"Pura codicia".
El antiguo jugador emblema del Manchester United Gary Neville calificó así la decisión de 12 importantes clubes de fútbol de establecer una Superliga Europea.
La noticia, que se dio a conocer el domingo, causó un auténtico terremoto en el fútbol de Europa, dado que provocó el rechazo rápido de la FIFA, la UEFA, federaciones y ligas nacionales e incluso autoridades de Estado.
Milán, Arsenal, Atlético de Madrid, Chelsea, FC. Barcelona, Inter de Milán, Juventus, Liverpool, Manchester City, Manchester United, Real Madrid y Tottenham Hotspur son la docena de equipos que se adhirieron a la iniciativa de crear un torneo fuera de las competiciones locales y las continentales que son manejadas por los entes reguladores del fútbol profesional.
Y de inmediato fue tildada por estos últimos de un torneo “separatista” y quedó abierta a la posibilidad de sanciones.
El argumento de los impulsores de la iniciativa es que la pandemia del coronavirus generó “inestabilidad económica” para sus equipos. Aunque el presidente francés Emmanuel Macron afirma que se trata de una “amenaza al principio de solidaridad y mérito deportivo”, y el primer ministro británico Boris Johnson es otro de los líderes que se han mostrado en contra.
Los 12 clubes esperan que se incorporen otros y completar así un grupo de 15 “fundadores“. Ningún cuadro grande de Francia o Alemania ha accedido de momento a la propuesta.
El Ajax de Holanda, finalista de la Liga de Europa 2016-2017 y con un extenso palmarés de logros deportivos, tampoco es parte del grupo.
La primera diferencia con los torneos tradicionales es que la Superliga, según lo proyectado, será “gobernada” por la quincena de clubes fundadores.
El comunicado colectivo indica que el primer torneo será lanzado “lo más pronto posible”.
Se prevé que se jugará entre agosto y mayo.
Cada uno de los 15 equipos, según el acuerdo alcanzado, recibirá US$4.190 millones por adelantado por participar.
“Durante años, los clubes fundadores han tenido como objetivo mejorar la calidad y la intensidad de las competiciones europeas existentes y, en particular, crear un torneo en el que los mejores clubes y jugadores puedan competir entre ellos de manera más frecuente”, indica el comunicado.
Se plantea como una competencia anual a jugarse entre semana.
Otra de las grandes controversias, además de la disputa con la FIFA, la UEFA y las ligas locales, son los llamados “clasificados” y el beneficio del grupo de 15 que nunca perderá su cupo.
La Superliga está pensada para disputarse entre 20 equipos.
Los fundadores tendrán la presencia asegurada de manera permanente y otros cinco clubes podrán acceder debido a sus méritos deportivos.
Se clasificarán en función de lo que logren en sus ligas locales, pero no se especifica de qué países saldrán los cuadros o criterios más específicos para alcanzar acceder al torneo.
Conformada la veintena, serán dos grupos de 10 clubes los que busquen avanzar.
Clasificarán los tres primeros de cada bloque, mientras que los que queden en cuarto y quinto lugar jugarán una eliminatoria para completar los ocho que alcancen los cuartos de final.
Los cruces desde primera ronda serán de ida y vuelta y la final se jugará en un escenario neutral.
Eso significa que la Superliga tendrá más partidos que la Champions League, que también se juega entre martes y jueves.
Y, además, una carga adicional para los futbolistas de los clubes involucrados como Lionel Messi, que lleva años jugando en promedio más de un partido por semana.
Los fundadores aclararon que seguirán presentes en sus ligas locales.
De acuerdo al comunicado de la nueva Superliga, el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, presidirá la organización, segundado por el jefe de Juventus, Andrea Agnelli, y el dueño del Manchester United, Joel Glazer.
“Vamos a ayudar al fútbol a todos los niveles a ocupar el lugar que le corresponde en el mundo. El fútbol es el único deporte global en el mundo con más de 4.000 millones de seguidores y nuestra responsabilidad como grandes clubes es responder a los deseos de los aficionados”, indicó Pérez.
Para el periodista de BBC Simon Stone, “si existía alguna duda persistente sobre el deseo de estos 12 clubes de lanzar su propia competencia, ha sido eliminada por su declaración, reforzada por cada uno de ellos a través de sus propias plataformas de medios”.
Aunque añate que hay muchas preguntas que quedan sin respuesta.
“Principalmente ¿pueden realmente hacer que su plan se salga de la línea, dada la fuerte resistencia de la UEFA, las ligas y asociaciones de los países involucrados?”, indica.
Y añade la pregunta de ¿quiénes serán los otros tres clubes para que alcancen a ser 15 socios fundadores?
“¿Se unirán finalmente el Bayern de Múnich y el PSG? ¿Y cómo se decidirán los otros cinco clubes?”.
En criterio de Stone, en este momento, los clubes que se inscribieron en la Superliga tienen una “batalla de relaciones públicas” para cambiar las percepciones, porque la reacción inicial ha sido abrumadoramente negativa.
Mientras, el excentrocampista del Liverpool Danny Murphy declaró a la BBC sentirse decepcionado y disgustado por la iniciativa.
“Cuando me convertí en jugador, quería ganar las cosas que habían hecho esos equipos, para demostrar que era tan bueno como ellos. Esa historia, esa tradición, todas esas cosas que han crecido desde que se formó el Liverpool en 1892, desaparecerían si se unieran a esta propuesta de la Superliga Europea separatista y fueran expulsados de la Premier League”, afirmó.
Las posibles sanciones para los clubes involucrados en el proyecto no solo incluyen prohibiciones a los equipos de jugar torneos oficiales, también sanciones para que los jugadores no sean parte de sus selecciones nacionales.
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