Así podría verse el fin de nuestro sistema solar cuando el Sol finalmente envejezca y se convierta en una enana blanca en unos cinco mil millones de años.
Los astrónomos han descubierto un planeta del tamaño de Júpiter que orbita de cerca los restos humeantes de una estrella muerta, la primera vez que se descubre un exoplaneta intacto viajando alrededor de una enana blanca, según una investigación publicada en la revista Nature este miércoles (16.09.2020).
Los investigadores dijeron que el destino de este planeta gigante, llamado WD 1586 b, ofrece una visión potencial de nuestro propio Sistema Solar cuando el Sol finalmente envejezca y se convierta en una enana blanca en unos cinco mil millones de años.
Astronomers found what may be the first intact planet closely orbiting a white dwarf, the dense leftover of a Sun-like star. The object was spotted by our @NASAExoplanets TESS mission & observed by our now-retired @NASAUniverse Spitzer Space Telescope: https://t.co/yh5X8rcPIM pic.twitter.com/bMF3Z09Jqr
— NASA (@NASA) September 16, 2020
Cuando ha consumido sus reservas de hidrógeno, una estrella como el Sol entra en su agonía, primero hinchándose enormemente hasta convertirse en una gigante roja incandescente que quema y engulle los planetas cercanos. Luego colapsa, reduciéndolo a su núcleo quemado.
Esta es la enana blanca, una brasa estelar extremadamente densa que brilla débilmente con la energía térmica sobrante y se desvanece lentamente durante miles de millones de años.
Investigaciones anteriores han sugerido que algunas enanas blancas pueden retener restos más distantes de sus sistemas planetarios. Pero hasta ahora no se habían detectado planetas intactos en órbita alrededor de una de las estrellas muertas.
El autor principal, Andrew Vanderburg, de la Universidad de Wisconsin-Madison (EE. UU.), destacó que todavía tienen “muchas preguntas sobre cómo WD 1856 b llegó a su ubicación actual sin sufrir uno de esos destinos”.
El equipo considera que “de alguna manera” el objeto, que fue detectado con por el satélite TESS de la Nasa “se acercó mucho a su enana blanca y logró mantenerse de una sola pieza”.
“Nuestro descubrimiento sugiere que WD 1856 b debe haber orbitado originalmente muy lejos de la estrella, y luego de alguna manera viajó hacia adentro después de que la estrella se convirtió en una enana blanca”, dijo Vanderburg.
Encontrar un mundo posible que orbita cerca de una enana blanca ha llevado a los investigadores a considerar las implicaciones para estudiar las atmósferas de pequeños mundos rocosos en situaciones similares, ya que el minúsculo tamaño de la enana blanca facilita la caracterización de la atmósfera del planeta.
“Ahora que sabemos que los planetas pueden sobrevivir al viaje sin que la gravedad de la enana blanca los rompa, podemos buscar otros planetas más pequeños”, aseguró Vanderburg.
Actualmente no hay evidencia que sugiera que hay otros mundos en el sistema, pero es posible que existan planetas adicionales y que aún no se hayan detectado.