A pesar del delicado estado del gran felino de las Américas en la región, existen diversas iniciativas para garantizar su protección y conservación.
En el centro de Centro de Reintroducción del Yaguareté, en el Parque Nacional Iberá de Corrientes (Argentina), la celebración del Día Mundial del Jaguar (el 29 de noviembre), se espera con impaciencia, pues se darán a conocer los nombres de los cachorros de jaguar que nacieron hace unos días. Son el resultado del cruce de dos ejemplares salvajes que fueron rescatados de los cazadores furtivos en Brasil y enviados posteriormente a Argentina, donde “la población estimada de yaguaretés es de 250 ejemplares”, dijo a DW Talía Zamboni, coordinadora de proyectos de reintroducción en Iberá de la Fundación Rewilding Argentina.
“El proyecto de reintroducción del yaguareté en Iberá busca establecer una población autosustentable con la que se pueda recuperar su rol ecológico y su valor cultural y que represente a su vez un atractivo para el desarrollo del turismo de naturaleza, que beneficie a las comunidades vecinas a la reserva”, explicó.
El Centro de Reintroducción de Yaguaretés nace con el objetivo de que se reproduzcan animales que posteriormente puedan ser liberados. “Los animales de cautiverio no podrán ser liberados al estar acostumbrados a la alimentación y manejo por parte de humanos, pero pueden producir cachorros que crezcan con un mínimo contacto humano para ser liberados en el futuro”, puntualizó Zamboni.
El centro, inaugurado en 2015, ha acogido ocho ejemplares y con “constancia” y “mucha paciencia” en 2018 “nacieron los primeros cachorros de dos padres de cautiverio y, en 2020, el segundo nacimiento de dos crías más de padres de origen silvestre”. No obstante, “estudios de disponibilidad de hábitat y presas en Iberá sugieren que la zona podría llegar a albergar una población de alrededor de 100 ejemplares”, subrayó.
Una cuestión de territorio
“La recuperación de ejemplares para su liberación apoya de manera reactiva que los jaguares regresen al entorno natural”, concede a DW María José Villanueva, Directora de Conservación de WWF México. No obstante, recordó que “la principal amenaza del jaguar es la pérdida y fragmentación del hábitat”. “Necesitamos trabajar en conservar los espacios naturales necesarios para que el jaguar se pueda mover libremente, encontrar pareja y presas”, agregó.
“Garantizar la conectividad del hábitat en su área de distribución es esencial para la supervivencia a largo plazo de los jaguares”, consideró a DW Amy Fraenkel, secretaria ejecutiva de la Convención de Especies Migratorias (CMS, por sus siglas en inglés) con sede en Bonn (Alemania). En este sentido, Carlos Mario Orrego, representante del Comité Científico para Centroamérica, El Caribe y Suramérica de dicha Convención, apuntó a la creación de corredores binacionales y trinacionales con todos los países de área de distribución de las Américas. “Costa Rica tiene un corredor transfronterizo con Panamá y con Nicaragua”, señalizó a DW.
Para contribuir a ello el Fondo Mundial para la Naturaleza lanzó a principios de este mes la ‘Estrategia de Conservación del Jaguar 2020-2030’ que contempla acciones en 14 de los 18 países de América donde habita el felino, considerado como especie “casi amenazada” según la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
“La estrategia regional de WWF trabajará en asegurar 15 de los 30 paisajes que propone el Plan Jaguar 2030, lanzado en la CoP14 del Convenio sobre Diversidad Biológica en 2018”, puntualizó Villanueva. La organización quiere “asegurar la conectividad, fortalecer las áreas naturales protegidas que aún contienen jaguar, reducir el tráfico ilegal y apoyar a las comunidades que habitan en territorio jaguar”, agregó.
Más protección internacional y nacional
La iniciativa de la WWF se une a otros esfuerzos de organizaciones y gobiernos. Precisamente, “el jaguar fue incluido en ambos Apéndices de la Convención sobre Especies Migratorias a principios de este año, lo que le otorga la protección más fuerte bajo la Convención”, aseguró Fraenkel.
Además de este logro a nivel internacional, a nivel nacional destaca el Plan de Acción para la Conservación del Jaguar 2020-2025 que lanzó recientemente el Ministerio de Medio Ambiente y Agua de Bolivia y que busca la conservación de este felino que se enfrenta a la destrucción de su hábitat natural.
“Los incendios forestales entre mayo y noviembre han ocasionado grandes pérdidas de nuestras áreas”, dijo a DW Andrea Benavente, directora de comunicaciones de la Comunidad Inti Wara Yassi. Esta organización se dedica al rescate de jaguares, entre otros animales, víctimas del tráfico ilegal, su uso como mascotas y el maltrato, a través de tres santuarios. “En el 2020 hemos perdido alrededor de 500 hectáreas de las 900 que pertenecen a Ambue Ari”, lamentó, puntualizando que en este santuario “hemos observado cerca de nueve jaguares que usan el territorio dentro de su rango de distribución”. Por este motivo, Benavente reclama “fortalecer el sistema judicial con sanciones drásticas para los responsables de quemas ilegales, así como para los traficantes de vida silvestre”.
Y es que el tráfico internacional es otra de las amenazas de la emblemática especie. Yandery Kempff, Directora de Recursos Naturales de la gobernación de Santa Cruz y responsable del Centro de Atención y Derivación de Fauna Silvestre, trabaja con animales que han sido víctimas de comercio ilegal. En el centro hay seis jaguares que fueron rescatados y la idea era trabajar con el Centro de Reintroducción del Yaguareté de Argentina aportando algún ejemplar pero “no se pueden sacar animales silvestres fuera de Bolivia aunque sea en condición de préstamo”, explicó a DW.
Kempff lamentó que este tipo de iniciativas no se contemplen en el reciente plan anunciado por el Ministerio y reclamó que este vaya acompañado de financiación. “No se destinan recursos a los anuncios”, criticó confiando que en este caso se aporten pues “Bolivia es un enclave importante”.