Coronavirus: ¿afecta tomar ibuprofeno si existe un diagnóstico del covid-19?
Medicamentos como el ibuprofeno están bajo la sospecha de regular hacia arriba los receptores de ACE2 que posibilitan a los virus SARS penetrar en las células.
En la actual pandemia de coronavirus corren especial peligro las personas con dolencias previas, como hipertensión arterial, enfermedades cardiovasculares y diabetes. No solo porque sus organismos están debilitados, sino posiblemente también porque toman medicamentos que, en el caso de una infección con el nuevo coronavirus, podrían favorecer una evolución grave. Eso es lo que se sospecha.
Cerca de una cuarta parte de la humanidad sufre de presión alta. En muchos países industrializados, como Alemania, ese mal afecta incluso a un tercio de la población. Y muchos toman medicamentos para bajar la presión, como inhibidores de ACE o sartán, que presuntamente agravarían el desarrollo de una infección con el coronavirus.
También medicamentos para la diabetes, como el sintetizador de insulina tiazolidinediona y el conocido analgésico ibuprofeno están bajo la sospecha de regular hacia arriba los receptores de ACE2 (Encima Convertidora de Angiotensina 2) que posibilitan a los virus SARS penetrar en las células.
Sin embargo, hasta el momento esta es solo una hipótesis, ya que no se dispone de estudios fiables al respecto. Así lo ha hecho notar también, expresamente, la Organización Mundial de la Salud (OMS), que recomienda, en caso de infección con el coronavirus, no tomar ibuprofeno sin indicación médica y preferir en cambio el paracetamol.
Lo que dicen destacados virólogos alemanes
En vista de la falta de pruebas y datos, los virólogos alemanes hasta ahora se expresan de forma muy cautelosa acerca de los posibles efectos negativos del ibuprofeno. Lo mismo vale para los medicamentos con ácido acetilsalicílico (como la aspirina y diclofenaco. “Sabemos aún demasiado poco… Hasta ahora no tenemos datos clínicos”, señaló el virólogo Jonas Schmidt -Chanasit, del Instituto Bernhard Nocht de Medicina Tropical.
También el virólogo Christian Drosten, de la Chartité de Berlín, tiene sus dudas. Hace notar que, si bien este virus es nuevo, se conocen desde hace tiempo otros coronavirus. Y en ellos “no hay indicios de que la ingesta de ibuprofeno empeore algo. Creo que, si así fuera, ya se sabría”, indica.
Todos los expertos instan a los pacientes, sin embargo, a no cesar por su propia cuenta sus terapias con inhibidores de ACE o sartán, presas del pánico. Siempre hay que consultar al médico. Y si alguien ya ha contraído el coronavirus, es preferible que opte por el paracetamol, según la OMS.
¿De dónde viene la sospecha?
La actual sospecha de que los inhibidores de ACE y el ibuprofeno podrían tener un efecto negativo similar se basa en un artículo publicado el 11 de marzo de 2020 en Lancet Respiratory Medicine.
Los autores, L. Fang, G. Karakiulakis y M. Roth, señalan que los inhibidores ACE y los sartanos, y también el thiazolidindione y el ibuprofeno, podrían empeorar el desarrollo del COVID-19. Pero lo formulan claramente como una hipótesis.
Se han hecho algunos experimentos con ratas, pero sus resultados no bastan para hacer una afirmación generalizada. Faltan pruebas y datos.
¿Cómo penetra el coronavirus en las células?
En la superficie de las células hay receptores de la enzima ACE. Los virus SARS y el nuevo coronavirus utilizan precisamente esa enzima transmembranal ACE2 como receptor para penetrar en la célula y comenzar a replicarse. Los científicos lo saben desde la epidemia de SARS de 2002/2003.
Los inhibidores de ACE usados terapéuticamente atrapan la enzima convertidora de angiotensina y bloquean la ACE2. Pero, de ese modo, los receptores de ACE quedan libres y allí podrían anclar los virus y penetrar, según se sospecha. De acuerdo con la hipótesis, el ibuprofeno tendría un efecto similar.
De acuerdo con los partidarios de esta hipótesis aún no confirmada, ese podría ser el motivo de la alta tasa de mortalidad registrada en Italia, donde se utilizan comparativamente muchos inhibidores de ACE. Pero también faltan datos fiables que respalden esa teoría.
En alianza con Forbes México y Centroamérica