Ciudad Guatemala

Entrelíneas con Haroldo: Ser niña y privada de libertad, la peor condena


Guatemala sufre de grandes problemas en todos los niveles. Y los centros de detención de niñas y jóvenes, es uno más donde se ignora el calvario a que son sometidas las que tienen la desdicha de caer allí.

  10 noviembre, 2016 - 08:58 AM

Las niñas y jóvenes guatemaltecas que son enviadas a los centros de reclusión llamados Hogar de Abrigo y Protección llegan a un infierno donde la vida es un verdadero tormento.

La información que llega hasta nuestras salas de redacción, es que allí el personal masculino que las “cuida” las convierte en objetos sexuales sin importarles las edades de sus víctimas.

Y si no es porque 100 de ellas decidieran huir, la sociedad guatemalteca continuaría ignorando lo que está ocurriendo tras esas paredes, donde el hacinamiento y los abusos son constantes.

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Del hogar al infierno

Algunas de las niñas y jóvenes que se encuentran recluidas han llegado a estos lugares porque las autoridades que las protegen deciden por medio de un juez, sacarlas de sus hogares donde sufren golpes, explotación o abuso sexual, entre otros terribles males.

En algunas ocasiones, son las propias familias las que para darle una lección a sus hijas, las recluyen allí, en donde son apartadas de sus seres queridos para que aprendan “la lección”.

El resultado es que son obligadas a vivir la peor de las torturas, ya que en esos “hogares” hay de todo: niñas y jóvenes obligadas a delinquir, hay chicas sicarias, otras acusadas de asesinado, de robo o de extorsión.

Se afirma también  que algunas de las que se dice que escaparon de esos “hogares” están siendo explotadas sexualmente por hombres y mujeres que logran ganancias económicas a costa de esta condenable práctica.

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Guatemala sufre de grandes problemas en todos los niveles. Y los centros de detención de niñas y jóvenes, es uno más donde se ignora el calvario a que son sometidas las que tienen la desdicha de caer allí.

Mientras tanto, las autoridades que deberían de velar por su reinserción a la sociedad, se hacen los desatendidos, demostrando lo poco que les importan estas víctimas que pagan una doble condena, el ser mujeres y privadas de libertad.

Entrelíneas con Haroldo Sánchez Trump

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