Aquí les contamos algunas de las rivalidades que van a atraer a la audiencias en los Juegos Olímpicos de Tokyo 2020.
Paz. Solidaridad. Respeto. Los Juegos Olímpicos representan algunos de los valores más sublimes de la humanidad. Pero, a veces, el drama deportivo requiere un poco de fricción.
Aquí les contamos algunas de las rivalidades que van a atraer a la audiencias en los Juegos Olímpicos de Tokyo 2020.
Esta rivalidad está hecha para la televisión y fue hecha por la televisión.
En Río de Janeiro 2016, la estadounidense Lilly King estaba viendo la sesión preliminar de los 100 metros pecho donde competía la campeona del mundo, la rusa Yulia Efimova.
Rusia estaba en ese entonces en el centro de la controversia porque la Agencia Mundial Antidopaje había acusado un mes antes al país de tener una red de dopaje operada por el mismo Estado.
La misma Efimova había sufrido una sanción de 16 meses por uso de esteroides en 2014.
Cuando quedó primera en su serie, Efimova -ahora de 29 años- celebró alzando su dedo índice, aparentemente sugiriendo que seguía siendo la número uno.
King, detrás de escena, fue sorprendida por un camarógrafo negando con su dedo frente a la pantalla.
A la tormenta mediática que esto generó se sumó una declaración de la estadounidense haciendo referencia a la sanción de dopaje de Efimova en una entrevista brindada junto a la piscina olímpica.
En la final, la nadadora rusa debió soportar el abucheo de algunos de los presentes para luego ser derrotada por King en la búsqueda del oro.
Aunque la situación es menos tensa en la actualidad, todavía corre algo de mala sangre por las venas de ambas.
“¿Nos caemos bien? No realmente, pero a esta altura podemos ser civilizadas y estar en el mismo cuarto”, dijo King a la prensa en junio.
Luego añadió: “Siempre eres responsable de lo que pones en tu cuerpo. Haya sido un error o no, tú lo tomaste por tu propia voluntad, y eso es algo que no pienso olvidar”.
El incidente de la discordia en la historia de esta rivalidad se remonta a 2012.
En frente de 20.000 personas en París, el italiano Busa -que peleaba con un tobillo roto- logró una sorprendente victoria por el título de karate de hombres hasta 75 kilos.
En karate existe un protocolo tras los combates que implica un apretón de manos y una reverencia ceremonial.
En ninguna parte este protocolo habla de bailar entre ambos gestos el Gangnam Style, baile surcoreano muy popular en esos años.
Pero eso es lo que hizo un exhilarante Busa y lo que no puede olvidar el campeón mundial Aghayev, que fue bautizado como el “Maradona del Karate” por el presidente del organismo que lidera este deporte.
“Él comenzó a bailar enfrente de mí. Eso no me sentó bien y provocó que me encerrara en mí mismo por los siguientes seis o siete meses”, confesó el hombre de Azerbaijan.
“No somos amigos Aghayev y yo”, admitió Busa.
“Yo no me burlé de él, solo fue consecuencia de mi alegría que dejé salir. Lo respeto mucho, pero si decide burlarse de mí como revancha, no me importará”.
¿Qué clase de pasos de danza estará aprendiendo Aghayev? ¿La Macarena?
Cuando la holandesa Sifan Hassan ganó el título mundial de los 1.500 metros en Doha, en octubre de 2019, con el sexto registro más rápido de la historia, Laura Muir, quien llegó quinta, dijo que era imposible mirar ese resultado de forma aislada, sin observar el contexto.
Cuatro días antes, Alberto Salazar, el entrenador de Hassan, había sido sancionado por cuatro años debido a prácticas vinculadas al dopaje.
“Considerando las noticias de los últimos días, creo que hay algo oscuro”, dijo la atleta británica.
Hassan no estuvo de acuerdo, por decirlo de algún modo.
En una caldeada entrevista después de la prueba, negó cualquier posibilidad de que su desempeño haya estado manchado por una ventaja antideportiva y utilizó unos términos que obligaron a la BBC a censurar algunas palabras.
Hassan llega a Tokyo 2020 en una forma sensacional, luego de barrer el anterior récord mundial de los 10.000 metros en junio, aunque su propio record fue roto dos días después por su rival etíope Letesenbet Gidey.
La Federación Holandesa de Atletismo la ha inscrito en las pruebas 1.500, 5.000 y 10.000 metros.
Muir ha decidido focalizarse en los 1.500 metros, renunciando a correr también la prueba de 800 metros, lo que podría darle cierta ventaja ante el esforzado calendario de su rival.
“Todo lo que queremos es un campo de juego limpio” dijo la británica.
Todos conocemos a Simone Biles, luego de que en Río, con 19 años, obtuviera cuatro medallas de oro, un registro que luego ampliaría con una seguidilla de títulos mundiales que la volverían, quizás, la mejor gimnasta de todos los tiempos.
Mykayla Skinner, tres meses más joven, también integraba ese equipo olímpico pero como atleta suplente. Luego admitiría que lloró “casi todas las noches de los Juegos de 2016”.
Luego de la cita olímpica de Brasil dejó la alta competición y es inscribió en la Universidad de Utah.
Pero en las pruebas estadounidenses de clasificación en junio pasado Skinner estuvo a punto de ganarle a Biles en el caballete y logró arañar el quinto y último lugar en el equipo para Tokio.
Aunque su historia de redención no está conquistando todos los corazones: en un mundo de sonrisas para la foto, Skinner no teme fruncir el ceño y decir lo que piensa.
Ya se ha enfrentado con los jueces, tanto en la competición como en las redes sociales, cuando siente que no le dan el crédito que merece.
Luego de no ser seleccionada entre las atletas principales en 2016, retuiteó comentarios criticando la decisión, incluyendo uno que utilizaba un emoticón racista y otro con una imagen editada de su cabeza en el cuerpo de la gimnasta afroamericana Gabby Douglas.
Luego se disculpó y borró la publicación.
Consultado por su rivalidad con Sadulaev, Snyder ha dicho en el pasado que es “amigable”.
Pero luego añadió: “Sin embargo, quiero destruirlo en el tatami“.
Este par ha protagonizado una serie de choques desde que Sadulaev subió a la categoría de 96 kilos en la que estaba Snyder.
El hombre que proviene de las montañas de Daguestán, en Rusia, es una estrella de las redes sociales. Su perfil de Instagram tiene más de un millón de seguidores que ven sus imágenes cosechando el campo, rezando, montando a caballo y entrenando.
La fama de Snyder no se queda atrás. Este hombre nacido en Estados Unidos fue una suerte de fenómeno de la lucha en su colegio y su éxito posterior llevó al expresidente Donald Trump a sumarlo a su Consejo de Deportes, Vida Sana y Nutrición.
Los dos se volvieron campeones olímpicos a la edad de 20 años en Río. Desde que Sadulaev se cambió de categoría, se han enfrentado en épicos combates.
En el Campeonato del Mundo de 2017, Snyder logró una dramática victoria en la final, luego de ir detrás toda la pelea.
Un año después, en la misma instancia de los campeonatos de 2018, Sadulaev se tomó la revancha luego de 70 segundos en el tatami.
Tokio los espera para una nueva batalla.
Esta rivalidad es un asunto de familia. Dina y Arina son dos gemelas idénticas rusas que tienen un idéntico objetivo: el oro olímpico.
Dina, la menor, es la que ha llenado la vitrina de más trofeos: ganó los tres títulos mundiales en juego de forma consecutiva entre 2017 y 2019.
Arina, la mayor por 20 minutos, parece llegar mejor a la gran cita en Tokio tras derrotar a su hermana por el título europeo en junio.
Dina, conocida por un estilo más dinámico que su hermana, se define como una competidora “despiadada”.
“Muchos de mis seguidores dicen que soy un tanque, que yo soy Terminator“, agrega.
Arina, a quien se le atribuye una ejecución más clínica, admite que su hermana es “más dura” que ella, pero tampoco se echa para atrás.
“En general soy una persona gentil, pero en los entrenamientos a veces es difícil trabajar conmigo. A veces dejo que mi carácter se manifieste en direcciones poco necesarias”, añade misteriosamente.
“De niñas no necesitábamos una razón para pelear, discutíamos mucho”, dice la mayor.
“Ahora no existe una rivalidad entre nosotras, yo estoy feliz por Arina más que por mí misma y a ella le pasa lo mismo”, complementa la menor.
¿Qué pasará con esta armonía fraterna de las dos gemelas en Tokyo 2020?
Los jueces lo decidirán…