Expertos analizaron el código genético del virus denominado RacCS203 y hallaron similitudes con el SARS-COV-2.
Cuando el ser humano se convirtió en agricultor y ganadero empezó a vivir cerca de animales domésticos y de sus enfermedades. Lepra, peste, tuberculosis, tifus, difteria, sarampión y gripe saltaron a nosotros desde cabras, cerdos y vacas.
La excepcional inmunidad de los murciélagos les permite convivir con el coronavirus sin caer enfermos. Y el secreto puede estar en su código genético.
Científicos explicaron que este comportamiento de no acercarse a otros probablemente sea común en todas las especies.
Si eres una mariposa nocturna y piensas que haciendo el don Tancredo no corres peligro, te equivocas. Para atrapar presas difíciles de detectar, los murciélagos orejudos (Micronycteris microtis) han desarrollado una elaborada técnica de caza: utilizan las hojas de los árboles en los que se emboscan sus presas como “espejos acústicos”.
Recientemente se ha publicado un estudio sobre la susceptibilidad de 410 especies de vertebrados a SARS-CoV-2 basado en modelos de ordenador de la proteína ACE2, el receptor que permite la entrada del virus en la célula.