La mayoría de las mujeres gasta el dinero en maquillajes, operaciones faciales y muchas otras cosas más para verse atractiva.
Hoy en día, la solución más extendida ante el envejecimiento facial son las inyecciones de uno de los químicos más letales para el ser humano, conocido bajo la marca Botox. Jones, que es psicólogo e investiga para la Universidad de Swansea en Reino Unido, concluye que la búsqueda de un rostro bonito siempre ha estado enmarcada en un determinado riesgo de salud.
Por eso es importante dar a conocer alternativas para hacernos más atractivas sin ponernos en riesgos innecesarios. La ciencia ha intentado desde hace un buen tiempo responder a estas preguntas:
¿Es la belleza psicológica u objetiva? ¿Es cuestión de rasgos faciales, de salud o de actitud? ¿Qué es lo que nos hace parecer más bonitas?
Jones explica que los rostros que aparentan ser más saludables también parecen más atractivos para el público en general. Por ejemplo, se ha comprobado que votamos por políticos que aparentan ser más sanos; un rostro que aparenta salud tiene más probabilidades de resultar amigable.
Algunos rasgos que los humanos interpretamos subconscientemente como marcadores de salud, pero no lo son, son las formas de nuestra cara con las que nacemos y que no podemos cambiar.
Solemos interpretar la asimetría como poco atractiva porque, dada la evolución, no la encontramos saludable y apta para procrear. Lo mismo sucede si tu rostro es muy diferente al de la población general. Pero hay rasgos cuya belleza puedes aumentar a través de tus acciones.