Ciudad Guatemala

Polémica por una subasta de cuernos de rinoceronte por Internet


La primera subasta de cuernos de rinoceronte comenzó, esta venta muy polémica según grupos de defensa de los animales, puede favorecer la caza furtiva.

  05 septiembre, 2017 - 11:34 AM

La primera subasta de cuernos de rinoceronte en Sudafrica y celebrada en internet comenzó, anunció la casa Van’s Auctioneers, organizadora de esa venta muy polémica que, según grupos de defensa de los animales, puede favorecer la caza furtiva.

La venta de los 264 cuernos “comenzó y los vendedores estarán disponibles para hacer comentarios cuando termine la subasta”, dijo a la AFP un representante de Van’s Auctioneers.

La subasta se lleva a cabo a pesar de la oposición del Gobierno, que fracasó en su intento de bloquear la venta.

El principal criador de rinocerontes del mundo, el sudafricano John Hume, subasta 264 cuernos, de un peso total de unos 500 kilos.

La subasta, organizada en internet, es legal ya que en abril pasado la justicia sudafricana suspendió definitivamente la moratoria del comercio interior de cuernos de rinoceronte.

Los cuernos subastados provienen de la finca de John Hume, en la provincia sudafricana del Noroeste, donde 1.500 rinocerontes son descornados regularmente al aire libre tras haber sido anestesiados por un veterinario.

Con esta venta, “esperamos evitar que los rinocerontes sean cazados furtivamente” y “desbloquear fondos para financiar la reproducción y la protección de los rinocerontes”, declaró John Hume en su sitio de internet.

Los rinocerontes son víctimas de una caza furtiva a gran escala. Los cazadores los matan por sus cuernos, compuestos de queratina, como las uñas humanas.

Transformados en polvo, los cuernos son utilizados en la medicina tradicional asiática.

Para alimentar este tráfico tan fructífero, más de 1.000 rinocerontes son sacrificados cada año en Sudáfrica, donde se encuentra alrededor del 80% de la población mundial.

El kilo de cuerno puede venderse a hasta 60.000 dólares en el mercado negro.

Aunque legal en Sudáfrica, el comercio de cuernos de rinoceronte sigue prohibido en el mundo desde 1977, por lo cual cabe preguntarse quiénes serán los compradores en la subasta.

“Especuladores de materias primas que anticipan” una suspensión de la prohibición, afirmó a la AFP Pelham Jones, que dirige la asociación sudafricana de propietarios privados de rinocerontes.

Y también “sudafricanos de origen asiático que utilizan el cuerno”, agregó.

Polémica por una subasta de cuernos de rinoceronte en Sudáfrica

El mercado interno es limitado

Las organizaciones de defensa de los animales, que temen que los cuernos acaben en el mercado negro, y destacan en ese sentido que la página web de la subasta tiene informaciones en chino y en vietnamita.

“No hay una verificación específica para asegurarse de que los cuernos de rinoceronte no van a terminar en el mercado negro”, dice por su parte Joseph Okori, presidente para África austral del Fondo Internacional para el Bienestar de los Animales (IFAW, por sus siglas en inglés).

El Gobierno sudafricano intentó impedir la venta pero sin lograrlo.

La justicia le ordenó otorgar un permiso de venta a John Hume.

Prevista para comenzar, la venta se llevará a cabo finalmente a partir de las 14H00 (12H00 GMT), anunció Johan Van Eyk, de la casa de remates Van’s Auctioneers.

Para participar en la venta, los potenciales compradores deben pagar un derecho de inscripción de 100.000 rands (7.500 dólares, 6.400 euros).

Los compradores de cuernos tendrán que obtener luego un permiso de posesión por parte del Gobierno.

La ONG Humane Society lanzó una petición exhortando al Gobierno a no otorgar ese documento.

“El comercio interior de cuernos de rinoceronte socava los esfuerzos tendientes a reducir la demanda para combatir el tráfico de animales salvajes en el resto de África, en China y Vietnam”, argumentó Humane Society.

Hasta el momento, el Gobierno no se pronunció públicamente sobre la cuestión del permiso.

Sin embargo, la ministra de Medio Ambiente, Edna Molewa, afirmó que hacía todo lo necesario para identificar “las fallas que permitirían eludir la reglamentación” del comercio internacional de especies amenazadas.

Génesis Rivas

AFP

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