En un edificio de arquitectura española en Hollywood, un grupo de aficionados al cine mastican la punta de sus lápices mientras admiran el tenue brillo de una película muda en una pantalla.
Estos investigadores observan con atención una selección de viejas películas de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, de cuya historia nadie tiene idea.
La institución organiza cada año mesas de trabajo en su campus en Packard (Virginia), llamado “Mostly Lost” (Mayormente perdido), donde académicos y fanáticos se reúnen para tratar de descifrar lo más posible sobre estas muchas veces desconocidas producciones.
“La Biblioteca del Congreso está intensamente comprometida en investigar, identificar, preservar y hacer accesible nuestro acerbo de filmes mudos, la mayoría aún desconocidos”, dijo Greg Lukow, jefe de la sección nacional de conservación audiovisual.
El establecimiento participó en el festival de cine TCM, una celebración de la era de oro de Hollywood que cada año tiene lugar en la capital del cine estadounidense.
“Ese es el parque Balboa en San Diego”, grita una señora con una gorra roja mientras ve un clip. “Hay un tanque de gas como ese en el este de Los Ángeles”, clama otro.
Es una lluvia de ideas para descifrar la historia detrás de esas películas. No hay bases de datos en Internet que ayuden y a menudo se debe recurrir a la memoria de los vecinos o a lo visto en libros de historia.
“¿Alguien reconoce esa máquina de escribir?”, pregunta Rachel Del Gaudio, técnica de la Biblioteca, a los asistentes que estudian la imagen monocromática.
“Algunos tienen gran conocimiento de historia del cine, pero no es requisito. Muchas veces simplemente tienen una gran memoria”, indicó. “Puede ocurrir que conocen el clip de una película porque es sobre alguna historia olvidada del siglo XVII, o a lo mejor es un investigador de talla mundial”.
“Tenemos un asistente estrella que reconoce fácilmente caras”, señaló en referencia a Steve Massa, de la Biblioteca de Artes Escénicas de Nueva York y leyenda en “Mostly Lost” luego de que identificara a un actor gordo hace dos años con tan solo verlo de espalda en algunos fotogramas.
El campus de Packard –120 km al suroeste de Washington- alberga 7,5 millones de archivos, entre filmes, programas de radio y televisión y otras grabaciones en más de 145 km de tramos.
Se ha podido identificar poco más de la mitad de los 763 clips que se muestran desde 2012 en estos talleres y en investigaciones posteriores.
“Estamos muy orgullosos de eso. Algunas de esas películas existen en otros lugares en una forma más completa, pero con algunas de ellas ese es literalmente el único material existente sobre ese título”, indicó Del Gaudio.
Un estudio de 2013 para la Biblioteca del Congreso mostró que 3/4 partes de casi 11.000 películas mudas lanzadas por los principales estudios entre 1912 y 1929 se han perdido.
Almacenados en latas antes de la digitalización, esos filmes pueden tener 150.000 cuadros o más, a lo largo de muchos rollos que se han perdido por el deterioro del nitrato, por incendios o inundaciones.
Los expertos argumentan, sin embargo, que muchas probablemente fueron olvidadas por alguna razón y que aún siendo identificadas, no pasarán a ser clásicos como “Ben-Hur”, “La quimera del oro” o “Los diez mandamientos”.
En “Mostly Lost” no se ha descubierto aún una película perdida de Charlie Chaplin o Buster Keaton.
Pero en varios otros archivos e iniciativas similares a lo largo de los años se encontraron tesoros como un dibujo animado de Walt Disney de 1928, así como un corto a color de 1933 de “Los tres chiflados”, una comedia de 1927 de John Ford, y “La sombra blanca”, el crédito cinematográfico superviviente más antiguo de Alfred Hitchcock.
Una viñeta de una película sobre un bebé robado se supo recientemente que era “Toodles, Tom and Trouble”, que se ubicó en 1915 por la moda de los actores, un diario en inglés, los faroles de gas y los bloques en el parque.
Otro clip se determinó que era de 1921 porque mostraba un calendario en la pared que decía “28 de mayo – sábado”.
“Somos afortunados de tener muchos datos que no están en la película, impresos y, ahora, en línea”, dijo el conservador de imágenes en movimiento Rob Stone, creador de los talleres. “Ha cambiado todo con ‘Mostly Lost’ desde que tenemos wifi en el cine”.
Con información de: © Agence France-Presse