No falla. Hay un momento en toda reunión entre latinoamericanos y españoles en que se llega a la misma discusión: "¿Por qué titulan tan mal las películas?"
La acusación es mutua y logra desatar las pasiones más profundas. Se han visto encarnizados contrapunteos en busca del título más increíble e irrisorio.
El último título del universo Marvel ha reavivado la divertida disputa en redes esta semana.
Se trata de la recién estrenada serie “She Hulk: Attorney at Law”, que en Latinoamérica se ha traducido como “She Hulk: Defensora de Héroes”.
En España, las aventuras de Tatiana Maslany, la prima del célebre Bruce Banner (Hulk), tendrán un curioso título: “She Hulk: Abogada Hulka”.
Es más que probable que, en este últmo caso, españoles y latinoamericanos estemos de acuerdo en su singularidad.
Pero hay títulos emblemáticos que por más que unos y otros tratemos de defender, serán siempre un arma arrojadiza.
Aquí va una breve muestra.
La película de Robert Wise suele ser la primera en salir en el cruce de acusaciones de títulos inapropiados.
Que Julie Andrews encarne a una joven monja que cuelga los hábitos por el amor del barón Von Trapp es el argumento al que se aferran en América Latina para defender “La novicia rebelde” como título.
Los españoles defienden a muerte su “Sonrisas y Lágrimas” porque, bueno, en la película se ríe y se llora.
Ambos se saltaron alegremente el título original, que viene del tema principal de la banda sonora.
El contraaque llega de la mano de Macaulay Culkin y la cinta que lo lanzó al estrellato.
Aquí los españoles fueron conservadores y esto les suele dar un tanto a favor. El título se tradujo tal cual del inglés como “Solo en casa”.
En Latinoamérica quedó como “Mi probre angelito”. Sus defensores dicen que un niño solo, desamparado, en Navidad, bien merece ser llamado “pobre angelito”.
Los detractores podrán decir que de pobre tenía poco (esa casa, ese jardín, esa familia enorme yéndose todos a Paris en diciembre con lo caros que son los pasajes) y que de angelito, con todas las argucias que se le ocurren para largar a los ladrones de su casa, menos.
Si no fue “The Sound of Music” la primera en salir en la discusión de títulos inverosímiles, seguro es esta cinta protagonizada por Bruce Willis en los años 80.
Que buena parte de las aventuras del detective John McClane en esta primera entrega ocurrieran en un enorme rascacielos de Los Ángeles con grandes cristaleras dio carta blanca para que en España se tradujera como “La jungla de cristal”.
Para el resto de la saga en España se siguió con el mismo título, a pesar de que ya no había más edificios acristalados que justificaran la licencia poética.
En América Latina fue “Duro de matar”, bastante más cercano a original y fácil de adaptar a las secuelas.
Carreras de carros, piruetas, adrenalina, música pegadiza y electrizante. La película, que luego dio lugar a una franquicia, fue todo un éxito en su lanzamiento.
“Rápido y furioso”, la traducción literal, fue la que quedó en América Latina.
En España debieron pensar que el nombre no tenía tanto gancho o puede que quisieran añadirle aún más velocidad: al título original, que mantuvieron en inglés, le pusieron la coletilla “A todo gas”.
Esta película protagonizada por Lindsay Lohan es un remake de otra producción de Disney del año 1961 y que, a su vez, se basa en una novela infantil, “Las dos Carlotas”.
En la elección de América Latina, “Juego de gemelas”, parece que tomó importancia la trama general: dos niñas, con un parecido asombroso, coinciden en un campamento. Descubren que son gemelas y que sus padres, separados, las alejaron a ellas también. Se les ocurre intercambiar roles y cada una se traslada a vivir al lugar de la otra.
En España se decantaron por “Tú a Londres y yo a California“, en referencia a las ciudades donde vive cada niña.
Ni en España ni en América Latina se ajustan al título original por ningún lado.
¿Empate técnico? Pues vamos con dos más que seguro caldean la discusión.
Geena Davis y Susan Sarandon protagonizan esta road movie de Ridley Scott que estuvo a punto de no grabarse, que cuando se lanzó creó polémica por su temática y que hoy forma parte de muchas filmografías feministas.
Como cosa rara en la España de los años 90, se mantuvo el título idéntico al original.
En América Latina se pusieron creativos y les pareció buena idea hacer spoiler cuando escogieron como título “Un final inesperado”.
7. Ice Princess (2005)
Antes de Elsa, de Frozen, hubo otra princesa del hielo, aunque esta no lanzaba estalactitas con las manos mientras cantaba Let it go!, ¡Libre soy! o ¡Suéltalo! en sus versiones de América Latina y España, respectivamente.
Casey Carlyle, en cambio, es muy buena en física y decide estudiar si hay fórmlas físicas que influyan en la inercia de las patinadoras. Pero, en el camino, descubre quer le encanta patinar.
“Sueños sobre hielo” se llamó la cinta en América Latina.
En España, la tradujeron como “Soñando, soñando… triunfé patinando”. Poco más que añadir.
Estas son solo algunas muestras, pero, si el debate de las películas se agota, siempre queda recurrir a los nombres de los personajes:
– Pero vosotros llamáis Bruno Díaz a Bruce Wayne, dice un español.
– Y ustedes llaman rana Gustavo a la rana René, replica un latinoamericano.
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