Cuando Kate Daly decidió divorciarse, las cosas entre ella y su entonces pareja se volvieron primero tóxicas y, luego, muy caras cuando ambos contrataron abogados.
“Se agravó muy rápidamente, no solo el conflicto, sino que fueron enormes cantidades de dinero gastado en cosas que eran irrelevantes y que no eran importantes para el proceso”, cuenta.
“Porque nunca entendí cuál era el proceso”.
Kate estaba tan descontenta con lo que tuvo que pasar que decidió que cambiaría de carrera para ayudar a otras parejas divorciadas a intentar superar el proceso de manera más amigable.
Entonces, en 2012, pasó de ser una asesora corporativa que trabajaba con líderes empresariales a una consejera de divorcios.
La idea inicial era que, con su trabajo, ayudaría en la comunicación, tanto entre la pareja como entre ambos grupos de abogados.
Luego de una lluvia de ideas con su amiga Pip Wilson, Daly se dio cuenta de que podía ir un paso más allá: permitir que las parejas se divorciaran sin abogados involucrados.
Fue así cómo nació Amicable en 2015.
La iniciativa cuenta con una página web y una aplicación para celulares en las que las parejas pueden comunicarse con un “chatbot” de inteligencia artificial o hablar por teléfono con un consejero de divorcio.
La idea es que Amicable ayude y guíe a las parejas a acordar y redactar un acuerdo de divorcio que puedan llevar ante un juez de derecho de familia para que les conceda el divorcio.
Hasta ahora, la iniciativa ha ayudado a más de 2.000 parejas a divorciarse.
Según sus creadoras, es mucho más barato y más rápido que seguir la ruta tradicional de los abogados.
Daly asegura que sus clientes pagan unos US$400 y que un simple divorcio sin un acuerdo financiero se puede arreglar en solo cuatro meses.
“El divorcio en última instancia es algo triste, pero no es malo. La gente no debe ser castigada por llegar a lo que sin duda es una decisión realmente difícil“, indica Wilson.
Dado la popularidad que ha alcanzado Amicable, no es sorprendente que los abogados de derecho de familia hayan cuestionado su legalidad.
También lo han hecho algunos jueces de la corte de familia.
Pero esta incertidumbre terminó en enero cuando un juez del Tribunal Superior falló a favor de Amicable.
“No cabe duda de que la iniciativa de Amicable ha mejorado en gran medida el acceso a la justicia para muchas personas efectivamente privadas del proceso legal”, consideraron los jueces.
En opinión de Daly, la resolución “cambió el panorama legal para siempre”.
Amicable, con sede en Londres, ahora ha asegurado una inversión de alrededor de US$2 millones para financiar su expansión.
Cuenta con una facturación anual de casi US$700.000 y una plantilla de 15 empleados.
“Hemos probado la solución y hemos probado la demanda. Ahora tenemos suficientes clientes para saber que esto funciona”, indica.
A medida que la compañía ha crecido en los últimos cinco años, Daly dice que se ha enfrentado al estigma de posibles inversores debido a lo que hace la compañía.
“Hay algunas personas que dijeron ‘no’ desde el principio porque no quieren involucrarse en un negocio que se ocupa del divorcio”, comenta.
Pero Daly insiste en que “no se trata de facilitar el divorcio de las personas”.
Más bien, dice, “se trata de personas que superan el proceso de una manera que no se suma a lo que ya es una situación difícil”.
Richard Moorhead, profesor de Derecho en la Universidad de Exeter, cree que Amicable es “realmente interesante”.
“Lo que realmente me gusta de lo que están haciendo es que piensan desde el lado de lo que los clientes quieren en términos de servicio y lo que podría funcionar para ellos”, comenta.
Sin embargo, considera que Amicable podría no ser adecuado para muchas parejas divorciadas “porque obviamente hay cierta desconfianza entre las partes con bastante frecuencia”.
Frances Petterson, abogada de divorcios del bufete de abogados londinense de familia Newton Kearns también considera que siempre se requerirán abogados especialistas en divorcios en casos complejos.
“La vida y las finanzas de las personas son complejas, y no siempre se trata de sumar todo y dividirlo entre dos”, dice.