El enojo con Francia también ha hecho que musulmanes de todo el mundo están boicoteando productos y compañías francesas.
“No vamos a renunciar a nuestras caricaturas”, dijo Emanuel Macron durante un homenaje a Samuel Paty, el profesor francés decapitado por mostrar en clase dibujos del profeta Mahoma.
Y ahora es la efigie del mandatario francés la que está siendo quemada en furiosas protestas a lo largo y ancho del mundo islámico, donde se le ha dibujado como un demonio y acusado de adorar a Satanás.
Con las tensiones en alza, las autoridades francesas les pidieron a sus ciudadanos en varios países islámicos actuar con cautela y mantenerse vigilantes.
Y el alcalde de Niza, Christian Erosi, pareció sugerir una vinculación entre ese descontento y el asesinato de dos personas en la catedral de esa ciudad francesa este jueves.
“Confirmo que todo deja suponer un atentado terrorista en el seno de la basílica Nuestra Señora de Niza”, escribió por Twitter poco después del incidente.
“13 días después de #SamuelPaty, nuestro país ya no puede contentarse con las leyes de la paz para acabar con el islamo-fascismo“, agregó el alcalde.
Y el enojo con Francia también ha hecho que musulmanes de todo el mundo están boicoteando productos y compañías francesas, un llamado al que se sumó incluso el presidente de Turquía, Recep Taryipp Erdogan.
En un discurso televisado el lunes, Erdogan dijo que los musulmanes ahora estaban “sometidos a una campaña de linchamiento similar a la que había contra los judíos en Europa antes de la Segunda Guerra Mundial”.
“Los líderes europeos deberían decirle al presidente francés que detenga su campaña de odio“, agregó.
Hasta el momento, sin embargo, las principales capitales europeas le han dado su apoyo a Macron y su defensa de los valores seculares franceses, incluyendo el de la libertad de expresión.
Y, fiel a su particular estilo, el semanario satírico Charlie Hebdo se sumó a la campaña publicando en su portada de este miércoles una nueva caricatura, la que seguramente tensará más las relaciones con la Turquía de Erdogan.
En la imagen se puede ver al mandatario turco en ropa interior y levantando la falda de una mujer cubierta con un velo islámico que lleva una bandeja de bebidas al tiempo que dice “Ouuuh, el profeta!”.
https://twitter.com/Charlie_Hebdo_/status/1321134572105572352
“Erdogan, en privado es muy divertido”, se lee en la portada de la publicación, que fue víctima de un sangriento ataque en 2015 por su publicación de varias caricaturas del profeta Mahoma, las mismas que mostró en clase Paty.
El principal asistente de prensa de Erdogan, Fahrettin Altun, criticó inmediatamente la publicación de la caricatura.
“Condenamos este esfuerzo repugnante de esta publicación para difundir su racismo y odio cultural”, escribió en Twitter.
Pero el principal blanco de críticas de los islamistas turcos sigue siendo el presidente de Francia, con el diario Yeni Akit advirtiendo que “Macron el insolente juega con fuego”.
El enojo contra el mandatario francés y el país galo, sin embargo, no está concentrado, ni mucho menos, en Turquía.
En Irán, el semanario ultraconservador Vatan Emrooz publicó el martes su propia caricatura del presidente francés bajo el titular “El demonio de París”.
Y en Bangladés unas 40.000 personas salieron a la calle el martes para pedir un boicot a los productos franceses.
“Macron es uno de los pocos líderes que adoran a Satanás”, les dijo a los manifestantes Ataur Rahman, uno de los líderes de Islami Andolan, el partido islamista que convocó a la marcha.
“Francia es el enemigo de los musulmanes. Quienes los representan también son nuestros enemigos”, dijo otro de los líderes del grupo, Nesar Uddin.
En Pakistán, el primer ministro Imran Khan también acusó al presidente francés de “atacar al Islam”.
Mientras que el líder checheno Ramzan Kadyrov acusó a Macron de provocar a los musulmanes, diciendo que el presidente francés estaba “comenzando a parecer un terrorista”.
Arabia Saudita, por su parte, emitió una declaración oficial condenando las caricaturas del profeta Mahoma, pero no mencionó explícitamente a Francia.
Productos franceses han sido retirados de algunas tiendas en Kuwait, Jordania y Qatar.
Y también ha habido protestas en varios otros países, incluidos Irak, Libia y Siria.
Francia, por su parte, criticó el llamado a boicotear productos franceses afirmando que el mismo “distorsiona las posiciones defendidas por Francia a favor de la libertad de conciencia, la libertad de expresión, la libertad de religión y el rechazo de cualquier llamado al odio”.
Y según el ministerio de Relaciones Exteriores francés, los comentarios de Macron sobre el Islam también se han distorsionado “con fines políticos”.
La muerte del profesor Paty se produjo dos semanas después de que el presidente francés describiera al Islam como una religión “en crisis” y anunciara nuevas medidas en Francia para abordar lo que llamó “separatismo islamista“.
Y luego, en una ceremonia en homenaje al maestro decapitado, Macron elogió a Paty y prometió “continuar esta lucha por la libertad, esta lucha por defender la República de la que se ha convertido en el rostro”.
Las representaciones del profeta Mahoma se consideran tabú en el Islam y son ofensivas para muchos musulmanes.
Pero el secularismo estatal, o laicidad, es fundamental para la identidad nacional de Francia.
Y según el Estado francés, frenar la libertad de expresión para proteger los sentimientos de una comunidad en particular socava la unidad.
En un tuit publicado el lunes Macron dijo que Francia “no cederá, nunca”, aunque también dijo respetar “todas las diferencias en un espíritu de paz”.
“No aceptamos el discurso del odio y [defendemos] un debate razonable. Siempre estaremos del lado de la dignidad humana y los valores universales”, escribió.
Francia tiene la población musulmana más grande de Europa Occidental y algunos acusan a las autoridades de utilizar el secularismo en su contra.
Pero por el momento Macron cuenta con el apoyo de los principales países europeos.
Alemania habló de “solidaridad” con Macron después de los comentarios de Erdogan, y el portavoz del gobierno, Steffen Seibert, calificó las declaraciones del presidente turco de “difamatorias” y “completamente inaceptables”.
El primer ministro holandés, Mark Rutte, dijo que Holanda “apoya firmemente a Francia y a los valores colectivos de la Unión Europea”, mientras que el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, también expresó su “total solidaridad” con Macron.