Al menos 2.000 migrantes se encontraban este martes en la frontera entre Polonia y Bielorrusia.
La mayor parte provienen de Medio Oriente y de Asia. Hay muchos hombres, pero también mujeres y niños.
Dicen sentirse atrapados, pues las autoridades de bielorrusas les empujan para que crucen hacia Polonia, cuyo gobierno ha reforzado militarmente la frontera para evitar que su entrada.
“Nadie nos deja llegar a ninguna parte, Bielorrusia o Polonia”, dijo Shwan Kurd, un iraquí de 33 años, durante una videollamada con la BBC.
Allí contó que había llegado a Minsk desde Bagdad a inicios de noviembre y que ahora se encontraba en un campamento improvisado a pocos metros de la valla de alambres de púas colocada en la frontera polaca.
“No hay forma de escapar. Polonia no nos deja entrar. Cada noche sobrevuelan con helicópteros. No nos dejan dormir. Tenemos tanta hambre. No hay agua ni comida aquí. Hay niños pequeños, ancianos, mujeres y familias”, agregó.
Pero la crisis que protagonizan estos migrantes no es solamente humanitaria, sino también política.
La Unión Europea acusa a Bielorrusia de alentar la entrada a través de sus fronteras de miles de personas, como una forma de castigo por las sanciones impuestas por el bloque europeo contra el gobierno del presidente Alexander Lukashenko.
Polonia, Lituania y Letonia -tres estados miembros de la UE- han reportado un incremento importante en el número de personas que han entrado a su territorio desde Bielorrusia en los últimos meses, sin contar con los permisos legales requeridos para ello.
La Comisión Europea acusa a Bielorrusia de atraer a los inmigrantes con la falsa promesa de que podrán entrar fácilmente en la UE.
Los migrantes han relatado numerosas historias sobre el papel que desempeñaron los soldados bielorrusos al ayudarlos a realizar cruces ilegales hacia Polonia y Lituania.
Lukashenko, por su parte, lo niega todo y a su vez acusa a la UE de violar los derechos de quienes buscan refugio.
Polonia ha movilizado 12.000 soldados hacia la frontera para tratar de controlar la situación y Lituania ha declarado el estado de emergencia.
Paul Adams, corresponsal de diplomacia de la BBC, asegura que las últimas imágenes de la frontera polaca no tienen precedentes y recuerdan escenas de la frontera entre Grecia y Macedonia en el apogeo de la crisis migratoria de 2015-2016.
Ahora, mientras los migrantes esperan sin avanzar ni en una ni en otra dirección, la temperatura en la frontera han estado cayendo bajo cero durante las noches, lo que ya ha causado varias muertes durante las últimas semanas.
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