Un detector astronómico enterrado en el hielo antártico proporcionó una visión de nuestra galaxia nunca antes captada.
La imagen borrosa y extraordinaria es de la Vía Láctea, pero está compuesta por las “partículas fantasma” que emiten las reacciones que dan energía a las estrellas.
Estas partículas son neutrinos y son extremadamente difíciles de detectar en la Tierra.
Para hacerlo, los científicos debieron convertir un gran bloque de hielo antártico en un detector.
“Esta es la primera vez que vemos nuestra galaxia usando partículas en lugar de fotones (de luz)“, le dijo a BBC News el profesor Subir Sarkar, de la Universidad de Oxford.
Esto, explicó, proporciona una visión de los “procesos de alta energía que impulsan nuestra galaxia”.
Se puede pensar en los neutrinos como mensajeros astronómicos que apuntan a esos procesos fundamentales.
Los neutrinos son creados cuando partículas llamadas rayos cósmicos, que se mueven a una velocidad cercana a la de la luz, chocan contra otra materia.
Detectar esas colisiones significa capturar neutrinos. Y eso no es fácil.
“El neutrino es una partícula fantasma; básicamente, casi no tiene masa“, explicó el profesor Sarkar.
“Los neutrinos se mueven a la velocidad de la luz y podrían atravesar la galaxia sin interactuar con nada. Por eso, para poder verlos, se necesita un detector enorme”, agregó.
El detector que diseñaron los científicos e ingenieros se llama IceCube.
Está compuesto por miles de sensores ubicados en largos cables que fueron colocados en un cubo de hielo perforado de 1 km de lado. Toda la estructura está enterrada cerca del Polo Sur.
Cada vez que un neutrino interactúa con una de las miles de millones de moléculas de hielo, esa interacción es capturada.
“Esencialmente, al saber qué sensor se activa y en qué momento, podemos reconstruir la dirección (de donde vino el neutrino)“.
Los científicos afirman que el descubrimiento, publicado en la revista Science, es una ventana completamente nueva a nuestra galaxia.
Ha pasado un siglo desde que el astrónomo Edwin Hubble descubrió que la Vía Láctea era solo una de millones de galaxias, nuestro hogar en un vasto universo.
La profesora Naoko Kurahashi Neilson, física de la Universidad de Drexel en Filadelfia e integrante del equipo de IceCube, explica que los seres humanos han venido intentando comprender la Vía Láctea durante milenios.
“La hemos visto en muchas longitudes de onda de luz, como ondas de radio y rayos gamma, pero desde tiempos ancestrales siempre se ha captado en la radiación electromagnética, en todas las longitudes de onda de luz o fotones”.
“Es el primer ‘mapa’ de nuestra galaxia en algo (que no sea luz), y está realizado en neutrinos de alta energía“, dijo a BBC News. “(Esto significará) que podemos comenzar a comprender mejor los procesos físicos en la Vía Láctea”.
La profesora Kurahashi Neilson agregó que el equipo pasará los próximos 5 a 10 años intentando responder preguntas que “finalmente podemos hacer”.