Lo ocurrido en Antigua, no tiene nombre
La turista asaltada en Antigua, jamás pondrá un pie en una país, porque aquí, para los asaltantes y algunos jueces, la vida de una persona, no vale nada.
Las imágenes del salvaje asalto a una turista holandesa en una de las calles de Antigua, quedarán para siempre en nuestras retinas y de quienes las vieron en el Noticiero Guatevisión.
Como se pudo observar, el ataque fue brutal de parte de dos hombres, por no decir dos animales descerebrados, que iban en una moto, vehículo que utilizan para asaltar a visitantes nacionales y extranjeros en esa ciudad colonial
Ellos mostraron una violencia terrible, apabullante. Y lo peor, contra una mujer, que miren ustedes, les salió respondona, se le enfrentó a ese cafre ladrón y aunque fue golpeada de manera cobarde, no dejó que ese ladrón y su compinche se salieran con la suya.
Esta grabación permitió la captura de los dos ejemplares de lo peor de una sociedad, y digo esto no solo por ser unos vulgares asaltantes de mujeres indefensas, sino porque esas imágenes trascendieron más allá de nuestras fronteras.
Esa mujer salió del país luego del ataque. ¿Se imaginan lo que fue a decir a sus familiares, a sus amigos, a sus conocidos, a sus compañeros de trabajo?:
“Jamás vayan a ese país que se llama Guatemala. Allí asaltan a plena luz del día. Le apuntan a uno a la cabeza con una pistola, nos golpean y denigran y encima, la justicia no funciona…”
¿Es que saben algo? La jueza Lidia Pérez quien preside el juzgado de primera instancia penal de delitos contra el ambiente de Sacatepéquez, al día siguiente del ataque, no atendió a la víctima, porque esa señora, la jueza, tenía una agenda muy llena y la citó para el otro día.
El único y gran problema, fue que ante ese temor dejado en el cuerpo, la mente y su espíritu, era tonto imaginar que la turista se iba a quedar un día más en Guatemala.
Ella, ese mismo día, al nomás darse cuenta que había sobrevivido, lo primero que pensó fue en irse del país. Inmediatamente. Con toda razón.
Cómo se iba a quedar aquí después de tan traumática experiencia.
Solo un loco, o una persona inconsciente, se podía quedar en un país al que llegó para conocer de sus bellezas naturales, de sus ruinas, de su historia y estuvo a un pelo de morir de un balazo en la cabeza.
La lectura que hago de esto es la siguiente: el crimen campea por todo el territorio nacional. Los asaltantes, los extorsionadores, los secuestradores, los delincuentes, abundan y crecen como hongos en pleno invierno.
Esta gente, hombres y mujeres que se dedican al crimen organizado en sus distintas variantes, saben que la impunidad les ampara.
Allí están los videos y las fotografías de estos dos asaltantes de Antigua. Uno los ve tranquilos, sonrientes, disfrutando de sus 15 segundos de fama, como si lo que hicieron fuera normal, y no tiene ninguna importancia.
Es como si nos dijeran al resto de ciudadanos, que ser ladrón tiene sus recompensas. Incluso, hasta el apoyo de las mismas autoridades judiciales, que dejan para mañana lo que bien pudieron hacer hoy…
La jueza Pérez, seguro que seguirá durmiendo tranquila y como si no fuera la cosa con ella, mientras el resto de gente honrada de este país, continúa viviendo en la zozobra de un clima de violencia que aterra hasta al más pintado.
A los vecinos honrados de Antigua…
Solo me resta decirles que siento mucho estos hechos que se dan en las calles de esa ciudad tan histórica que es patrimonio de la humanidad.
Que atacar a cualquier persona es condenable, pero más aún, cuando se trata de turistas que vienen a dejar sus ahorros, los cuales benefician a hoteleros, a los dueños de restaurantes, a los artesanos, a quienes venden ese pan tan delicioso o esos dulces únicos que tan solo se encuentran en Antigua.
El daño es demasiado grande como para hacerse el loco, como hizo esa jueza. A lo mejor la comunidad organizada de antigüeños se puede unirpara exigir a las autoridades policiacas, municipales y judiciales, la pronta y efectiva aplicación de la justicia.
El daño está hecho, eso es evidente.
Antigua Guatemala es un lugar bello, tranquilo, con una vibración sana, llena de energía, paz y tranquilidad. Sus calles reflejan una historia que nos ha marcado como país.
Pero con la presencia de gente como estos ladrones y asaltantes, enturbian lo que debería de ser un paraíso para los turistas.
En cuanto a la señora jueza, su triste reacción ante esta situación, solo viene a ahondar la crisis que los guatemaltecos vivimos en el sector justicia.
Lo más lamentable es que para esta clase de acciones jamás hay consecuencias, es decir, ella insistirá en que no tenía tiempo para tomar la declaración de la holandesa, nosotros pensaremos que actuó de manera irresponsable con los antigüeños.
Pero más aún, ella le falló a la sociedad, que demanda que los jueces y los magistrados sean ejemplos de rectitud, honradez y buenas acciones en la aplicación de la justicia.
Esa turista holandesa, estoy seguro, jamás pondrá un pie en una país como el nuestro, porque aquí, para los asaltantes y algunos jueces, la vida de una persona, no vale nada.
Eso si, felicitaciones a la policía que capturó de inmediato a estos dos individuos, que estoy seguro, con la actitud de la jueza, pronto seguirán de nuevo asaltando porque al parecer tienen la protección divina de la justicia local…