró que no cambiaría su agenda de actos prevista por estos primeros casos.
Posteriormente, en una rueda de prensa vespertina de la Secretaría de Salud de México que a partir de ahora será diaria, el subsecretario López-Gatell confirmó dos casos más: uno en Ciudad de México y otro en Sinaloa.
Pese al reiterado llamado a la calma, los mexicanos no hablan de otra cosa en las calles y en las redes sociales. En algunas farmacias se vieron largas filas para comprar gel desinfectante y mascarillas cubrebocas, que se agotaron en muchos puntos.
Y es que en un país que recuerda perfectamente cómo vio nacer la pandemia mundial de gripe porcina en 2009 y sus consecuencias, muchos se hacen una misma pregunta.
¿Está México preparado para hacer frente a una posible epidemia de coronavirus? ¿Podrá un país de casi 130 millones de personas evitar contagios masivos?
Especialistas en salud pública elogian las medidas puestas en marcha por las autoridades basadas en la prevención -más aún con las limitaciones económicas del país-, pero alertan de las carencias que podrían sufrirse en medicamentos e infraestructuras médicas ante un nuevo virus del que se desconoce cuál será su impacto.
El gobierno insiste repetidamente en que está preparado frente al coronavirus, pese a que sus propias previsiones reconocen un alto número de casos que consideran inevitables.
Este jueves, antes de conocerse el primer positivo, el subsecretario López-Gatell apuntó a que, en caso de llegar a una transmisión generalizada, el número de personas afectadas podría ser similar al de la influenza: una tercera parte de la población de país.
“Estaríamos hablando de 75 o 78 millones de personas infectadas, lo que no quiere decir ‘enfermas’. De ellas, unos 8 o 10 millones podrían tener síntomas, de los que podríamos tener un 2-5% con enfermedad grave”, pronosticó.
Un potencial escenario epidémico en el país, con probabilidad de que se registren muertes, podría ocurrir hasta dos meses después de detectarse los primeros casos.
Las autoridades mexicanas aseguran que llevan trabajando desde inicios de año en los protocolos de respuesta ante la inminente llegada del covid-19 basados en las capacidades del país y el aprendizaje tras experiencias pasadas como la pandemia de 2009.
Entre otras iniciativas, se prevé la realización de simulacros y una mayor difusión de información hacia la población. AMLO anunció que habrá conferencias nocturnas diarias para informar sobre el coronavirus.
La doctora María Luisa Ponce López, experta en salud pública y profesora de la Universidad Autónoma Nacional de México (UNAM), elogia que se esté priorizando la prevención y difusión de medidas de precaución entre la población.
“Confío en quienes están detrás de estas iniciativas en el gobierno, pero ir más allá es difícil. Hay limitaciones propias de un país subdesarrollado como somos, por mas que quieran hacer ver otra cosa. Hay cosas que se salen fuera de control por la misma experiencia. Realmente no sabemos qué va a pasar”, le dice a BBC Mundo.
“No tenemos la infraestructura como en China para hacer un hospital en una semana. Ahora lo importante es cortar los mecanismos de transmisión, creo que el gobierno lo está haciendo bien con su difusión”, coincide Irma Araceli Aburto López, del área de Ciencias de la Salud Pública y Epidemiologia de la carrera de medicina de la FES Zaragoza de la UNAM.
Según el último índice global elaborado en Estados Unidos por el Centro Johns Hopkins de Seguridad Sanitaria y la organización Iniciativa de Amenaza Nuclear, México se encuentra en el puesto 25 entre los países de todo el mundo mejor preparados y con más capacidades para enfrentar una crisis de salud.
Aburto sí que muestra su preocupación, sin embargo, por la posible falta de insumos médicos para hacer frente a una hipotética epidemia.
“Medicamentos seguramente van a escasear, y ahí empieza la paranoia. Incluso en algunas zonas ya no hay cubrebocas. Yo creo que es muy grande este paquete para nosotros”, asegura en conversación con BBC Mundo.
El ejecutivo mexicano, en cambio, descarta realizar compras masivas extraordinarias de medicamentos e insumos al margen de los ya adquiridos para la actual temporada de influenza, que está en su etapa final y que fue “moderada”, lo que permite -según las autoridades- contar con recursos suficientes.
El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) aseguró contar con unas 8.500 camas de urgencia, 4.000 ventiladores o respiradores y equipos de protección para su personal, el cual ha recibido capacitaciones para usarlo correctamente y estar preparado.
Según el gobierno, no se necesitan hospitales especializados ni cuartos aislados para tratar el nuevo virus.
Pero a Aburto sí le preocupa que en centros como el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias -a donde se trasladarán los casos graves y donde permanece aislado el primer caso positivo del país- no cuenten con cuartos aislados, “que sería lo idóneo para evitar reinfecciones”.
Dentro del modelo de “mitigación” puesto en marcha -diferente al modelo de contención usado en China para tratar de evitar su expansión-, el gobierno mexicano descarta por el momento tomar medidas como el cierre de escuelas y centros de trabajo, o la suspensión de eventos masivos.
Pero sí recomendó tomar una medida de distanciamiento social evitando los saludos con besos o abrazo. “Un saludo oriental (agachando la cabeza), pero sin tocarnos”, apuntó López-Gatell.
Incluso la Conferencia del Episcopado Mexicano informó que se suprimirá el tradicional “saludo de la paz” en las misas.
La jefa de Gobierno de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, aseguró que la capital cuenta con toda la infraestructura necesaria tras la experiencia de la influenza H1N1 en 2009, así como con un fondo de 3.000 millones de pesos (US$153 millones) en caso de que la capital viva una contingencia similar.
Lo cierto es que en mente de casi todos está aquella pandemia de influenza A que nació en México hace poco más de una década y que rápidamente se expandió por todo el planeta, causando la muerte de entre 151.700 y 575.400 personas, según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU.
¿Aprendió el país algunas lecciones de aquella experiencia que le podrían servir para afrontar el coronavirus de manera más eficaz?
Aburto cree que el principal fallo en 2009 fue dejar pasar mucho tiempo desde que se conocieron los primeros casos hasta que se hizo la vigilancia epidemiológica y el rastreo de personas con quienes tuvieron contacto.
Aunque eso es algo que sí se está haciendo en la actualidad -cinco familiares del primer caso positivo fueron aislados en el mismo centro médico que el hombre infectado-, hacer el rastreo en profundidad requiere mayor esfuerzo.
“Es algo que no es tan simple, porque si venían en avión hay que identificar con quiénes venían, sus antecedentes… no es cosa pequeña”, reconoce la experta de la FES Zaragoza.
María Luisa Ponce asegura estar más alerta ante la situación actual que en 2009. “Me preocupa más ahora, porque el nivel socioeconómico de la gente es más precario. Y la gente no está lo suficientemente informada del control sanitario, cuando sus acciones cotidianas son lo más importante frente al virus”.
“Creo que se va a tener que hacer en algún momento lo mismo que en 2009, que una semana completa se limitó a la población y no se dejo salir a nadie”, pronostica Aburto.
Uno de los aspectos que puede ayudar a reducir los contagios es el hecho de que en México esté acabando el invierno, ya que el clima seco reduce el tiempo que el virus permanece en el aire.
También que la temporada de influenza esté ya en su fase final, aunque en estas semanas podrían coincidir en las consultas médicas pacientes con gripe y posibles nuevos afectados por coronavirus.
Lo que no ayudará a reducir el riesgo de contagio es la numerosa población de un país que cuenta con una capital que se distingue por ser la quinta más poblada del mundo,con más de 21 millones de habitantes.
Como alerta Aburto, “hay lugares de Ciudad de México en los que la densidad es de más de 5.000 personas por km2, aquí el factor de transmisibilidad es mucho más rápido. Imagina la transmisión yendo en metro o transporte público en hora pico. Es inevitable, definitivamente“.
Las autoridades insistieron este viernes en que el coronavirus no causa una enfermedad grave y que son las personas con características de riesgo (embarazadas, personas mayores o con enfermedades crónicas y menores de 5 años, entre otros) quienes deben tener mayores cuidados que las conocidas medidas de higiene.
“No es algo terrible, fatal. Ni siquiera es equivalente a la influenza”, insistió AMLO.
Aunque a juzgar por las imágenes de cientos de personas este viernes llevando mascarilla por las calles, parecería que su llamado a que no cunda el pánico no surtió del todo efecto.