Cuando no había internet ni conductores de reparto, Pryce Jones utilizó la superautopista de su época, el ferrocarril, y el sistema de correo de paquetes.
Muchas cosas relacionadas con la Navidad fueron diferentes este año, incluyendo cómo y dónde compraste los regalos que entregaste hace unos días.
Probablemente los adquiriste a través del sistema de compras por correo, esa industria valorada en miles de millones que se inspiró en predecesores como un poco conocido vendedor galés de telas del siglo XIX, que vivía “en medio de la nada” y que dejó la escuela a los 12 años.
Pryce Jones solo podía soñar con el impacto que su visión empresarial tendría en el mundo cuando a fines del siglo XIX le vendía franela galesa a la reina Victoria y a Florence Nightingale, la famosa enfermera que destacó por sus servicios en la Guerra de Crimea (1853-1856).
Jones “creó efectivamente una empresa similar a la actual Amazon”, dice Aled Hughes, conductor del programa Waliau’n Siarad, en el canal galés S4C, que le dedica un capítulo a la historia del hombre de negocios.
La empresa no fue creada en Silicon Valley, California, ni en uno de los epicentros comerciales del mundo de la época, sino en el centro rural de Gales, en el actual Reino Unido.
A Jones se le atribuye ser uno de los pioneros de una industria global de pedidos por correo que ahora vale alrededor de US$100.000 millones, y que ha experimentado un crecimiento sin precedentes en los últimos meses a causa de las restricciones por la pandemia que desincentivan las compras en persona.
Se calcula que un tercio de todas las compras navideñas se realizaron por internet en 2020 a causa de los bloqueos por el coronavirus en todo el mundo.
Pero cuando no había internet ni conductores de reparto, Pryce Jones utilizó la superautopista de su época, el ferrocarril, y el sistema de correo de paquetes.
No tenía una aplicación ni un sitio web, pero en 1861 comenzó a repartir catálogos, que se cree que fueron los primeros catálogos de pedidos por correo del mundo.
Estas revistas incluían los últimos artículos de moda, desde pantalones bombachos hasta trajes de tres piezas, y llegaban a sus 200.000 clientes en el imperio británico y el mundo.
Incluso llegó a tener un almacén con su propia oficina de correos junto a la línea de ferrocarril para conectar sus instalaciones con el resto del mundo, convirtiendo a Newtown, una pequeña ciudad comercial en Montgomeryshire, Gales, en un “importante centro de comercio internacional”.
Jones también cuidaba de sus mejores clientes.
“A Florence Nightingale le gustaron tanto sus productos que Jones le puso su nombre a un corte especial de franela, la franela Florence Nightingale”, dice el historiador local John Evans.
“¡La reina Victoria fue una de las primeras clientas y se dice que solo usaba bombachos de franela galesa!”, agrega Evans.
“Y en la década de 1870, Pryce Jones suministraba ropa a la mayoría de los jefes de las coronas de Europa y enviaba franela a lugares tan lejanos como Estados Unidos y Australia”, añadió.
“¡Todo desde un lugar que muchos piensan que está en medio de la nada! Es una historia extraordinaria”, señala.
Pryce Jones reinventó la venta de ropa y llevó la franela galesa a los armarios de todo el mundo.
El viaje de Jones hasta convertirse en un hombre de negocios global y recibir el título de caballero comenzó a los 12 años, cuando dejó la escuela para aprender de John Davies, un vendedor de telas de Newtown, Gales.
Jones se hizo cargo del negocio de Davies cuando todavía tenía poco más de 20 años.
Luego estableció una nueva tienda de telas, el Royal Welsh Warehouse, en 1859.
Jones comenzó enviando listas de precios a los clientes locales para que no estuvieran restringidos a comprar productos solo cuando pudieran ir a Newtown.
Pero puso su mirada en dominar el mundo cuando su ciudad fue unida por tren con Londres, seis años después de que llegaran los ferrocarriles al centro de Gales.
“Ya estaba enviando muestras de su franela galesa a sus mejores clientes, pero vio la oportunidad de enviar paquetes por ferrocarril cuando llegó el correo postal, y el negocio floreció”, dice Evans, curador del Newtown Textile Museum.
El pionero empresario no se detuvo allí: su compañía de lana en constante expansión inventó lo que muchos atribuyen como el primer saco de dormir del mundo, la llamada alfombra Euklisia, en 1876.
Luego se mudó a un almacén de ladrillos rojos de última generación que estaba orientado a sacar las mercancías “lo más rápido posible”.
“Era el equivalente a un almacén actual de Amazon”, dice Evans.
“Se ubicó deliberadamente al lado de la estación de tren, con su propia oficina de correos e incluso tenía su propia máquina generadora de electricidad para alimentar la fábrica”, cuenta el historiador.
“Estaba loco por la tecnología. Se le atribuye ser la primera persona en Gales en tener un teléfono conectado a su casa”, detalla.
“Fue un emprendedor pionero, un genio del marketing y un innovador, y aunque el edificio Pryce Jones todavía domina Newtown hoy en día, la historia no es muy conocida en la ciudad”, dijo.
Jones fue nombrado caballero en 1887 en el jubileo de oro de la reina Victoria. Se convirtió en Sir Pryce Pryce-Jones y pasó dos temporadas como miembro del Parlamento de Montgomery.
Los dos hijos de Jones jugaron fútbol internacional con Gales.
Murió a los 85 años, en 1920. Está enterrado en la Iglesia de Todos los Santos en Llanllwchaiarn, en las afueras de Newtown, una iglesia cuya construcción él había pagado en 1890.
Posteriormente, su empresa se vio gravemente afectada por la Gran Depresión de las décadas de 1920 y 1930 y fue absorbida poco antes de la Segunda Guerra Mundial.
Aunque haya desaparecido, la próxima vez que compres por correo, recuerda que el modelo fue posible gracias a pioneros como Pryce Jones..