Ciudad Guatemala

Llegar hasta Italia en un ferry, el sueño de un niño migrante


El pequeño Jalid, de 13 años, es uno de los menores sin compañía que vive en los edificios abandonados del puerto griego de Patras.

  28 junio, 2017 - 17:40 PM

“Un día va a funcionar, estoy convencido”. Desde hace tres semanas, Jalid, un afgano de 13 años, espera el instante en el que podrá saltar la barrera del embarcadero para esconderse en un camión y cruzar en ferry desde Grecia a Italia.

Jalid está en Patras, a orillas del mar Jónico, al noroeste de la península del Peloponeso que se convirtió en el puerto de salida de Grecia para numerosos migrantes que quieren llegar al resto de Europa.

El cierre de las fronteras de la “ruta de los Balcanes” en marzo de 2016, tras el paso de un millón de refugiados en un año hacia el norte de Europa, dejó varados en Grecia a 62.000 migrantes y refugiados que sólo piensan en dejar el país heleno.

Los que califican pueden quizás beneficiar de una reubicación en otro país de Europa, como fue el caso de 14.000 personas, principalmente sirios.

Los que tienen medios podrán intentar un viaje directo en avión hacia un país de su elección. Los otros, la mayoría, se encaminaron hacia Patras, “un paso que nunca se cerró totalmente“, indica una fuente policial de la ciudad. Esperan desde allí escabullirse en un ferry en dirección de Bari, Ancona o Brindisi.

Son unos 200 jóvenes, en su gran mayoría afganos y paquistaníes, que esperan en dos fábricas abandonadas a la vera de la autopista de acceso que bordea el embarcadero.

Sandías

Acampan en carpas, o incluso a la intemperie, rodeados de basura.

“Todo el mundo está enfermo, es duro vivir aquí”, dice Jalid.

Del alba a la noche, los horarios de los transbordadores en mente, intentan cruzar la barrera del embarcadero de tres metros de altura cuando se nutre la fila de espera de los camiones.

A veces actúan en grupo, para crear distracción lo que permitirá a uno o dos esconderse en un camión.

“Es un tema de suerte, si no la tienes te puedes quedar acá durante meses”, dice Jalil.

A veces regresan con una sandía que agarraron en un camión, para no regresar con las manos vacías. Los conductores les lanzan piedras. Según la página internet griega The Best News, 900 personas fueron detenidas en el puerto de Patrás desde enero.

“Para los chicos, como yo, la policía sólo nos pide la documentación y después nos deja ir”, sonríe Jalid.

 Llegar ‘no importa dónde’

La agencia de coordinación de las fronteras europea, Frontex, acaba de desplegar un buque en el mar Jónico.

En abril una embarcación en problemas, con cincuenta migrantes a bordo, tuvo que ser escoltada hasta la isla Cefalonia. Jalid, que habla bien inglés, llegó hace un año desde Kabul, a través de Turquía, con sus padres y su hermana y hermano menores.

Teóricamente debían haberse quedado en la isla de Quíos, cerca de la costa turca, adonde llegaron, para luego ser reenviados hacia Turquía, según los términos del acuerdo UE-Turquía de marzo de 2016.

Pero los campamentos de Quíos estaban saturados y el gobierno griego terminó enviando a la familia al continente, al campamento de Malakasa, en los suburbios de Atenas.

Jalid pudo llegar luego fácilmente a Patrás, para explorar la forma de llegar a Suiza o Alemania. “No importa dónde, cualquier lado antes que aquí”, dice el niño.

Las organizaciones no gubernamentales se inquietan por los menores no acompañados. “Nuestro centro en Patrás alberga a 30, que podrán quedarse aquí hasta su mayoría” de edad, dijo Georgia Tzanakou, coordinadora de la organización Praxis en la ciudad.

Praxis alberga incluso a un niño de 8 años, “que su padre dejó cuando logró subir a un barco”. “Vivía en Ladopoulos en condición precaria”.

© Agence France-Presse

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