"Y el Oscar es para…", hubo una leve pausa y después de un par de segundos de suspenso se escuchó su nombre: "… Michelle Yeoh".
Un momento que ya quedará para siempre en la historia de los premios Oscar al convertirse en la primera mujer de origen asiático en ganar la estatuilla como mejor actriz.
“Para todos los niños y niñas que se parecen a mí (…) Esta es una luz de esperanza y posibilidades. Esta es una prueba de que los sueños, y hay que soñar en grande, se hacen realidad”, dijo una emocionada Yeoh al recibir el premio.
“Y señoras, no dejen que nadie les diga que ya ha pasado tu mejor momento”, agregó la actriz de 60 años ante los aplausos de los asistentes a la ceremonia en Los Ángeles.
Cuando Michelle Yeoh llegó a Hong Kong desde su Malasia natal para participar en un comercial junto a Jackie Chan nunca pensó que aquel encuentro daría pie a una exitosa carrera de más de cuatro décadas.
Tampoco era fácil imaginar en ese momento que un día ganaría un Oscar con un papel que fue pensado, inicialmente, para ese actor experto en artes marciales.
Porque el papel protagónico de Yeoh en la aclamada aventura de multiverso “Todo en todas partes al mismo tiempo” (Everything Everywhere All At Once) fue originalmente ofrecido a Chan.
“Así lo escribieron, con Jackie en mente y yo como su esposa, de manera que los papeles están completamente invertidos”, contó en una ocasión la actriz.
Ahora cuesta pensar un multiverso sin Evelyn, el personaje con el que Yeoh consiguió su Oscar.
Yeoh no creció pensando en ser actriz sino en tener su propia escuela de ballet y enseñar lo que más le gustaba hacer, que era bailar.
Pero en la vida de Yeoh los planes no siempre obeden a sus deseos. Por ejemplo, en su juventud participó y ganó el Miss Malasia y representó a su país en el Miss Mundo por insistencia de su madre, quien la inscribió en el certamen sin avisarle.
Aunque fue a raíz de trabajar con Chan que decidió sumergirse en un mundo que, como ella contó en una entrevista para la BBC, estaba dominado por hombres: las películas de acción de artes marciales.
“Me fascinaba ese mundo porque me parecía como una gran coreografía. En verdad parecía como un baile y me lancé a probarlo porque creí que era capaz de hacerlo”, dijo.
La fama de Yeoh fue aumentando durante la década de 1980 hasta consolidarse como una de las principales actrices de las películas de acción en Hong Kong, siendo reconocida por ser capaz de hacer ella misma las escenas más peligrosas sin necesidad de un doble.
En 1997 tuvo su primera gran oportunidad en Hollywood. Fue como “chica Bond” en la película “El mañana nunca muere” (Tomorrow never dies), donde interpreta a una periodista china que conoce al agente 007 (Pierce Brosnan).
Papel que marcó un antes y un después en su vida, siendo reconocida por la revista People como una de las 50 personas más bellas del mundo, aunque el impacto no fue solamente en lo profesional.
Yeoh reflexionó en la entrevista con la BBC que su llegada a Hollywood fue un poco chocante.
“En ese momento fue un poco extraño para mi sistema cuando sales de Asia para llegar a Estados Unidos y de repente empiezas a ser conocida como parte de una minoría. Esa palabra fue nueva para mí”, explicó.
En 2000 llegó su primer gran éxito de taquilla mundial, “El tigre y el dragón” (Crouching tiger, hidden dragón), con la que obtuvo una nominación a los premios de la academia británica del cine (BAFTAS).
Siempre ligada de una forma u otra a personajes de origen asiático, Yeoh participó en varias producciones menos exitosas durante casi dos décadas hasta que en 2018 su carrera recibió un nuevo impulso con la película “Locamente millonarios” (Crazy rich asians).
Luego logró entrar en el Universo Marvel con su participación en “Shang-Chi y la leyenda de los diez anillos” (Shang-Chi and the legend of the ten rings) y hacer historia como Evelyn en “Todo en todas partes al mismo tiempo”.
El año pasado la revista Time la incluyó entre las 100 personas más influyentes del mundo, reconocimiento que no solo resalta la carrera como actriz de Yeoh, sino también su papel como embajadora de buena voluntad para el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.
“Puedo ser una voz y hablar por todas las personas que no tienen esa voz para que sean escuchados”, dijo Yeah.
“Las mujeres líderes son importantes porque para las pequeñas niñas que están creciendo ahora las pueden ver y decir ‘ves, eso es para mí, yo puedo hacer eso’, y ese es el mensaje más importante”, concluyó.