La tenista japonesa Naomi Osaka está dejando un mensaje claro con sus tapabocas mientras compite en el Abierto de Estados Unidos: en cada partido usa una mascarilla que lleva impresa el nombre de una persona negra víctima del racismo o la violencia policial en EE.UU.
Osaka empezó a utilizar estos barbijos cuando comenzó el torneo. Ahora, la japonesa está en semifinales.
Los familiares de los que ella honra con sus mascarillas le han agradecido el gesto de forma pública, a lo que ella respondió, a su vez, con gratitud.
“Traté de no llorar”, dijo al respecto en una rueda de prensa.
“Ha sido un poco surrealista. Es extremadamente conmovedor que ellos se sientan a su vez emocionados por lo que estoy haciendo. Para mí, lo que hago no es casi nada. Es una minúscula parte de lo que podría estar haciendo”, agregó.
Osaka ha lucido tapabocas con los nombres de Breonna Taylor, Elija McClain, Ahmaud Arbery, Trayvon Marton y George Floyd.
Estas son las historias de tres de ellos.
El 13 de marzo, agentes de policía en la ciudad Louisville, en el estado de Kentucky, EE.UU., usaron un ariete para tumbar la puerta del apartamento de Breonna Taylor, ubicado en el sector de South End.
Los uniformados sospechaban era la base de operaciones para recibir drogas de una pandilla estaba establecida en una dirección ubicada a unos 16 kilómetros.
Uno de los sospechosos era un exnovio de Taylor y ella era una de las tres personas que estaban mencionadas en la orden de registro de la policía, según el reporte de un medio local.
Sin embargo, ella no era el principal objetivo de la investigación.
Pero el derribo de la puerta condujo a una serie de eventos caóticos que hicieron que Taylor, que estaba desarmada, recibiera un disparo que finalmente acabó con su vida.
El incidente desencadenó protestas en las que los participantes exigieron arrestar a los policías involucrados..
En junio, a Brett Hankison, uno de los tres uniformados que participó en el tiroteo, le retiraron su placa.
El jefe interino de la policía de Louisville, Robert Schroeder, dijo que la conducta de Hankison esa noche había sido “un golpe a la conciencia” y lo acusó de disparar 10 rondas dentro del apartamento de la joven, quien tenía 26 años.
Ante ello, los abogados de la familia Taylor pidieron medidas contra otros dos policías, Jon Mattingly y Myles Cosgrove.
“Queremos que esos uniformados sean procesados por su papel en la prematura muerte de Breonna”, señalaron.
Los otros policías involucrados en el tiroteo no han sido arrestados o acusados formalmente hasta el momento.
Elijah McClain era un joven negro de 23 años que murió bajo custodia policial en Denver, Colorado, el 24 de agosto de 2019.
Él estaba caminando, desarmado, cuando fue detenido por tres policías. Un fiscal de distrito reportó que se había registrado una llamada de emergencia sobre “una persona sospechosa” que coincidía con su descripción.
Entonces se inició un forcejeo mientras los uniformados buscaban un arma en el cuerpo de McClain.
En la grabación de la cámara corporal de los policías se puede escuchar: “Por favor respeten mis límites”.
“Él quiere tu pistola”, dice uno de los policías, tras lo cual lo empujan contra el suelo y lo sujetan por el cuello.
El reporte dice que McClain perdió la conciencia, que los agentes le dejaron de apretar en el cuello y que de nuevo comenzó a forcejear con los policías cuando recuperó el aliento.
Entonces los uniformados llamaron por ayuda, a lo que respondieron los bomberos y una ambulancia. Un médico le inyectó 500mg de ketamina a McClain para sedarlo.
Acto seguido, lo pusieron en una camilla y lo llevaron en la ambulancia. A bordo, el médico que le había administrado la droga notó que McClain no respiraba y que no tenía pulso.
El 27 de agosto se declaró la muerte cerebral del joven.
La familia de la víctima sostiene que los policías hicieron uso excesivo de la fuerza por más de 15 minutos, mientras McClain vomitaba y les rogaba que pararan.
Inmediatamente después del incidente, los tres policías involucrados fueron puestos en licencia administrativa.
Tres meses después, los fiscales encargados del caso anunciaron que no presentarían una acusación formal contraa los agentes y que estos podían regresar a sus tareas normales.
En junio de este año, los policías fueron reasignados a “tareas administrativas”.
El asesinato de George Floyd reavivó el movimiento Black Lives Matter este año, iniciando lo que se cree ha sido la ola de protestas por los derechos civiles más extendido en la historia de Estados Unidos.
Floyd, de 46 años, fue detenido por la policía el 25 de mayo en Minneapolis.
Los agentes estaban investigando una compra de cigarrillos con dinero falso en una tienda local.
Las imágenes, que luego se compartieron ampliamente por internet, mostraron el arresto de Floyd, durante el cual un oficial lo inmovilizó contra el suelo.
En los videos se puede observar al uniformado Derek Chauvin arrodillado sobre el cuello de Floyd durante casi nueve minutos.
Las grabaciones también muestran a Floyd suplicando repetidamente que se detenga, diciendo: “No puedo respirar”.
Fue declarado muerto en el hospital.
A medida que las imágenes se difundieron por todo el mundo, estallaron protestas en Minneapolis, la primera de cientos de manifestaciones de Black Lives Matter en todo el mundo.
Los cuatro agentes implicados en su arresto fueron despedidos al día siguiente y posteriormente acusados de su asesinato. Se espera que sean juzgados el próximo año.