Las langostas que asolan amplias zonas de África y amenazan otras regiones en Centro y Sudamérica son importantes especies del ecosistema. El experto Josef Tumbrick explica a DW la mejor forma para controlarlas.
Geógrafo de profesión, Josef Tumbrick se interesó desde muy joven por la naturaleza. Descubrió su pasión por las langostas observando aves en su natal Münster, Alemania. Le llamó la atención que ambas pertenecen a las especies cantoras. Finalmente hizo un doctorado sobre la familia de langostas (tetrigidae), conocidas como langostas urogallo o pigmeas, provenientes de Nueva Guinea y otras islas vecinas. En su disertación describió unas 60 nuevas especies. Tumbrick fue durante 23 años presidente regional en Renania del Norte Westfalia (NRW) de la organización medioambiental alemana NABU. Desde abril de 2019 es director de la subdivisión de Protección Medioambiental del Ministerio Federal para el Medioambiente. En conversación con DW, el experto explica cómo se conforman las devastadoras plagas, la mejor manera de controlarlas, y su potencial como alimento en el futuro.
DW: ¿Qué función tienen las langostas en la naturaleza?
Josef Tumbrick: Realizan diversas funciones. Es una especie muy antigua en nuestro planeta. Algunas variedades son polífagos, que comen cualquier planta, pero otras comen otros insectos más pequeños. También son alimento de otros animales, como lagartijas y pájaros; son una parte importante del ecosistema porque aparecen además en grandes cantidades. Cuando se produce un brote y caen sobre plantaciones intactas sin pesticidas, arrasan con ellas. Pero también en esos casos son abundante alimento para otros animales.
Las langostas son también una de las plagas más peligrosas para la agricultura, que agudizan el hambre y la pobreza en numerosos países, históricamente en África y Asia, ¿Juegan aquí un papel negativo?
Las langostas del desierto (Schistocerca gregaria) ocupan actualmentelos titulares de la prensa,pero hay muchas otras especies que también aparecen en brotes, que se reproducen de manera masiva y causan una gran destrucción. Hay que entender su desarrollo. Como insectos jóvenes (ninfas), no pueden volar y no tienen un estadio de pupa como las mariposas. En su proceso de desarrollo cuando se produce la última muda de cutícula, antes de convertirse en adulto, desarrollan alas. Debido a que están en estrecho contacto físico entre sí, muchas de estas especies segregan una feromona que detona la fase gregaria. Durante la fase en solitario y la fase como langostas gregarias, adquieren otra coloración y una musculatura voladora.
¿Juega aquí un papel el coronavirus, como en otras regiones en Sudamérica y Centroamérica, en donde se dice que por este motivo han sido descuidados los cultivos?
No en África, el proceso comenzó desde 2008. En regiones en donde hay desierto y pocos cultivos agrícolas o ninguno, en donde hay poca población y tampoco hay interés por las langostas, si hay lluvia, se tienen las condiciones ideales de propagación. Forman unos enjambres tan densos que conforman una nube de cientos de kilómetros cuadrados. No hay gente ni cultivos, pero ahí se desarrollan y vuelan hacia otras regiones en busca de alimento, a Somalia, a Kenia. Cuando llegan devoran todo a su paso, esto tiene que ver con el ambio climático y no tanto con la actual pandemia.
¿Por qué se producen ahora estas plagas?
Tiene que ver con el clima, con el cambio climático. Esto era un fenómeno que se producía una vez cada diez años, cuando había una fuerte precipitación. Hay investigaciones en Francia e Inglaterra sobre este fenómeno. Se busca entender si se producirán más frecuentemente. Los modelos climáticos prevén lluvias más frecuentes en esas zonas desérticas. Ahí nace la plaga que luego emigra a otras regiones fértiles.
¿Cómo se puede combatir la plaga sin afectar a otros insectos benéficos, como las abejas?
El problema es que una vez que se encuentran en la fase gregaria ya no hay nada que hacer. Se ha intentado combatirlas con pesticidas desde avionetas, sobre los insectos en vuelo. Pero es como una gota en el desierto. Son enjambres de kilómetros y kilómetros de extensión que no se logran combatir con pesticidas. Lo único que puede hacerse es (actuar) cuando hay lluvia y se observa la formación de esta población de insectos: en ese momento es cuando habría que fumigar, antes de que maduren, pero esto no es posible hacerlo en regiones en donde hay conflictos armados como en Yemen o en Somalia, ni en regiones apartadas en donde no se observa lo que sucede. Solo es posible combatirlas en su estadio primario, cuando no pueden volar. Cuando el enjambre se convierte en plaga voladora, la catástrofe está programada y solo es posible paliar la situación enviando ayuda humanitaria porque la gente no tiene nada que comer. Se pierden las cosechas, no hay pienso animal. Pero no vuelven en la siguiente cosecha, ya volaron a otra parte.
¿Es de temer una situación similar en Sudamérica o Centroamérica en este momento?
Tradicionalmente África es el foco de esta plaga, la langosta del desierto no existe en Sudamérica, pero ahí hay otras especies endémicas, algunas más pequeñas. Lo importante es observarel desarrollo de la plaga.No son muchas las especies que se pueden convertir en enjambres devastadores. Los insectos en su estadio estacionario conforman un tapete en el suelo antes de comenzar a volar. En ese momento hay que combatirlos, antes de su última muda de cutícula, cuando desarrollan alas y comienza la fase de enjambre, la fase gregaria.
¿Por qué se producen ahora estas plagas?
Tiene que ver con el clima, con el cambio climático. Esto era un fenómeno que se producía una vez cada diez años, cuando había una fuerte precipitación. Hay investigaciones en Francia e Inglaterra sobre este fenómeno. Se busca entender si se producirán más frecuentemente. Los modelos climáticos prevén lluvias más frecuentes en esas zonas desérticas. Ahí nace la plaga que luego emigra a otras regiones fértiles.
¿Cómo se puede combatir la plaga sin afectar a otros insectos benéficos, como las abejas?
El problema es que una vez que se encuentran en la fase gregaria ya no hay nada que hacer. Se ha intentado combatirlas con pesticidas desde avionetas, sobre los insectos en vuelo. Pero es como una gota en el desierto. Son enjambres de kilómetros y kilómetros de extensión que no se logran combatir con pesticidas. Lo único que puede hacerse es (actuar) cuando hay lluvia y se observa la formación de esta población de insectos: en ese momento es cuando habría que fumigar, antes de que maduren, pero esto no es posible hacerlo en regiones en donde hay conflictos armados como en Yemen o en Somalia, ni en regiones apartadas en donde no se observa lo que sucede. Solo es posible combatirlas en su estadio primario, cuando no pueden volar. Cuando el enjambre se convierte en plaga voladora, la catástrofe está programada y solo es posible paliar la situación enviando ayuda humanitaria porque la gente no tiene nada que comer. Se pierden las cosechas, no hay pienso animal. Pero no vuelven en la siguiente cosecha, ya volaron a otra parte.
¿Es de temer una situación similar en Sudamérica o Centroamérica en este momento?
Tradicionalmente África es el foco de esta plaga, la langosta del desierto no existe en Sudamérica, pero ahí hay otras especies endémicas, algunas más pequeñas. Lo importante es observarel desarrollo de la plaga.No son muchas las especies que se pueden convertir en enjambres devastadores. Los insectos en su estadio estacionario conforman un tapete en el suelo antes de comenzar a volar. En ese momento hay que combatirlos, antes de su última muda de cutícula, cuando desarrollan alas y comienza la fase de enjambre, la fase gregaria.