Las primeras proyecciones en las elecciones de este martes en Estados Unidos dan los 11 votos electorales del estado de Indiana al presidente Donald Trump, algo que era de esperar.
Indiana es el estado del vicepresidente, Mike Pence, y generalmente se considera un bastión de los republicanos. Allí, sin embargo, ganó Barack Obama en 2008.
En cualquier caso, es demasiado pronto para sacar conclusiones. El Colegio Electoral está formado por 538 electores y se necesitan 270 para ganar la presidencia.
Las presidenciales de en EE. UU. son unas elecciones indirectas en las que los ciudadanos votan en realidad la conformación del Colegio Electoral, que es el órgano encargado de elegir al presidente.
Cada estado tiene asignado un número de electores en función de su población y casi todos los distribuyen a un partido con la regla de que el “ganador se queda con todos”.
Tras una campaña marcada por la polarización política, el empeoramiento de la pandemia de coronavirus y la masiva participación (sobre todo en voto anticipado), los estadounidenses dirimen si le dan cuatro años más a Trump o lo reemplazan con Biden.
Trump, que ha concurrido sin un programa de gobierno concreto, se presentó como el indicado para salvar la economía mientras trataba de convencer a los suyos de que el fin de la pandemia está “a la vuelta de la esquina”.
El mandatario, quien fiel a su estilo no escatimó descalificativos para su contrincante durante la campaña, ha insistido en acusar al expresidente de querer cerrar la economía para combatir el coronavirus y de planear una subida de impuestos a todos.
Y es que Biden, quien ha hecho de la lucha contra el virus una de sus banderas, también ha prometido rectificar la bajada de impuestos decretada por Trump para las rentas de más US$400 mil al año.
Biden también prometió ampliar la cobertura sanitaria para los estadounidenses y una política más activa para luchar contra el cambio climático aunque sin llegar a lo que piden los sectores más progresistas de su partido.
El aumento sin precedentes del voto por correo, el candidato que parezca liderar la contienda durante la noche puede que no acabe siendo el ganador… Así que cuidado con los resultados preliminares.
Firme bastión republicano antes de que el expresidente Barack Obama lo ganara en 2008 por un pequeño margen. Luego lo perdió en su intento de reelección y Trump reeditó el triunfo republicano en 2016.
El Consejo Electoral del estado estima que el 80 por ciento de los votos serán sufragios depositados en persona de manera anticipada o enviados por correo, y el resultado de éstos se estima que se publique poco después del cierre de las urnas.
Florida, con 29 votos electorales y tradición de conceder o enterrar presidencias, vuelve a ser este año un estado fundamental.
A diferencia de otros campos de batalla, en Florida las encuestas no daban una ventaja clara ni a Biden ni a Trump.
Los encuestadores coinciden en que Trump necesita Florida para ganar las elecciones. Si lo pierde, sus posibilidades de mantener la Casa Blanca se reducen a 1%, según las estimaciones del portal especializado FiveThirtyEight.
Pero si Trump aguanta en Florida, la atención se girará hacia el llamado “muro azul”, por el color demócrata: los tres estados que se consideraban un bastión del Partido de Hillary Clinton en 2016 y que Trump consiguió voltear por un estrecho margen de votos.
Allí Trump ganó por unos 80 mil votos en conjunto y menos del 1% en cada estado, con el discurso de convertir a EE. UU. en el superpoder industrial de nuevo, un mensaje que está repitiendo en esta campaña mientras Biden va avanzando en las encuestas: en los tres estados, saca una ventaja al presidente de entre 4 y 6 puntos porcentuales.
La mayoría de los analistas están de acuerdo en que los 16 votos electorales de Georgia son más importantes para las aspiraciones del presidente Trump que para Biden.
Ganar allí dispararía las aspiraciones de Biden, quien sin embargo tiene otras alternativas para ganar la presidencia sin necesidad de Georgia.
En 2016, el mandatario ganó allí por cinco puntos porcentuales. La última vez que cayó del lado demócrata fue en las elecciones de 1992, cuando ganó Bill Clinton.
El resultado de las elecciones se suele anunciar la noche del día de las elecciones.
Pero no es seguro de que esto vaya a ser así este año y el potencial para un largo y litigioso proceso es grande.
De hecho, el desempeño de Trump durante la pandemia ha sido uno de los argumentos esgrimidos en su contra por Biden. Trump, por su parte, insiste -entre otras cosas- en que él sigue siendo el mejor candidato para reactivar la economía.
Por primera vez en sus 25 años de historia, el International Crisis Group, una organización cuya misión es “hacer sonar la alarma para prevenir conflictos mortales”, emitió un informe sobre las elecciones en EE. UU.
De acuerdo con el grupo, el país se enfrenta a un “peligro desconocido” y a medida que se acerca el día de las elecciones, “están presentes los ingredientes para el malestar”. Aquí te explicamos por qué.
Los estadounidenses no solo están eligiendo presidente y vicepresidente. Aquí nuestra guía a los otros comicios de la jornada.