Julio César Galicia, se convirtió en trabajador de la Muni después de vender dulces en los buses

Julio César Galicia se ha convertido en un ejemplo a seguir para quienes lo conocen, pues no existe obstáculo para el cuando tiene metas que cumplir.

El nació ciego debido a una enfermedad llamada retinoblastoma, conocida también como ojo de gato. Es un cáncer que se genera en la retina y es más común en los niños.

El tuvo una infancia relativamente normal pues su mamá le permitía hacer actividades como cualquier otro niño, así se fue dando cuenta de lo mucho que era capaz de hacer.

Estudió en la escuela Santa Lucía donde conoció la música y se enamoró de ella formando parte de la estudiantina. Pero al crecer, por su condición, no conseguía trabajo.

El necesitaba hacer un importante viaje pero no tenía los recursos económicos para costear el pasaje ni para los gastos básicos y la única salida que encontró fue vender dulces en los buses.

Julio vendió dulces en los buses de Mixco

Julio vendió dulces en los buses de Mixco durante dos años, en los cuales ya era bastante conocido por los pilotos y sus clientes.

El nunca perdió la esperanza de que un día encontraría un trabajo mejor, donde tuviera un salario fijo y en el cual pudiera mostrar sus habilidades.

Un día su hermana le contó que el alcalde de Mixco, Neto Bran, estaba realizando audiencias y no dudo en ir en busca de un empleo.

Julio logró tener una audiencia donde le pidió trabajo al alcalde.

Julio llega todas las mañanas a su lugar de trabajo con una actitud positiva.

Tiene un pequeño cubículo donde, todo el día, atiende las llamadas de los ciudadanos caracterizándose por su amabilidad. Recibe quejas, consultas del IUSI o de multas de tránsito.

En sus ratos libres no se olvida de la música que tanto le gusta. Desde que tenía seis años canta, incluso ha tenido la oportunidad de viajar a concursos de canto en El Salvador, Estados Unidos y Brasil y cuando lo visitamos nos dio una muestra de su talento.

Sus ganas de superarse lo han hecho sobresalir y ser reconocido por sus compañeros. Su amabilidad, positivismo, alegría y ganas de vivir motiva a cualquiera que tiene la oportunidad de platicarle.

Tiene una frase que todos los días lo hacen levantarse con el pie derecho y ser un buen trabajador: “quien no vive para servir, no sirve para vivir”.