América Latina y la propuesta de Washington de mandar armas a Kiev
Argentina, Brasil y Colombia rechazaron la propuesta de Washington de intercambiar viejas armas rusas en su poder por armas estadounidenses, siempre y cuando esas armas fueran enviadas a los ucranianos. 'El envío de armas-chatarra rusas a Ucrania no es un tema crítico', explica Mauricio Vargas, ex diplomático y periodista colombiano. También entrevistamos a Eduardo Aulicino y Anya Stroganova.
La propuesta de Estados Unidos a los países de América Latina consiste en mandar armas a Ucrania para que los ucranianos se defiendan de Rusia. Cambiar el viejo armamento ruso en mal estado, con problemas de mantenimiento, por material estadounidense, siempre y cuando los países latinoamericanos envíen esas armas a Ucrania.
Al menos tres mandatarios han rechazado ya la propuesta que hizo Estados Unidos. El mandatario colombiano ha dicho que prefiere guardar las armas rusas, incluso si son chatarra, en lugar de enviarlas a Ucrania. Tanto Petro como Lula evocaron la paz.
Por el momento, sin embargo, esa perspectiva parece muy lejana. De ahí el afán de los países occidentales por reforzar la posición de Kiev enviándole armas. Desde el punto de vista simbólico, es clave para el frente occidental que los países latinoamericanos envíen armas, incluso sin son pocas y se encuentran en mal estado.
“Brasil no enviará municiones a Ucrania para ayudar en su guerra contra la invasión rusa”, dijo sin embargo Lula.
“Brasil no quiere tomar ningún tipo de participación, incluso indirecta, en esta guerra”, precisó. Lo que el mundo debería estar haciendo es “encontrar la paz entre Rusia y Ucrania; la palabra paz ha sido muy poco utilizada”, subrayó también el mandatario brasileño.
En el terreno de batalla, sin embargo, es la hora de las armas. Un afán que no se percibe en cambio desde América Latina.
“El tema de las ‘armas-chatarra’ rusas con destino eventual a Ucrania no es un tema crítico, ni es un tema importante” para el gobierno colombiano, explica Mauricio Vargas, ex embajador de Colombia en Francia, periodista y escritor.
“Hay una serie de temas en los cuales el presidente Petro, en el discurso, toma distancia de Estados Unidos. Pero en los hechos, el mandatario sabe que tiene que mantener una buena relación y cumplirle a Estados Unidos en aquello que ese país considera muy importante”. Por ejemplo, en el caso de los extraditados.
“El gobierno del presidente Petro ha extraditado casi a un ritmo más veloz que los gobiernos anteriores a todas aquellas personas que los Estados Unidos han pedido en extradición. El número de extraditados de estos meses es muy significativo. E insisto, a un ritmo casi más veloz que los gobiernos anteriores. Entre los extraditados por este gobierno está el hermano de la senadora del Pacto Histórico, Piedad Córdoba. Se trata de una senadora que forma parte del partido de gobierno y fue extraditado por vínculos con el narcotráfico, acusaciones de las cuales él, obviamente, se declara inocente, pero está pedido por la justicia americana y fue extraditado en un procedimiento relativamente expedito”.
De ahí que Vargas concluya que “Petro juega a un equilibrio en la relación con Estados Unidos. Hay unas cosas en las que le dice que ‘no’ a los funcionarios de los Estados Unidos y hay otras cosas en las que con los hechos les dice que sí. Hay unos puntos en los que el presidente Petro toma distancia de Estados Unidos, pero en los hechos él sabe que tiene que mantener una buena relación”.
Esto no implica, al mismo tiempo, darle la espalda a Moscú ni subir el tono contra Putin.
“Petro, al igual que otros mandatarios de izquierda de América Latina, quiere ubicarse del lado de la paz, lejos de los bloques, quiere asumir una posición en la que no aparezca como un subalterno de los Estados Unidos. El problema radica en que, para hablar de paz, hay que estimular la paz. La pregunta es si esos líderes de América Latina, aparte de decírselo a Estados Unidos, se lo dicen también al gobierno de Putin, si le dicen al presidente ruso: ‘haga algo por la paz, cese la agresión a Ucrania’. Eso no está pasando. Ellos no tienen ninguna interlocución, ni buena ni mala con Putin. Entonces esos llamados a la paz se quedan en el plano meramente de las palabras”.