"¿La Acrópolis?... Es por allí". Los habitantes de Anafiotika no se cansan de responder a diario a los turistas perdidos en los callejones de su minúsculo y desconocido barrio de arquitectura cicládica, incrustado en la roca sagrada.
El barrio de casas blancas y ventanas diminutas, tradicionales en las ventosas Cícladas del mar Egeo, alberga un centenar de viviendas de piedra, de unos 50m2, construidas en la vertiente noreste de la Acrópolis de Atenas y sus templos ilustres como el Partenón.
“No sabíamos nada de este barrio tan particular, y lo encontramos por casualidad bajando del Partenón”, cuenta Mila Mihaylova, una turista búlgara de 25 años, que aprovecha la sombra del jasmín que crece en las paredes de los patios para protegerse del sol.
Anafiotika es uno de los viejos barrios populares del centro histórico de la Atenas moderca, con una edificación que se remonta a 1834.
“En aquella época obreros de las Cícladas, en el mar Egeo, y sobre todo de la isla de Anafi, famosa por sus talladores de piedras, fueron convocados por el rey Othon I para reconstruir Atenas, capital del joven Estado griego” de entonces, recuerda Eri Paklatzidi, ingeneria civil del servicio arqueológico de Atenas.
Atenas había quedado destruidas tras la guerra de independencia (1821-1829) contra los otomanos, “y esos obreros tenían que construir los edificios oficiales, incluido el palacio real, que se convirtió en la residencia del presidente de la República tras la abolición de la monarquía en 1973”, precisa.
Para alojar a sus familias, los obreros de Anafi construyeron sus casas al estilo de su isla, y al límite de la ilegalidad, al pie de la roca de la Acrópolis, cerca del centro histórico y la muy turística zona de Plaka, un barrio burgués de estilo neoclásico.
“Anafiotika tiene un valor histórico, es un viaje en el tiempo que representa la arquitectura popular con elementos cicládicos”, explica el arquitecto Panayiotis Paraskevopoulos, que vive en Plaka.
Con el paso del tiempo algunas de esas casas fueron abandonadas o adquiridas por nuevos propietarios. Hoy en día quedan pocos descendientes de familias de Anafi.
A finales de los años 60, las casas se integraron en la zona arqueológica de Atenas, perouna veintena de ellas fueron derribadas 30 años después para permitir la restitución del antiguo camino pedestre alrededor de la Acrópolis, en el marco de las obras previas a los Juegos Olímpicos de 2004.
La mayor parte del barrio se conservó, sin embargo, después de que el ministerio de Cultura lo nombrara “patrimonio arquitectónico”. Una decisión que implica una serie de restricciones y normas en caso de obras de renovación. Las extensiones o construcciones adicionales están prohibidas.
“Ahora el ministerio es propietario de esta zona” y se encarga de la preservación de esas casas, dice Paklatzidi.
Pero en realidad son sobre todo las cerca de 40 familias que residen en Anafiotika las que garantizan la supervivencia del barrio, aseguran las autoridades y los expertos.
La infraestructura de la mayoría de esas casas es “básica y a menudo no cumple los criterios modernos de alojamiento, pero la tenacidad y el compromiso de los habitantes con su barrio” impiden que se derrumben, indica Paraskevopoulos.
Por su parte, los habitantes tienen a menudo dificultades para lidiar con la burocracia y temen la tendencia a sobreexplotar la zona, una de las más turísticas del país.
“No es fácil vivir aquí”, asegura Alexandra Katsourani, que vive en Anafiotika desde hace tres décadas y forma parte de un comité de protección del barrio.
“Luchamos por mantener nuestras casas. Al mismo tiempo hay que respetar la reglamentación con unos recursos financieros limitados y, sobre todo, impedir cualquier intento de convertirnos en Airbnb” gigante, lamenta.
El ministerio de Cultura procura tranquilizar a los habitantes, y explotación comercial de la zona para poner hoteles o restaurantes está prohibida.
Pero muchos residentes se preocupan por la posibilidad de que algunos nuevos inquilinos cedan a la tentación de alquilar sus viviendas a turistas, convirtiendo las promesas del ministerio en papel mojado.
“Toda Grecia se ha malvendido en los últimos años”, recuerda Alexandra Katsourani, en alusión a las numerosas privatizaciones de empresas públicas o bienes inmobiliarios del Estado que decidieron los gobiernos griegos durante los últimos ocho años de crisis, a petición de los acreedores del país.
Con información de: © Agence France-Presse