Con los ojos del mundo encima, el defensa Achraf Hakimi se atrevió a lo que muy pocos: cobrar con acierto un penalti "a lo Panenka".
No fue cualquier cobro, sino el gol con el que Marruecos eliminó en la tanda de penales a España (3-0) en la ronda de octavos de final de Qatar 2022.
“La estrella Hakimi dio un paso al frente y fue el más frío bajo la presión más intnesa, hundiendo su penal – a lo Panenka – justo en el centro de la portería para hacer que Marruecos avance a cuartos”, escribió el experto en fútbol de la BBC Shamoon Hafez desde el estadio.
No importaba en qué idioma hablaran los narradores y comentaristas, muchos de ellos dijeron el apellido de Antonin Panenka, el primer futbolista que anotó el penalti “mágico”, como lo llama la UEFA (Unión de Federaciones Europeas de Fútbol).
“Cuando inventé esa forma de lanzar un penalti, cuando me convertí en su padre espiritual, por así decirlo, nunca se me ocurrió que entraría en los libros de historia del fútbol.
“Es una sensación hermosa cuando alguien hace un disparo así y lo describen como un tiro a lo Panenka. Estoy extremadamente orgulloso”, le dijo Panenka al periodista Ian Williams, presentador del programa de la BBC Sporting Witness.
En la historia sobre su famosa técnica hay muchos (pero muchos) disparos al arco y mucho chocolate.
Viajemos en el tiempo, a un país que ya no existe: Checoslovaquia.
Panenka nació en diciembre de 1948 en Praga.
“En verano, jugabas al fútbol y en el invierno, al hockey sobre hielo”, contó en esa entrevista con la BBC de la cual extraemos varios fragmentos.
“Jugaba al menos cinco o seis horas de fútbol al día”.
Su padre era un amante del fútbol y de las motos.
“Pasábamos todo el tiempo dando vueltas por Praga, yendo a mis entrenamientos y a los partidos”.
A los nueve años, hizo una prueba con el club Bohemians Praha, donde desarrollaría su carrera y se convertiría, tras la invasión soviética de 1968, en mediocampista.
“En el sistema comunista, tenías que tener un trabajo y, así, el joven Penanka se levantaba a las 4:30 todas las mañanas para ir a operar un torno en una fábrica de metales y, después, se iba al entrenamiento”, contó Williams.
En el libro Epic Heroes (Héroes épicos) Alex Bello y Ben Lyttleton señalan que en 1974 Panenka había fallado dos penaltis con los Bohemians y estaba tan molesto que decidió practicar más y más.
“Durante los siguientes dos años, después de cada sesión de entrenamiento, Panenka se quedaba pateando penaltis contra el arquero del Bohemians, Zdeněk Hruška”.
Entre ellos apostaban tabletas de chocolate o un vaso de cerveza.
“Como era un muy buen portero, se convirtió en una apuesta muy cara. Así que, a veces, antes de irme a dormir, intentaba pensar en formas de sacar lo mejor de él, de corregir mis errores”, contó Panenka en un artículo de la UEFA.
“Así tuve la idea de que si retrasaba el inicio y sólo levantaba el balón, el portero, que se había lanzado a un lado de la portería, no podría rectificar en el aire. Esa fue la base de mi filosofía”
Comenzó a probar su técnica con su amigo y notó un efecto secundario: empezó a aumentar de peso porque “ganaba las apuestas”.
Su invención la fue empleando lentamente en partidos amistosos y ligas menores hasta que llegó el que sería el partido más importante de su carrera.
La Eurocopa del 76
Su debut con la selección de Checoslovaquia se dio en 1973 en un partido que se disputó en Escocia.
“Fue en (el estadio) Hampden Park. Había unas 100.000 personas. En las gradas del Bohemians, teníamos un máximo de 11.000, tal vez 14.000 personas. Nunca había visto tanta afición en el estadio”, recordaba en la entrevista con la BBC.
Panenka fue una de las piezas clave para que su país brillara en la Eurocopa de 1976, que se disputó en Yugoslavia.
Los checos tuvieron que enfrentarse a dos de las mejores escuadras de todos los tiempos.
Una de ellas fue la inolvidable Naranja Mecánica holandesa que capitaneaba el gran Johan Cruyff.
“Nosotros definitivamente llegamos allá como los outsiders. A mí, en lo personal, me preocupaba que simplemente nos derrumbáramos. Los holandeses eran probablemente el mejor equipo del mundo en ese momento”.
Pero lograron imponerse a ellos y llegar a la final en la que se midieron a la campeona mundial y europea: la República Federal de Alemania.
Se trataba de la escuadra de otra leyenda: Der Kaiser, Franz Beckenbauer.
“Estábamos eufóricos. Sabíamos que pasara lo que pasara en la final, aunque perdiéramos, éramos grandes héroes a los ojos de la gente”, evocó Panenka.
Checoslovaquia abrió el marcador en el minuto 8 y, 17 minutos después, ampliaría la ventaja a 2-0.
“No podía dejar de pensar que los alemanes siempre jugaban hasta el último minuto. Lo demostraron en su partido contra Yugoslavia, cuando también habían estado 2- 0 y al final ganaron 4-2”.
Panenka no se equivocó: tres minutos después, Alemania marcó y lo volvería a hacer en el minuto 89.
Pero fue una igualada la que le trae muy buenos recuerdos:
“Gracias a Dios los alemanes empataron. No me hubiese vuelto famoso si no lo hubieran hecho”.
Sin goles en el tiempo extra, la suerte estaba echada.
“Aunque la tanda de penaltis se había estado usando por muchos años como una forma de resolver empates, la Eurocopa del 76 fue el primer gran torneo internacional en emplearla y los checos estaban preparados”, indicó Williams.
Y es que, contó Panenka, el equipo técnico había visualizado una final con penales y entrenaron en función de eso.
Además, él mismo tenía entre manos su plan maestro, la técnica que había venido perfeccionando que el portero checo Ivo Viktor le rogó no usar.
Los siete primeros penaltis fueron anotados.
Pero cuando le llegó el turno a Uli Hoeness, el alemán optó por un proyectil tan potente que pasó por encima del travesaño superior y salió de la cancha.
El instante de gloria de Panenka estaba por llegar.
“De repente tuve la ventaja de poder decidir quién se llevaría el título, y también tenía este plan alternativo de lanzar un penalti de una manera que nadie había visto antes“.
Frente a unos 30.000 aficionados, Panenka tenía muy claro lo que iba a hacer.
“Estaba tan lleno de euforia, rebosante de optimismo, estaba convencido 100%, 1000% de que sería gol“.
Pero Viktor no tenía la misma confianza, pese a que, como indican Bello y Lyttleton, como portero de la selección conocía muy bien su técnica y aún así no se los podía tapar. Sentía, como muchos porteros, que tenía que lanzarse hacía un lado.
“Ivo sabía que lo iba ejecutar así y me dijo que era muy arriesgado patear un penalti de esa manera en una situación como esta. ‘Si no marcas, no te voy a dejar entrar en la habitación'”, contó Panenka que le dijo.
La advertencia de su compañero de cuarto no surtió efecto alguno.
Llegado su turno, Panenka corrió hacía al punto penal, chutó delicadamente el balón, mientras el guardameta alemán Sepp Maier se lanzaba a la izquierda.
La pelota hizo un viaje sereno por el centro hacia el fondo de la malla.
El joven de 27 años corrió con las manos en alto hasta que lo alcanzaron sus compañeros que lo sepultaron entre abrazos.
“Nos convertimos en campeones de Europa, pero ninguno de nosotros podía creerlo. Era como Alicia en el país de las maravillas”.
Ese fue el único título europeo de Checoslovaquia.
“Terminé eligiendo el penalti en la final porque me di cuenta de que era la forma más fácil y sencilla de marcar un gol. Es una receta sencilla”, dijo Panenka en el artículo de la UEFA.
Pero no es tan simple, dice el periodista Raúl Fain Binda, antiguo colaborador deportivo de BBC Mundo y quien, desde esa histórica Eurocopa, ha visto más de un gol a lo Panenka.
Para Fain Binda, ese penal llama tanto la atención porque “es un espectáculo dentro del espectáculo. Todo penal lo es, pero el Panenka tiene ingredientes adicionales, de comedia o tragedia según el caso”.
“Es tan diferente, tan ajeno a la narrativa convencional del fútbol, que parece arrancado de un relato del escritor Osvaldo Soriano, autor de ‘El Penal más Largo del Mundo’, que duró una semana tan llena de incidentes y trompazos como una película de Buster Keaton”.
“Es diferente a cualquier otro lance del fútbol, hasta peligroso para el lanzador, como jugar con una granada”.
Gigantes del fútbol como Messi, Francesco Totti, Andrea Pirlo o Sergio Ramos han jugado magistralmente con esa granada. También otros no tan grandes, como Hakimi este martes en Qatar 2022.
“El primer factor cautivador del Panenka es la sorpresa. El fútbol puede ser monótono. Todos sabemos cómo va a subir el marcador de punta, cómo va a centrar, sabemos que el central controlará, pifiará o desviará la pelota”.
“La sorpresa es la pimienta del fútbol, produce el mismo efecto vigorizante que cuando de pequeños nos contaban que el sapo de una laguna se convertía en el príncipe encantador con un beso”.
“Después está la habilidad técnica, porque parece fácil pero levantar suavemente la pelota, con toda la presión, como ‘en cucharita’, o ‘picada’, sin mandarla a las nubes, requiere una combinación poco común de sangre fría y destreza”.
La UEFA cuenta que, sobre el gol de Panenka, Beckenbauer dijo que “solo un verdadero campeón encontraría esa solución”, mientras que Pelé indicó: “Cualquiera que marque un penalti así debe ser considerado un genio o un loco“.
Tras el anuncio del retiro de Sebastián Abreu, el sitio web de la FIFA publicó el artículo que tituló: “El Loco del penal a lo Panenka dice adiós”, en el que destacó la carrera futbolística del uruguayo.
“El planeta fútbol lo recordará sobre todo por un momento en particular: el penal ‘a lo Panenka’ que decidió la serie ante Ghana por los cuartos de final de la Copa Mundial de la FIFA Sudáfrica 2010. Ese instante que justificó plenamente el apodo que lo acompañó toda su vida”.
Para Fain Binda, otro elemento crucial es “el engaño, la burla al arquero, similar al regate exitoso del gambeteador”.
“El factor más interesante del fútbol, junto con la sorpresa, es el engaño, una suerte que requiere habilidad técnica, astucia e inteligencia, tres virtudes indispensables en el buen jugador. Los hinchas adoran al burlador, siempre y cuando juegue para ellos”.
De acuerdo con el periodista, algo que ha determinado recientemente la difusión de esta técnica, “que al principio fue ignorada, o por lo menos muy poco utilizada, es la humillación, que es bifronte, porque su víctima original es el portero, pero también puede ser el lanzador“.
“Y eso es lo más interesante, creo, porque si el burlado es el portero… bueno, al día siguiente ya está. Pero si el lanzador fracasa, si la manda a las nubes o, mucho peor, el arquero se hace con la pelota, eso puede resultar fatal”.
Lo cierto es que ese día de 1976, Panenka quería entretener al público y, como dijo en el libro de Bello y Lyttleton, vio en ese penalti un reflejo de supersonalidad.
“Les quería dar a los aficionados algo nuevo, quería crear algo que les diera de qué hablar”.
“Quería que el fútbol fuera más que solo patear un balón”.
¡Y cómo lo logró!
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