Una de las ciudades de Bolivia con más movimiento económico es El Alto, vecina de La Paz y con una de las tasas de crecimiento más altas de Latinoamérica.
Allí, en oficinas de operadores dedicados a la importación y exportación de metales, se pueden comprar grandes cantidades de mercurio para su uso en minería ilegal, según cuentan los expertos consultados por BBC Mundo.
El caso de El Alto no es el único.
Son varias las ciudades y poblaciones fronterizas del Cono Sur donde el mercurio se trafica debido a la alta demanda que genera para la extracción de oro, una actividad económica que se disparó en los últimos diez años por la subida vertiginosa de ese mineral.
El mercurio es calificado por la Organización de Naciones Unidas como uno de los químicos más nocivos para la salud humana y son varias las entidades internacionales que promueven que su uso se prohíba o al menos restrinja.
Por ello en Estados Unidos y Europa se logró una reducción significativa de su manejo y de su exportación, algo que impactó en América Latina.
Su uso fundamental es para separar el oro de la tierra, dado que el mercurio se adhiere al metal precioso. Luego solo hay que calentarlo para que el mercurio se funda y deje a la vista el oro.
Entre 2005 y 2015, el uso de mercurio en minería de pequeña escala de oro superó y duplicó a la demanda de este metal para la producción de baterías, dispositivos electrónicos, lámparas y la odontología, según el reporte “Mercurio global: oferta, comercio y demanda”, de Naciones Unidas (2017).
Se estima que en la actividad extractiva aurífera se utiliza entre 1.500 y 2.500 toneladas.
El mismo informe indica que el precio del mercurio que, por ejemplo, exporta México pasó de costar US$38 por kilogramo en 2010 a US$45 en 2015, el ciclo de mayor crecimiento de precio del oro.
En Indonesia, el precio aumentó casi por cinco veces en ese mismo periodo.
El flujo de mercurio en América Latina no es nada nuevo en la región, pero su cercanía a diferentes economías ilegales ha crecido en los últimos años.
Así lo explica Sebastián Rubiano, investigador doctoral de la Universidad de California, Berkeley, y autor del reporte “El bioma amazónico frente a la contaminación por mercurio”, realizado con el apoyo de Naciones Unidas y la alianza entre las ONG Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés) y Gaia Amazonas.
“Es un circuito que existe y que está relacionado con las cadenas de distribución de oro en varios países de la región”, señala el experto a BBC Mundo.
El analista indica que el flujo de sustancias como el mercurio, que cada vez están más reguladas en Sudamérica, terminan en “mercados ilegales y cadenas de valor no reportadas donde hay menos márgenes de control”.
“A pesar de las prohibiciones de uso y restricciones de importación, el del mercurio es un mercado que sigue muy activo; la sustancia cada vez aparece menos en las cuentas de comercio exterior de los países amazónicos, pero sigue circulando entre ellos”, señala Rubiano.
El experto indica que “hay evidencia” de que el uso de mercurio ha crecido en los países donde más aumentó la minería de oro, aunque añade que falta información y que además se debe considerar el mercurio de origen natural en los suelos amazónicos.
Por su parte, el analista Óscar Campanini, del Centro de Documentación e Información de Bolivia (CEDIB), señala que las importaciones de mercurio en países como Bolivia son “impresionantes” y también las asocia con el boom de la minería artesanal e ilegal de oro vivida en la última década.
El oro llegó a aumentar su valor hasta en un 500% en los últimos 15 años y eso generó un auge de esa actividad extractiva en países como Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela.
“Lo que ocurre con el comercio del mercurio en todo el mundo es sorprendente. El incremento es impresionante y te deja entender que algo está ocurriendo”, explica a BBC Mundo el analista.
Campanini añade que la extracción de oro es uno de los motivos del incremento de la demanda de ese metal liviano, sin embargo añade que los índices de exportación dan a entender que hay focos de tráfico ilegal internacional de mercurio.
Pone el ejemplo de Bolivia, cuyos márgenes de exportación de oro no coinciden con la cantidad de mercurio que se importa anualmente.
“Suena a algo imposible y por eso identificas que hay un mercado no reportado. Eso te da una pauta de que hay una conexión no declarada con países vecinos como Perú”, indica el analista.
Desde hace más de una década que organismos internacionales promueven la eliminación del mercurio en la actividad minera mundial.
El motivo principal son sus efectos en las personas que sin saberlo lo introducen en su organismo.
Entre los principales afectados están pobladores de zonas rurales y comunidades indígenas que habitan en zonas cercanas a campamentos mineros donde se utiliza el mercurio.
“Los efectos en la salud de las sociedades rurales son especialmente graves”, indica Rubiano.
El investigador pone por ejemplo las poblaciones indígenas en regiones amazónicas que tienen hábitos dietarios asociados al consumo de pescado.
“Varios estudios han documentado que estas poblaciones, que consumen pescado con alta frecuencia, tienen niveles de metilmercurio muy por encima de los estándares permitidos”, indica.
“Durante la colonia, el imperio español traía mercurio a las Américas para extraer la plata y el oro. Luego, las naciones latinoamericanas incentivaron y permitieron su uso hasta hace relativamente poco tiempo. Sobre estos legados tóxicos hay poca información, pero los estudios toxicológicos recientes son contundentes al señalar que las poblaciones indígenas cargan con niveles alarmantes de mercurio en sus cuerpos”, concluye.
Por su parte, Óscar Campanini añade que los daños ambientales y sociales del tráfico ilegal de mercurio son solo una parte del problema.
“En términos ambientales y de salud ya se han identificado graves consecuencias, sin embargo también hay efectos en lo económico y en lo social muy importantes. Estamos hablando de crimen organizado”, explica el investigador.
Campanini señala que el mercurio, al ser un motor de la minería de oro, es parte de una cadena de economías ilegales relacionadas a la trata de personas, la explotación sexual y laboral, los grupos armados y el tráfico de recursos naturales.
“Lamentablemente no hay mucha información oficial sobre las rutas de este comercio. En los últimos años la demanda ha crecido tanto que aumentó su demanda sin importar los impactos que puede tener”, explica.
Campanini y CEDIB fueron parte de una investigación de publicación reciente coordinada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza sobre el tráfico ilegal de mercurio que, entre sus conclusiones, señala que el soborno y el contrabando “son comunes” en las zonas donde se practica la minería artesanal y de pequeña escala de oro.
“Las redes de comercio de mercurio son estructuras tipo cartel con múltiples capas de importadores, mayoristas y minoristas involucrados. Están bien establecidos y generalmente operan en secreto, ya que la mayor parte del comercio es informal”, señala el reporte.
Países como Estados Unidos o España fueron los principales proveedores de mercurio para Sudamérica durante buena parte del siglo XX y parte de los primeros años del siglo actual.
Sin embargo, diferentes acuerdos internacionales que apuntaron a la reducción del uso de este metal hicieron que estos países prescindan de este rubro comercial y abran paso a nuevos actores.
Ahí es donde México, China, Indonesia y otros países ganaron espacio.
“Desde 2011, algunos actores en esos países aprovecharon que el precio internacional de mercurio se elevó por las restricciones y han continuado suministrándolo a los países suramericanos de forma irregular”, explica Sebastián Rubiano.
El experto señala por ejemplo que, durante muchos años, México fue proveedor de Perú y que, cuando este país limitó las importaciones del metal, comenzó a exportar significativamente más a Bolivia.
“El comercio intrarregional de mercurio en la Amazonia ha aumentado notablemente en los últimos años, especialmente después de la prohibición de exportación de mercurio de la Unión Europea en 2011 y la de los Estados Unidos en 2013”, señala el reporte de Rubiano.
China, por su parte, cubrió la demanda del metal que tiene Guyana de manera directa y las de Brasil, Colombia y Venezuela de forma indirecta.
El gobierno colombiano, según la investigación en la que trabajó Rubiano, tiene indicios de que “el comercio ilegal de mercurio en Suramérica se origina en China y llega a la región a través de Perú, país que funciona como centro de distribución de mercurio de contrabando con los países vecinos y el resto de América del Sur”.
En Ecuador, por su parte, se reporta que el mercurio chino ingresa desde las fronteras que el país tiene con Colombia y Perú.
En plena celebración de los 50 años de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), en mayo de 2019, el mercurio fue uno de los temas que más tiempo ocupó a los presidentes de Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú.
A tal punto que en aquella oportunidad se decidió la creación del Observatorio Andino encargado de la Gestión de la Información Oficial en materia de Mercurio.
Los países miembros de la CAN advirtieron que el tráfico de este metal y la minería ilegal suponen actividades conexas que atentan contra la seguridad, la economía, los recursos naturales, el medio ambiente y la salud humana.
“El mercurio es un insumo químico utilizado en la minería ilegal que causa preocupación mundial debido a su impacto negativo en el medio ambiente y sus importantes efectos adversos para la salud humana; principalmente a las poblaciones vulnerables”, señala la decisión tomada por la Comunidad Andina hace un año.
Al respecto, el secretario general de la CAN, Jorge Hernando Pedraza, señaló a BBC Mundo que la economía ilegal asociada al mercurio se ha convertido en una preocupación común de la región andina y países que forman parte de la Amazonía.
“En la emblemática reunión en la que cumplimos 50 años de existencia se tomó una decisión de combatir el gravísimo problema de la minería ilegal, que es un propulsor de prostitución, trata de blancas y sometimiento de la gente en orden laboral”, señaló.
Pedraza anota también que las mafias que operan en estos circuitos generan desorden impositivo y de gobernabilidad, dado que pervierten a autoridades locales.
El secretario general de la CAN indica que, por ello, se trata de una bomba de tiempo.
“Este común denominador en los países de la región andina también está ligado al tráfico de armas ilegales y todo esto está alimentado por el narcotráfico. Es como un círculo vicioso”, concluye Pedraza.