Experimentar algún efecto secundario leve tras vacunarse contra el coronavirus es normal y hasta puede ser un signo de que la vacuna está funcionando.
Experimentar algún efecto secundario leve tras vacunarse contra el coronavirus es normal y hasta puede ser un signo de que la vacuna está funcionando.
Tras la inmunización, es posible que aparezca algo de fiebre, malestar, dolor o cansancio. Cada individuo puede experimentar uno de estos síntomas, una combinación de los mismos o ninguno.
Pero estos efectos secundarios desaparecen generalmente a las pocas horas o días.
“La enfermedad es muchísimo peor que la inmensa mayoría de efectos secundarios de la vacuna. Las vacunas salvan vidas con un alto grado de protección”, le dice a BBC Mundo el virólogo Julian Tang, de la Universidad de Leicester, en Reino Unido.
Los expertos recomiendan estar alerta tras recibir la vacuna ya que, en caso de producirse una una reacción alérgica grave, esta ocurre a los pocos minutos y horas de la inoculación.
Esto último, sin embargo, está demostrando ser bastante poco probable.
De acuerdo a un estudio liderado por especialistas del Hospital General de Massachusetts, en Boston, Estados Unidos, la prevalencia de una reacción anafiláctica es de entre 2,5 y 11,1 casos por millón de dosis de la vacuna de Pfizer, por ejemplo.
Y la mayoría de esos casos se da en pacientes con historial de alergias.
Dicha estadística puede variar ligeramente según el tipo de población o de vacuna, pero da una medida de lo poco probable que es desarrollar una reacción alérgica.
¿Qué tan común es desarrollar efectos secundarios y por qué los expertos lo consideran algo normal que no debe preocupar?
“Es difícil dar números concretos sobre qué tan probable será desarrollar un efecto secundario leve porque cada población o individuo responde de manera distinta”, aclara Julian Tang.
En Reino Unido, uno de los países más avanzados en la campaña de vacunación, una de cada 10 personas experimenta algún efecto adverso leve.
Pero esto, insisten los expertos, es algo “completamente normal”.
“La vacuna, al igual que un virus, no deja de ser un agente extraño que provoca que el organismo reaccione y produzca anticuerpos“, explica a BBC Mundo la doctora Josefina López, quien participa en la campaña de vacunación en Madrid, España.
“Para protegerse, el cuerpo genera una respuesta inflamatoria. Y eso puede hacer subir la temperatura y que aparezcan dolores y malestares. Es un proceso normal que puede ocurrir con cualquier vacuna, no solo con las del coronavirus”, agrega la especialista.
Para hacerse una idea, una respuesta inflamatoria también puede aparecer ante algo tan común como un golpe o herida.
“La inflamación es algo que el cuerpo también experimenta durante un impacto severo en la rodilla tras caerse. Entonces sientes dolor, enrojecimiento e hinchazón en la zona”, le explica a BBC Mundo el profesor Wilbur Chen, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Maryland, en Estados Unidos.
En ese sentido, es normal “esperar que haya posibles efectos adversos no solo a una vacuna, sino también a un medicamento o incluso alimento. Hay que pensar en que estas reacciones como el indicio común de que la vacuna funciona. Cualquier síntoma se resolverá generalmente a los 2 o 3 días”, señala Chen.
Llevamos pocos meses de vacunación y eso implica que los estudios se actualizan constantemente.
“Los efectos adversos en personas jóvenes pueden ser más notorios, lo cual no implica gravedad”, dice López.
Esto es porque “habitualmente las personas mayores experimentan un deterioro de la respuesta inmune que es normal al envejecer”, apunta Wilbur Chen.
En las vacunas que requieren dos dosis, como la de Pfizer, Moderna o Sputnik V, parece haber cierta inclinación a experimentar algún efecto secundario tras recibir la segunda dosis.
“La primera dosis genera una respuesta inmune media y la segunda la refuerza. Es por ello que la segunda genera una respuesta más robusta y se asocia más a experimentar algún efecto secundario”, explica a BBC Mundo el doctor Andrew Badley, de la Clínica Mayo, en Estados Unidos.
Jualian Tang también alerta que el tipo de síntomas puede ser magnificado por la percepción de los pacientes.
“Muchos pacientes, nerviosos o ansiosos por vacunarse, pueden experimentar algún dolor leve y luego reportarlo mayor de lo que es. La psique también influye”, dice el experto.
“En mi caso, cuando me vacuné con el compuesto AstraZeneca/Oxford, me dio un poco de fiebre y malestar y simplemente tomé paracetamol”, revela Julian Tang.
Antiinflamatorios como el paracetamol o el ibuprofeno pueden ayudar a aliviar los efectos secundarios de las vacunas, aunque se recomienda consultar con un médico antes de tomarlos.
No es recomendable tomar estos medicamentos antes de vacunarse a modo preventivo.
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) en EE.UU. aconsejan aplicar una toalla limpia y húmeda y mover y ejercitar el brazo vacunado para aliviar cualquier posible incomodad.
En el caso de tener algo de fiebre, ayuda beber mucho líquido y vestir ligero.