Ciudad Guatemala

De “Don” Iván el grande se pasó a “Ese” Iván de la CICIG


Sobre Iván Velásquez, CICIG: Ahora, tiene tantos enemigos en Guatemala como los tuvo o a lo mejor los tiene en Colombia. Es el precio que se paga por luchar en contra de la corrupción y la impunidad.

  23 noviembre, 2016 - 12:25 PM

Otto Pérez Molina lo tenía claro: la CICIG se tenía que ir de Guatemala. Los declaró non gratos. Junto a él, Roxana Baldetti aplaudió la decisión de su compañero. Seguros y felices de haber llegado a esa conclusión para tapar todo lo que habían hecho en su mandato.

Y claro, con ellos muchos funcionarios del Partido Patriota celebraron la decisión de su jefe. Afuera ese colombiano desagradable de Iván Velásquez. Que se fuera con su moralidad a otra parte, aquí no había espacio para ese señor tan cae mal.

Dicen que no les costó mucho tomar esa decisión, luego de reunirse con toda la gente de traje oscuro que se adueñó de este país con tan malas artes, que parecían pintores de brocha gorda.

Las mafias incrustadas en el Estado hicieron fiesta: por fin, alguien se atrevía a poner en su lugar a ese comisionado que llegó de Colombia con ínfulas de un moderno Pedro de Alvarado para conquistar este territorio lleno de forajidos disfrazados de políticos.

Atrás quedaban aquellos encuentros donde se pasaban por el lugar, los equipos más modernos para detectar micrófonos escondidos, ya que nadie estaba a salvo con ese Velásquez colombiano.

Prórroga CICIG - Prensa Libre

Todos aplaudían la sabia decisión del general presidente…

La última vez que se trató el tema, los gritos destemplados sacudieron la sala donde los ministros se reunían para planificar los trabajos diarios que tenían que tener un extra para ser entregados cada año en esos suntuosos regalos a que la señora que se sentaba a la diestra del presidente, les exigía entregar.

Estaban gritando porque exigían que CICIG se fuera el país. Recordaban cómo el anterior gobierno había minimizado el trabajo del comisionado tico que llegó para tapar todo lo asqueroso que se hacía en el país.

Esta gente no entendía por qué el gobierno de la mano dura, la había tenido aguada para enfrentar a esa comisión que les quitaba el sueño, ya que les había llegado el rumor que estaban siendo investigados.

El general presidente trataba de que la calma se adueñara del lugar, pero los gritos no dejaban de sonar, tanto que en un momento el grupo de la SAAS que lo cuidaba entró con las armas en la mano pensando que se trataba de un golpe de Estado.

Cuando al fin se calmaron, logró decirles que ya había tomado al decisión: CICIG se iría lo más pronto posible y que nadie los iba a molestar, que siguieran haciendo su trabajo en calma, como lo realizaban hasta ese momento.

La señora sonrió. Ella estaba atrás de esa decisión. Presionó hasta lo indecible al hombre fuerte del Gobierno. No perdía ocasión para hablar mal de CICIG, tanto fue así, que cuando él la miraba llegar tenía claro que solo había un tema a tratar: la salida de la comisión…

Al final, a pesar de que hizo pública su decisión de no renovar el mandato de la CICIG, tuvo que doblar el brazo, el espinazo y la cabeza. La presión de la comunidad internacional fue peor que la que ejercía la señora sobre él. 

Además, no contaba con que el sector privado lo presionaría de esa manera. Menos que el embajador de Estados Unidos lo citara a su residencia, donde sin más preámbulo le dejó en claro su postura: CICIG tenía que seguir. Y si no, que se atuviera a las consecuencias.

Prórroga CICIG - Prensa Libre

Las amenazas de todos lados lo abrumaron. Fue así como una tarde, en conferencia de prensa a la que asistieron 98 medios de comunicación nacionales e internacionales, el presidente anunció con bombos y platillos que para Guatemala era importante que CICIG se quedara en el país.

Mientras hablaba, ya se imaginaba la bronca que tendría más tarde. No le había dicho a la segunda de la decisión final. No quería molestarla, porque sus rabietas eran peor que un tsunami: lo arrasaba todo a su paso.

Así fue como la CICIG se quedó otro periodo más. Con el apoyo de todos los sectores nacionales que vieron la gran oportunidad de que sus nombres figuraran en los medios escritos y sus rostros brillaran en los noticieros de televisión.

Todo era para que el país tuviera un rumbo distinto. Las denuncias de corrupción del gobierno ya tenía hartos a todos esos representantes de la sociedad civil, del sector privado, del mundo académico y empresarial.

El resultado final fue que ese gobierno cayó. Y la fama de CICIG y de don Iván, traspasó fronteras. Muchos, incluso, querían que se lanzara como candidato a la Presidencia del país, ignorando que por ser colombiano eso era totalmente imposible.

Prórroga CICIG - Prensa Libre

Incluso, en un barrio de la zona 18, un vivo de esos que se aprovechan de la religión y la ignorancia de la gente, le puso de nombre a la iglesia evangélica: El Dulce Pastor Iván. Y por supuesto, fue un total éxito, con decenas de personas que abarrotaban cada domingo la pequeña casa que convirtió en centro de adoración.

Se hicieron canciones para don Iván. Hasta una obra de teatro hizo casi millonario al director. Un cineasta se fue a Noruega con un guión para hacer una película y buscar quién se la financiaba.

Don Iván ya estaba cansado de tantas invitaciones. De la radio, la prensa y la televisión. Todos lo querían en sus programas. Los millonarios del país se peleaban para que estuviera en sus fiestas privadas. Era la estrella.

yo amo a la CICIG
Foto: Gladys Ramírez

Muchos hasta querían que el parque central llevara su nombre: Parque don Iván Velásquez, soñaban con ese homenaje en vida. Otros le hicieron misas de acción de gracias. Otros sus cultos tenían como fin, pedir la protección divina de tan magno personaje.

Era querido por todos. Adorado. Casi lo ponían en un altar, tan agradecidos que estaban los pobladores de este hermoso y horrendo país, como dijo el poeta.

CICIG yo amo a la CICIG
Foto: Gladys Ramírez

Pero de la noche a la mañana, como ocurre la mayoría de las veces con los héroes de pies de barro, todo cambió. Pronto le quitaron el “Don” y le dejaron solo el de “Ese” Iván Velásquez, que se vino a meter donde no lo habían llamado.

La CICIG y Velásquez eran bien vistos, siempre y cuando no se metieran con ellos. Estaba bien lo que hicieron con esos ladrones de los políticos, funcionarios, alcaldes, ministros, diputados y hasta con los jueces.

Menos con aquellos que nunca pensaron que sus nombres podrían estar en esa maldita lista de los perseguidos por la CICIG por evadir impuestos o bien, por haber hecho negocios turbios con el Estado.

Eso sí que no se iba a tolerar. Ese Iván era ahora el apestoso. Ya nadie lo invitaba a sus fiestas privadas de diez estrellas. Dejó de recibir llamadas para desayunar, almorzar o cenar con él. Mientras más lejos, mejor.

Y se convirtió así, en un objetivo directo por nocivo y apestoso. Cuán más lejos estuviera sería mejor para que volviera la paz y la tranquilidad de todos los sectores investigados.

Ahora, tiene tantos enemigos en Guatemala como los tuvo o a lo mejor los tiene en Colombia. Es el precio que se paga por luchar en contra de la corrupción y la impunidad, en una nación donde estos dos puntos forman parte del paisaje.

CICIG PL

Buscar que la justicia prevalezca, que desaparezca el robo de los bienes y dineros del Estado es su misión. En un país que no es el suyo, pero que adoptó con amor y sobre todo con profesionalismo. Dicen que tan solo quiere ser recordado como un hombre justo y honesto y que prefiere estar solo que mal acompañado.

ESTO A PENAS EMPIEZA
Foto: Gladys Ramírez
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