Detrás de este ajedrez y de horas de estudio del rival están dos de los técnicos revelación del país: Marcelo "el Muñeco" Gallardo, un amante del fútbol ofensivo sin limitaciones, y Guillermo Barros Schelotto, un rebelde por naturaleza que interpreta fielmente el sentimiento boquense.
La hinchada de Boca Juniors se volcó masivamente a la Bombonera para acompañar una inusual práctica abierta del "xeneize", a dos días de la excitante final ante River Plate por la Copa Libertadores 2018.
La vuelta de la histórica final se sellará en el Monumental de River el sábado 24 de noviembre. Si hay empate, habrá alargue y, de permanecer la igualdad, definición por penales. En la finalísima, el gol de visitante no se toma en cuenta como ventaja adicional.
Fue el escenario donde Argentina levantó su primera Copa Mundial en 1978, ante la mirada de los más altos jerarcas de la sangrienta dictadura (1976-1983) en sus tribunas, una herida que siempre permaneció abierta.
Las entradas remanentes costaron entre 1.200 a 3.200 pesos (entre 32 y 87 dólares).
Cuando suene el pitazo final de esta superfinal comenzará el superclásico de la gloria o de la humillación, el que se juega fuera de las canchas, alentado en las redes sociales y por cada una de las hinchadas.